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Huawei MatePad Paper, primeras impresiones: una noche loca entre un eReader y una tablet

Huawei acaba de presentar su nueva batería de productos. Entre ellos, el Huawei MateStation X, Huawei Matebook X Pro (2022), Huawei MatePad (2022) y Huawei Matebook E. No obstante, el producto estrella no es un PC ni una tablet en el sentido más estricto, sino la Huawei MatePad Paper, un híbrido entre tablet y lector electrónico para ofrecer alternativas a gigantes como el Amazon Kindle.

Hemos podido probar este curioso concepto, y te traemos las primeras impresiones sobre la Huawei MatePad Paper, un dispositivo con una pantalla enorme, pensado no solo para funcionar como lector de libros, sino para ser un enorme cuaderno con acceso a archivos multimedia y compatible con el M-Pen de Huawei.

Una tablet con alma de e-Reader

En mano, la Huawei MatePad Paper es una tablet al uso, y queda lejos de los pequeños lectores de tinta electrónica. Es un dispositivo con un peso de 360 gramos y un grosor de tan solo 6,65 mm, por lo que la primera sensación es de que no tardaremos en cansarnos si lo sujetamos sin apoyo durante unos cuantos minutos.

A nivel de dimensiones, como adelantábamos, es similar a una tablet convencional, y es que su pantalla (la primera de tinta electrónica de Huawei) es de 10,3 pulgadas con una resolución de 1872 x 1404 píxeles por pulgada. Llama la atención el buen aprovechamiento frontal, de un 86.3% según promete la hoja técnica.

El objetivo de Huawei con su MatePad Paper es el de facilitar la lectura respecto a sus principales competidores, aunque las cifras nos llevan a un panel que ofrece 222 ppi, número por debajo de la barrera de los 300 ppi, en la que el ojo humano no lo tiene tan fácil para percibir los píxeles. Pese a esto, nuestra sensación ha sido positiva a nivel de nitidez, ayudados por los modos de confort visual que trae este dispositivo.

Además

Pero hablemos de funcionalidad, ¿qué distingue a este producto respecto a un e-Reader tradicional? La Huawei MatePad Paper viene con HarmonyOS y, aunque su interfaz es la de un e-Reader, esto abre bastantes puertas. Sin ir más lejos, es compatible con App Gallery, por lo que podremos descargar distintas apps compatibles (para gestionar documentos, leer los libros con apps que no sean las nativas, etc.).

Tenemos del mismo modo acceso a correo electrónico, apps básicas como la calculadora o el calendario, e incluso una grabadora de voz que permite transcribir lo que grabemos a texto.

En otras palabras, es un lector de libros vitaminado, con un sistema operativo propio que abre las funcionalidades y que permite instalar aplicaciones compatibles. La memoria interna es de 64 GB y, por lo que hemos podido probar, las apps no apuntan a pesar demasiado.

Los menús son similares a los de una tablet Huawei con Android. Con información sobre uso de apps, permisos de las mismas, gestión de apps en segundo plano, batería, localización, etc. El principal problema es que no deja de ser un e-Reader, por lo que funciona de forma algo lenta, ya que su propósito principal sigue siendo leer libros, por más añadidos que tenga.

Por último, comentar que este dispositivo es compatible con el M-Pen de Huawei, por lo que no solo podemos leer libros. Sino también tomar apuntes sobre el mismo texto, dividir la pantalla para tener la apps de notas junto al propio texto del libro, o incluso dibujar en ella.

En nuestra breve experiencia, la latencia ha sido mínima con el pen. Por lo que podemos escribir de forma satisfactoria sin que haya retrasos de ningún tipo. Podemos transformar estas notas manuscritas a texto, una función interesante que funciona bien, siempre y cuando nuestra letra sea mínimamente legible.

Un lector de libros muy versátil

Nuestras primeras impresiones con la Huawei MatePad Paper nos dejan dos puntos claros sobre la mesa. El tamaño y el peso son un precio a pagar. Pero es un dispositivo con múltiples posibilidades (transcripción de audio a texto, instalación de apps, envío de archivos desde otros dispositivos).

Quedamos con ganas de probarla en profundidad para comprobar si el concepto convence tras el uso continuado. Si cobra sentido que un lector de libros de tinta electrónica gire hacia una tablet.