Los extraños tanques que ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial
Los extraños tanques que ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial
En una prueba definitiva para su plan de invadir la Europa ocupada por los nazis, el 19 de agosto de 1942 los ejércitos aliados intentaron tomar el puerto francés de Dieppe.
Francia había permanecido bajo dominio alemán por más de dos años, y la incursión constituyó un ensayo para un futuro desembarque masivo de tropas y tanques que pudieran quebrar las fuertes defensas germanas.
Fue un desastre. En menos de diez horas, más del 60% de los 6.000 efectivos británicos, canadienses y estadounidenses resultaron muertos, heridos o capturados.
Los 28 tanques utilizados fueron eliminados. Muchos se quedaron varados en la grava, alcanzados por la artillería antiaérea.
El fracaso de Dieppe dejó muchas lecciones y se determinó que, para lograr una invasión exitosa, habría que desembarcar las tropas sobre playas arenosas con tanques, perforando el malecón y otros obstáculos de concreto construidos por los alemanes.
Visionario malentendido
Un hombre tenía la solución. Dos años más tarde, su flota de tanques altamente especializados y, en muchos casos de raro aspecto, terminaría siendo una de las principales razones del éxito del Día D.
Percy Hobart, un visionario comandante que había prestado sus servicios durante la Primera Guerra Mundial, se percató del gigantesco potencial de los tanques en el campo de batalla moderno cuando, libres de las restricciones del combate de trincheras, se volvieron más pequeños, rápidos y móviles.
David Willey, curador del Tank Museum (Museo del Tanque) en Bovington, Inglaterra, cuenta que Hobart, quien fue nombrado inspector de la unidad de tanques «Royal Tanks Corps» en 1934, era una eminencia en la materia.
Su visión de formar columnas de tanques desplazándose a gran velocidad se basó en las hordas de mongoles de la Edad Media.
Además, fue uno de los primeros comandantes en predecir que los aviones podrían ayudar a reabastecer estas columnas muy por detrás de las líneas enemigas.
Sin embargo, Hobart fue jubilado anticipadamente, en parte debido a la hostilidad oficial hacia sus ideas «poco convencionales».
Mientras el Reino Unido enfrentaba una amenaza de invasión, su principal experto en guerra acorazada había sido degradado al rango de cabo en el pueblo inglés donde vivía.