Las explosiones impactaron en «el talón de Aquiles» del Líbano y la economía podría contraerse el doble de lo previsto

Las devastadoras explosiones que se registraron el martes en Beirut han provocado enormes pérdidas que podrían llevar a la economía libanesa a contraerse el doble de lo previsto este año y profundizar, aún más, la crisis que enfrenta el país árabe, informa Reuters.

La onda expansiva golpeó edificios a varios kilómetros de distancia, arrasando gran parte de la zona comercial y dejando a más de 300.000 personas sin hogar. Las autoridades locales han estimado que el valor de las pérdidas asciende a miles de millones de dólares.

Jawad Anani, consultor económico regional y exministro jordano, considera que el puerto de la capital libanesa, uno de los más grandes del Mediterráneo oriental y que ha quedado destruido durante la detonación, fue la «debilidad» del país. «Había tanta dependencia de él, que cuando fue demolido resultó ser su ‘talón de Aquiles'», agregó.

Anteriormente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó un descenso del producto interno bruto (PIB) del 12 %, pero tras el desastre, los economistas calculan que la reducción podría alcanzar entre el 20 % y el 25 %.

Los analistas sugieren que la catástrofe pone en relieve la negligencia política local y ejerce más presión sobre el Gobierno para promover cambios que le faciliten el acceso de ayuda para reconstruir la economía. «Si no se llevan a cabo las reformas, el Líbano seguirá hundiéndose«, declaró el jueves el presidente francés Emmanuel Macron.

Por otra parte, Jason Tuvey, economista senior de mercados emergentes de Capital Economics, cree que los países del Golfo podrían ser reacios a brindar el apoyo necesario debido al «papel influyente de Hezbolá», el movimiento respaldado por Irán, en el territorio libanés.

Nueva presión sobre la libra libanesa

El año pasado, la crisis financiera del Líbano llegó a un punto crítico cuando las entradas de capital se ralentizaron y estallaron las protestas en contra de la corrupción y la mala gobernanza. En ese entonces, los bancos limitaron los retiros de efectivo y las transferencias al exterior para sostener la crisis de liquidez de las divisas.

Ahora, la catástrofe ha ejercido una nueva presión sobre la libra libanesa, que ha perdido casi el 80 % de su valor desde octubre de 2019, con una inflación acelerada que supera el 56 %, incrementando las tensiones sociales.

«Es una perspectiva sombría con luchas internas entre una clase política que carece de consenso sobre una salida y no está dispuesta a tragarse la píldora amarga», afirmó Kamal Hamdan, director del Instituto de Investigación y Consulta con sede en Beirut.