¿Cómo afectan las emisiones del parque automotor al sector turístico del Ecuador?
¿Cómo afectan las emisiones del parque automotor al sector turístico del Ecuador?. El Ecuador se promociona a nivel internacional como un lugar paradisíaco con la naturaleza de sus cuatro mundos. Una vez en el país, el turista extranjero vive su primer shock al encontrarse con ciudades altamente contaminadas y patrimonios culturales cubiertos por el hollín de un parque automotor caduco. ¿Qué rol juega la movilidad eléctrica para el sector turístico?. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en los grupos de WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Conocí un español, un amigo muy agradable que formó una familia y se quedó, se llamaba Juan Cancho, desafortunadamente falleció hace poco.
Pese a los años que estuvo aquí y el cariño que sintió por el país, siempre recordaba la visión de su primera mañana al llegar. Cuando se asomó desde el balcón de su habitación de hotel, veía con proximidad la avenida al frente, y fue ahí donde recibió el primer shock de ecuatorianidad. Uno de los buses que transitaba, a más de soltar una humareda, tenía una rueda mal ajustada que le bailaba, parecía que en cualquier momento el tapacubos iba a salir disparado. Tal irresponsabilidad no le cabía en la cabeza, el bus cargado de pasajeros, circulando a vista de todo el mundo ¿y la policía? ¿los demás conductores? Nadie hacia nada. «Pero ¿cómo vive esta gente?» pensó.”
“Es una pequeña historia que ejemplifica con claridad la deficiente gobernanza de riesgos que poseemos.” Jonathan Navarro es un profesional del sector turismo, y hotelero con años de experiencia, quien plantea su caso a partir de esta anécdota.
El efecto de la primera imagen en el visitante es muy distinto a la que nos hemos acostumbrado a creer.
“Cuando una agencia o aerolínea vende un destino turístico, lo asocia con algún monumento distintivo —explica— Río de Janeiro con el Cristo del Corcovado, Berlín con la Puerta de Brandeburgo, Ambato con Nuestra Señora de la Elevación, y así…. Pero la impresión de quien por primera vez contempla una ciudad nueva queda sellada por aspectos muy distintos. El paisaje urbano es uno. Otro es el parque automotor que ve transitar frente a sus ojos.”
En efecto, las calles constituyen un punto de encuentro en el que convergen el dueño del Maserati, el del Aveo, y el colectivo público. Por ello una mirada al parque automotor dice mucho más de lo que podría pensarse sobre una sociedad, y el visitante intuitivamente lo percibe.
La ecuación es simple: flotas de automotores más nuevos y caros denotan en principio la mayor prosperidad de la nación.
Un país pequeño pero rico como Luxemburgo, por ejemplo, tiene un parque automotor novísimo donde el promedio de vida de los vehículos es apenas 6.3 años, que es bajo comparado con el promedio de 8 años en China, 10.5 para la Unión Europea, 11.8 años de EEUU, y menos con los de Ecuador donde un vehículo rodará por aproximadamente 20 años.
Aunque éste parezca un enfoque frívolo, la mala imagen que un parque automotor descontinuado y contaminante transmite sobre una ciudad ha sido problematizado desde hace tiempo por los analistas del urbanismo y de la industria de la hospitalidad —manifiesta Navarro.
“Municipalidades, como la de Madrid, por ejemplo, establecieron hace años (antes incluso de que el impacto ambiental, sea una preocupación tan apremiante como lo es ahora), normas para el reemplazo de autos de más de una década de edad, solamente como una medida de ornato urbano.”