La democracia no es igual en todo el planeta

No son buenos años para la democracia. Un estudio que fue publicado, en la revista “Democratization”, a propósito del día mundial de esta forma de gobierno, explica que se vive un declive en un tercio del planeta.

Una cifra que muestra la tendencia es que en el mundo solo el 15 por ciento de las personas vive en naciones donde las mujeres y los grupos más desprotegidos tienen el mismo acceso al poder, que el resto.

Asimismo, el reporte muestra su preocupación, porque los principios fundamentales de una democracia, como: las libertades de expresión, de prensa y seguridad jurídica se encuentran cada vez más amenazados.

En América también se hace presente este fenómeno con fuerza. El Latinbarómetro del 2018, el último reporte difundido, habla del final de la “tercera ola” de las democracias continentales.

Marta Lagos, directora del Latinbarómetro, explicó en un estudio que esta tercera ola estuvo marcada por presidentes que eran más visibles que las instituciones.

“Líderes con nombre y apellido, donde el país quedó en segundo plano, prendado, detrás de la persona que lo encabeza”, escribió.

La experta recalcó que este fenómeno terminó en el continente. Este final, sostuvo, fue “por los resultados de las contiendas electorales, las acusaciones de corrupción, presidentes presos, empresas corruptas y las migraciones masivas más altas de la historia”.

En este escenario, Venezuela tiene las calificaciones más bajas en referencia con los principios democráticos.

Sin embargo, en el resto de naciones las calificaciones también van en descenso. Por ejemplo, en ningún país del continente hay una mayoría satisfecha con la democracia que vive y solo en tres países este resultado se acerca a tener uno de cada dos ciudadanos satisfechos.

Estas naciones fueron Uruguay con 47 por ciento, Costa Rica con un 45 y Chile con 42 por ciento.

Ecuador mantiene cifras estables en el estudio del Latinbarómetro, pero un dato que llama la atención es que ocupa el cuarto lugar del continente en estar dispuesto en aceptar un “régimen autoritario”.

Las cifras en el continente lo evidencian, de acuerdo con el estudio, los jóvenes entre 16 a 25 son quienes son indiferentes al sistema de gobierno y muchos prefieren que sea autoritario.

Karla Ortega se especializó en política en España. Ella es joven y a futuro quiere disputar un proceso eleccionario, pero sabe que lo haría en desventaja.

“Es importante reflexionar sobre la democracia y la igualdad, porque aún no hemos conseguido una aplicación real de la una ni de la otra. Ambas deben ser el resultado de una construcción constante entre hombres y mujeres”, explicó.

Una democracia que entregue las mismas oportunidades a las mujeres es un punto crucial en el debate político.

Nidya Yépez, representante de la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, explicó que el fortalecimiento de un Estado democrático va de la mano con brindar los mismos espacios a hombres y mujeres.

Para ella, una oportunidad de cambiar las reglas de juego electoral es la reforma que alista la Asamblea para el Código de la Democracia.

Especialmente porque dos comités especializados para los Derechos Humanos de la ONU recomendaron al Estado ecuatoriano que tome las medidas necesarias para incrementar el número de mujeres en la vida pública.

Esto se vivió en las elecciones de marzo pasado, donde la representación de las mujeres en las elecciones unipersonales y órganos políticos locales resultó mínima.

Pero este no es el único inconveniente que se plantea en el sistema de representación de los ciudadanos versus los partidos políticos.

En Ecuador, el 60 por ciento de personas en edad de votar están afiliadas o adheridas a un partido político. Fausto Camacho, del Observatorio Ciudadano Electoral, está seguro que este número es falso.

“En teoría somos el país con más politización del mundo”, ironizó y recordó las denuncias de falsificaciones de firmas para inscribir organizaciones políticas.

Para él es necesario cambiar esa norma y permitir que el número de afiliaciones sea voluntario y no reglamentario como sucede ahora.

La representación de los ciudadanos y de los partidos políticos es otro punto importante para Simón Jaramillo, subdirector de la Corporación Ciudadana. Él impulsó ante el Pleno de la Asamblea que este tema sea tratado como una prioridad.

Él cree que se deben cambiar las reglas para dar una mayor representatividad.

Entre los puntos que calificó como urgentes están: terminar con los distritos electorales, como funcionan en Pichincha, Guayas y Manabí; que para las designaciones de los asambleístas nacionales se lo haga a través de una lista cerrada y evitar los abusos de las autoridades en funciones que buscan una reelección.

Este último punto genera discusión. La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, postula que las autoridades que participen en elecciones deben renunciar o pedir una licencia sin sueldo obligatoriamente.

Con la actual normativa no hay impedimentos y quienes aspiran a una reelección abusan de su situación privilegiada en el poder. (I)