Alemania ‘se inclina’ ante Gorbachov por ayudar a su reunificación

El canciller de Alemania, Olaf Scholz, y varios miembros de su Gobierno han reaccionado al fallecimiento del último mandatario de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, con quien dicen estar agradecidos por haber contribuido a la reunificación del país y al fin de la Guerra Fría.

«Con él murió un valiente reformador, un político y estadista con visión de futuro. Su valentía por el cambio, su afán de transparencia y su inflexibilidad son las que lo han convertido en lo que es», escribió Scholz en su cuenta de Twitter.

«Los alemanes le debemos mucho, porque su política de ‘perestroika’ sentó las bases para superar la Guerra Fría, eliminar los muros fronterizos y la reunificación de Europa y Alemania», agregó en otro tuit.

El legado de Gorbachov

Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, dijo a través de la plataforma de Twitter que su país lamenta «la pérdida de un estadista» con quien están «eternamente agradecidos«. «En los momentos fatídicos de nuestra historia, Mijaíl Gorbachov se dejó guiar por la paz y el entendimiento entre personas. El fin de la Guerra Fría y la unidad de Alemania son su legado», escribió.

En esa misma línea, se expresó la presidenta del Bundestag (Parlamento alemán), Bärbel Bas, tuiteando que Gorbachov «hizo de nuestro mundo un lugar mejor«. «Sin su coraje y compromiso, la unidad alemana y el fin de la Guerra Fría no se habrían hecho realidad. Los alemanes le debemos mucho», aseveró.

Mientras que el ministro de Justicia, Marco Buschmann, calificó al difunto líder soviético como el «político del siglo«, a quien «el mundo le debe el final de la Guerra Fría». Entre tanto, la ministra de Educación e Investigación, Bettina Stark-Watzinger, escribió un mensaje en Twitter diciendo que el último presidente de la Unión Soviética fue «un valiente hombre de convicciones cuya voz se extrañará».

«Me inclino ante sus logros»

Según la vicepresidenta del Bundestag, Katrin Göring-Eckardt, sin Gorbachov «las revoluciones pacíficas» en los países del Bloque del Este y en Alemania «no habrían sido posibles». «Sus palabras nos animaron, me hicieron más fuerte. Me inclino ante sus logros, ante su vida», tuiteó Göring-Eckardt.

Por otro lado, Olaf Scholz, comentó que en Rusia Mijaíl Gorbachov «no ha recibido el respeto y la gratitud que merecía», pero que «Alemania se inclina» ante el difunto líder soviético.

El último presidente de la Unión Soviética firma un decreto cediendo el control de las armas nucleares a Borís Yeltsin. Moscú, Rusia, 25 de diciembre de 1991.Liu Heung Shing / AP

La figura de Gorbachov en Rusia

En efecto, en Rusia, Gorbachov es una de las figuras políticas más criticadas, debido a que muchos lo consideran responsable del final de una superpotencia. Al respecto, el Partido Liberal Demócrata (LDPR, por sus siglas en ruso), el tercer movimiento con más escaños en la Duma Estatal (Parlamento ruso), instó a mostrar respeto por la memoria de Gorbachov y su familia, pero destacó que su muerte es «demostrativa» y exhortó a recordar las lecciones del pasado.

«Los primeros en enviar sus condolencias fueron los mejores ‘amigos’ de nuestro país: el primer ministro británico [Boris Johnson], la presidenta de la Comisión Europea [Ursula von der Leyen] y otros adeptos políticos occidentales que en los años 80 buscaron destruir la URSS, y después someter y debilitar a Rusia«, reza un mensaje de LDPR difundido en las redes sociales.

El jefe del Comité de la Duma Estatal sobre las relaciones internacionales, Leonid Slutsky, lamentó la muerte del último mandatario de la Unión Soviética, pero dijo que también es una «lástima que ese gran país [la URSS], comenzó a colapsar con los procesos de la ‘perestroika’ y el ‘nuevo pensamiento’, que favorecieron precisamente a quienes perseguían borrar a la URSS del mapa político del mundo».

Según el senador y expresidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, Nikolái Ryzhkov, Gorbachov impulsó las reformas en el país sin calcular sus consecuencias. «En mi memoria quedó como el destructor de una superpotencia: la Unión Soviética», lamentó Ryzhkov, argumentando que las reformas debían llevarse a cabo de forma «mesurada y no conducir a la destrucción del país».