Cultura La Tolita (Ecuador) – Ubicación y otras características
Cultura La Tolita (Ecuador) – Ubicación, vestimenta y características. Resumen de características de la cultura La Tolita del Ecuador, su ubicación, forma de vestir, costumbres, cerámica, historia y más.
Cultura La Tolita del Ecuador
La Cultura Tolita fue un tipo de organización ancestral, presente en la América precolombina. Existió desde el año 600 A.C hasta el 200 de nuestra. Su nombre proviene de las «tolas» o monumentos funerarios en forma de montículos de tierra.
Junto a la Cultura Chorrera, Jama-Coaque y Machalilla, representan los mayores exponentes de los pueblos ancestrales de la costa del Ecuador.
Se caracterizaban principalmente por sus figuras artísticas de oro, cerámicas y máscaras ceremoniales.
Ubicación de la Cultura Tolita del Ecuador
La cultura Tolita se desarrolló en la zona norte de la región costera de los territorios de Ecuador (provincia de esmeraldas) y en el sur de Colombia, específicamente a lo largo del estuario del Río Santiago.
Esta región se está posicionada en el límite sur de las costas tropicales del oeste de Sudamérica, donde se puede apreciar que más allá de los límites, el paisaje se convierte en más árido.
El área se caracteriza por ser boscosa, de un clima húmedo, donde la lluvia es abundante y la fauna es variada, además los ríos son anchos y de caudales navegables, a ello se suma la presencia de numerosas islas en las zonas de desembocadura.
Dos de los yacimientos más importantes donde se aprecian vestigios de esta cultura son la localidades de Tumaco y la Tolita, a los cuales debe su nombre.
En lo que respecta a la evidencia arqueológica de la cual se tiene disposición, ha demostrado la antigüedad de esta cultura amerindia en alrededor de 600 años A.C, y en los vestigios arqueológicos obtenidos en Tumaco la antigüedad de las piezas data de 300 años a.C.
Historia u orígenes de la Cultura Tolita del Ecuador:
En lo que se refiere a los orígenes de esta cultura precolombina se puede decir que está vinculada a elementos derivados de culturas de Mesoamérica, además posee fuertes raíces de culturas locales, principalmente la cultura Chorrera.
En el transcurso de su desarrollo la cultura La Tolita estableció contactos con Jama – Coaque, Bahía y otras culturas asentadas en territorios ecuatoriano y colombiano. Podría agregarse que la cultura La Tolita participó de manera activa en la difusión de la metalurgia, y las técnica relacionadas con la orfebrería hacia la región centroamericana.
Vale destaca que utilizaban adornos, aretes, narigueras, balacas y pectorales como parte de su vestimenta.
Economía:
En el aspecto económico la cultura La Tolita se desarrolló en torno al cultivo, cuya actividad era realizada en campos elevados, con alimentos como el maíz, la calabaza, el frijol y la yuca.
Unido a esto llegaron a ejecutar otras actividades como la caza de jaguares, sainos, venados, armadillos y zarigüeyas, además recolectaban caracoles, cazaban tortugas, iguanas, pescaban y recogían conchas en el manglar.
Debido a la posición o locación de esta cultura precolombina en la desembocadura de los grandes ríos que bajan por los Andes, permitió ser privilegiada para llevar a cabo intercambios con otros grupos de la sierra, e incluso de las selvas trasandinas.
Organización social y política:
En esta cultura se pueden apreciar vestigios de la existencia de una sociedad estratificada o se unida, que estaba en función de la especialización en cuanto al desarrollo del trabajo, así como de las actividades de gobierno. Su organización solía radicar en Señoríos que eran dirigidos por autoridades derivadas de un sistema religioso.
De igual manera los Caciques y las familias catalogadas como principales llegaron a ejercer un control tanto político como económico. Hay que agregar que los miembros de estas familias principales no producían sus alimentos ni aquellos otros bienes que les eran indispensables, puesto que estos eran proporcionados por las personas de un estrato social más bajo, ejemplo los agricultores, cazadores, pescadores, ceramistas, tejedores, entre otros.
