Educación ambiental: Ecuador enfrenta el reto de poner en práctica políticas públicas. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en los grupos de WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Hoy, 26 de enero, se celebra el Día de la Educación Ambiental. Un asunto importante en la lucha contra el cambio climático porque personas formadas en esta materia adoptan prácticas ecológicas y sostenibles.
Este 26 de enero se conmemora el Día de la Educación Ambiental. No es un asunto cualquiera si se toma en cuenta que una de las metas de los objetivos de Agenda 2030 de Naciones Unidas menciona este tema.
El objetivo 12 es “garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”. Y allí, la meta 8 es “velar porque las personas de todo el mundo tengan información y conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza”.
Con ese antecedente, ¿qué ha hecho Ecuador al respecto? El país registra avances parciales. Por ejemplo, en 2017, el Ministerio de Educación lanzó el programa de educación ambiental “Tierra de Todos” cuyo gran objetivo era “promover y fortalecer la cultura y conciencia ambiental en la comunidad educativa”.
Para ello se fortaleció el currículo nacional con enfoque ambiental y se implementaron buenas prácticas ambientales en el sistema educativo. Para ello se adoptó la “metodología Tierra de niñas, niños y jóvenes para el Buen Vivir (TiNi)”, con asesoría de la Unesco (la organización de Naciones Unidas para la educación y la cultura).
Con ese paraguas se implementaron una serie de acciones en escuelas y colegios, aunque la actividad estrella fue la creación de los “espacios TiNi” en los planteles. Se trataba de huertos sembrados por los propios alumnos.
Según datos del Ministerio de Educación se crearon espacios TiNi en 10.000 escuelas, lo que representa el 61% de instituciones educativas del país. La actividad involucró a 2,6 millones de estudiantes y 161.000 docentes.
Sin embargo, debido a la pandemia y la consecuente suspensión de las clases presenciales, estos espacios se abandonaron. El exministro de Ambiente, Daniel Ortega, explica a VARUS que la educación ambiental incluye “aprender haciendo”.
“La persona tiene que separar los desechos con sus manos, sembrar, para experimentar la conciencia ecológica que le permita vivir en sostenibilidad”, añade el exfuncionario. Y agrega que la educación ambiental no solo es un asunto escolar, sino transversal a la sociedad.
Inclusión de todos los estamentos de la sociedad
De hecho, es un asunto que va desde el prescolar hasta la educación superior, pero incluye a todos los estamentos de la sociedad. Por ello, en octubre del año pasado, desde el Ministerio del Ambiente ya establecieron líneas de acción para involucrar no solo al sistema educativo, sino también empresas y organizaciones de la sociedad civil.
Por ejemplo, se plantea “promover la incorporación de la educación ambiental en la gestión de las instituciones públicas y privadas, a fin de lograr la participación ciudadana en la planificación, implementación, monitoreo y evaluación del desarrollo sostenible local y nacional”.
Ortega explica que Ecuador ha dado importantes avances en cuanto a educación ambiental especialmente en el desarrollo de normativas y políticas. Ahora el gran reto es poner en práctica lo que está escrito, y en un momento adverso, debido a la pandemia.
A eso se suma que la educación ambiental tiene un enfoque territorial. “No es lo mismo la educación ambiental en Guayas que en la Amazonía”, indica Ortega.
La pregunta es ¿por qué es tan importante la educación ambiental? Ortega responde: “Hoy tenemos un objetivo común que es crear una ciudadanía informada, consciente, crítica, orientada a la toma de decisión con una nueva estructura de valores”.
Solo así las personas tendrán buenas prácticas ambientales para combatir la crisis climática. “El ser humano no tuvo conciencia de los límites con la naturaleza. Para alcanzar desarrollo sostenible debemos erradicar la pobreza y eso pasa por estos nuevos valores ambientales que permita al ser humano encontrar su felicidad con el respeto a la naturaleza”, concluye Ortega.