Exnadadora estadounidense: «Mi entrenador me violó cuando tenía 17 años y los abortos fueron una parte dolorosa de mi vida»

La exnadadora estadounidense Sarah Ehekircher, de 51 años, relató en un artículo de The Guardian los desgarradores detalles de los abusos sexuales que sufrió de la mano de su entrenador, Scott MacFarland, cuando era una joven deportista.

«Los entrenadores utilizan comportamientos depredadores para que los niños hagan cualquier cosa que les pidan. Lo sé porque me pasó a mí. (…) Mi entrenador de natación, Scott MacFarland, comenzó a prepararme para una relación sexual cuando yo tenía 16 años. Yo era joven y no tenía madre, lo que me convirtió en un blanco fácil», escribe Ehekircher, que la semana pasada presentó una demanda contra MacFarland en un tribunal del condado de Orange, en California.

Después de que su padre y su madrastra la echaran de casa, el entrenador le pidió a Sarah, que apenas tenía 17 años en aquel momento, que se mudara a su apartamento. «Todo el mundo sabía que vivía con un hombre de unos 30 años, pero nadie me preguntó si estaba bien o si me estaba pasando algo malo», relata la mujer.

El objetivo de MacFarland era «menospreciarla y hacerla sentir inútil», cuenta Ehekircher, para que ella estuviera dispuesta a hacer cualquier cosa para lograr su aprobación. «La finalidad era acabar con la confianza que tenía en mí misma: eso le facilitó abusar sexualmente de mí más tarde», continúa.

«Poco después de mudarme, el entrenador MacFarland me violó mientras estaba en una competencia de natación en Irvine, California. No di mi consentimiento. Me han preguntado innumerables veces por qué nunca lo denuncié cuando sucedió y pasaron años antes de ver clara la respuesta: porque tenía miedo y no tenía a dónde ir. (…) Sabía que no era normal incluso en 1986, pero era como si tuviera el síndrome de Estocolmo. Además, ¿qué opción tenía yo?», escribe la exnadadora, que confiesa haber abortado en dos ocasiones.

Los abortos fueron una parte dolorosa y traumática de mi vida

Ehekircher cuenta que posteriormente «el creciente costo emocional de esta ‘relación’ sexual completamente disfuncional» convirtió su vida «en una espiral descendente». «Los abortos fueron una parte dolorosa y traumática de mi vida, que se convirtió en una maleza que se hizo cada vez más y más grande. En 1999 fui hospitalizada en Virginia después de mi primer intento de suicidio serio», confiesa.

Sarah dice que su relación con MacFarland no era ningún secreto, pero las autoridades deportivas de la Federación Estadounidense de Natación «no hicieron nada para disuadir a los entrenadores de tener relaciones sexuales con sus atletas», ya que «se consideraba normal». «Muchos entrenadores vieron el acceso sin restricciones a niñas prepúberes y adolescentes apenas vestidas como una ventaja del trabajo», lamenta.

Cuando la deportista comunicó por primera vez las violaciones que sufrió al grupo de trabajo sobre abusos sexuales de la federación, le respondieron que su caso «no era único, que sucede todo el tiempo», y que Sarah «debería simplemente superarlo». Pero ahora «finalmente, después de todos estos años, es posible que se haga justicia».

En su demanda, la mujer menciona que «la federación sabía de víctimas anteriores y posteriores de MacFarland y las encubrió, en lugar de tomar medidas para detenerlo y protegerme a mí y a otros nadadoras», ya que asegura que su historia es solo «una de muchas».