Arte y cerámica:
Los pobladores de la cultura Tolita fueron los primeros en la historia de la humanidad que trabajaron en platino.
Hábiles lapidarios que trabajaban en piedras preciosas como la esmeralda, el cuarzo y la turquesa.
Los integrantes de esta cultura demostraron conocimientos respecto a la orfebrería del oro y la tumbaga, se pueden apreciar bellas máscaras y figuras antropomorfas pequeñas que llegan a reflejar la existencia de una sociedad jerarquizada con procesos complejos de ceremonias.
Las piezas que evidencian la existencia de esta cultura amerindia, provienen principalmente de las “tolas” o enterramientos dispersos que tienen una forma de montículo, con ricos ajuares donde se han realizado numerosos saqueos. En relación a la cerámica, en esta cultura, se ponen de manifiesto ejemplos variados en lo que respecta a las costumbres, vestuario, religión, adornos, fisionomía, es decir todo lo relacionado con su sistema o modo de vida.
De igual manera la cerámica fue utilizada para la fabricación de utensilios que se usaban en la cotidianidad, pero además también se solía destinar a la confección de piezas de uso ritual o religioso y para la escultura. Es por medio de estas piezas de cerámica que resulta en la actualidad posible conocer y haber investigado sobre las costumbres de estos pueblos que pertenecieron a dicha cultura.
Es por causa de la excelencia en cuanto a la cerámica y la orfebrería emanada de la cultura La Tolita. Que se ha propiciado su amplio conocimiento y que además desde el ámbito de la literatura científica. Específicamente en la región de Esmeraldas, Ecuador, sea una de las más nutridas de la etapa precolombina en la historia cultural del Ecuador.
Un dato interesante sobre esta cultura es que en su seno se trabajó por vez primera en la historia de la humanidad el platino. Cuando ese mismo metal precioso fue trabajado por vez primera en Europa en el Siglo XVIII. En este sentido, también se pueden apreciar trabajos con piedras preciosas y semipreciosas, ejemplo esmeraldas, el ágata, la turquesa y el cuarzo.
Arte y cerámica de la Cultura La Tolita del Ecuador
El trabajo realizado por la cultura La Tolita con la cerámica se caracteriza también por el uso de una arcilla de color gris y arenosa. Con la cual llegaron a ser elaborados cántaros, vasos, trípodes, jarros y ralladores de yuca.
En el caso de la figurillas estas son abundantes y muy cuidadosamente elaboradas, se puede decir que evidencian un realismo notable. Se destaca también la representación de seres místicos, tal es el caso de individuos mitad humanos y mitad animal.
Otro de los objetos que sobresalen en la cerámica desarrollada por esta cultura precolombina son los incensarios. Algunos poseen gran tamaño y son similares a los que se encuentran en Mesoamérica. Por otra parte, el trabajo de la piedra fue destinado a la manufactura de manos de moler, hachas y cinceles.
Costumbres:
Si se analizan las representaciones en la cerámica y la orfebrería trabajada por la cultura La Tolita. Se puede ver la adoración propinada a una gran cantidad de seres míticos. Entre ellos sobresalen algunos animales como el felino y la serpiente, además de simios y sapos.
De igual manera la representación en cerámica reproduce muchas escenas eróticas que podrían ser asociadas con rituales de fertilidad e iniciación sexual. Los muertos eran enterrados extendidos , de costado, con joyas, objetos utilitarios y vestidos.
Religión de la Cultura La Tolita del Ecuador:
En cuanto a la religión profesada en esta cultura precolombina era el politeísmo, y regía también el chamanismo. La práctica de esta religión obedecía a la dirección materializada por los señores o gobernantes. Se rendían cultos a deidades nacidas en el mundo real o el entorno, dígase serpientes, águilas, caimán y arpía.
La actividad sacerdotal se caracterizaba por ser intensa, con una importante participación del chamanismo. Además eran consumidas plantas estimulantes, se empleaban elementos de diversa procedencia ecológica. En este sentido, se llegaron a edificar obras arquitectónicas amplias cuya finalidad era hacer lugares de culto y de reposo para la clase sacerdotal.