A la dirigencia sindical ecuatoriana le falta alternancia

La alternancia o relevo en la dirigencia de las mayores organizaciones sindicales del Ecuador, agrupadas en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), no se aplica.

Si la alternancia es la posibilidad real de que los gobernantes o dirigentes cambien periódicamente mediante mecanismos legales, principalmente electorales para que determinadas personas no se perpetúen en el poder, eso no se cumple en cuanto a la selección y designación de líderes sindicales.

Se han “paseado” entre la dirigencia de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE) y la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE).

Los aludidos aducen que fueron electos por congresos a nivel nacional. Por ello, no se consideran a ellos mismos como eternos dirigentes del sindicalismo.

¿Sindicalistas perpetuos, eternos o vitalicios?

Mesías Tatamuez, Édgar Sarango, Ángel Sánchez y José Villavicencio dirigen la Cedocut, CTE, CEOSL y UGTE, respectivamente.

Tatamuez está en el movimiento campesino y sindical desde 1968, o sea, desde hace 50 años. Niega haber tenido pactos o haber ejercido presiones contra los gobiernos de turno. Más bien acusó a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de ser aliada del anterior gobierno.

“Se ataca al movimiento sindical si no está con los gobiernos de turno y los empresarios. No tenemos el apoyo de ninguna organización no gubernamental”, adujo.

Sarango, quien lidera la CTE desde 2007, también es un conocido dirigente. Aseveró que en la CTE sí hay democracia: las elecciones se las hace cada cuatro años y se mantienen por autogestión. “Las elecciones dependen de cada organización”, enfatizó.

Ángel Sánchez, quien está al frente de la CEOSL desde 2016, hizo serias críticas a la falta de oxigenación en la dirigencia sindical. “Siempre he promocionado la alternancia, es beneficiosa para todos. Hay gente que ha permanecido estática”, reclamó.

Pepe Chávez, Édgar Ponce y Miguel Calahorrano son parte de esos “dirigentes estáticos”. Incluso, los dos últimos ocuparon cargos en el gobierno de Rafael Correa.

José Villavicencio dirige la UGTE desde 2015 y preside actualmente el FUT. Dijo que en la UGTE se permite máximo la reelección de dos períodos de tres años. Negó que reciban respaldo de organizaciones no gubernamentales.

Pedido de relevo

La legisladora Liliana Durán es presidenta de la Comisión de los Derechos de los Trabajadores de la Asamblea Nacional y proviene del movimiento sindicalista.

Para ella estas organizaciones tienen una plataforma de lucha superficial, “coquetean” con los gobiernos de turno a cambio de favores y están “divorciados” de las bases.

Durán, exvicepresidenta de la CUT, criticó la falta de coherencia entre el discurso y los hechos. “Los dirigentes sindicales defendieron en la consulta popular el no a la reelección, pero en cambio ellos le niegan la oportunidad de participación a otras personas. Esa misma política debe ser aplicada para todos”, resaltó la asambleísta.

Negó que la CUT haya sido formada por el anterior gobierno para dividir a los trabajadores. Más bien indicó que ciertos dirigentes históricos del sindicalismo “están comprometidos con su sueldito o con un trabajito para la esposa, para algún amigo. Eso los ha silenciado”.

Sostuvo que en las centrales sindicales que conforman el FUT “no hay democracia, no hacen procesos eleccionarios, en papeles son reelegidos. La dirigencia enquistada en centrales sindicales está divorciada de la base social”.

Fausto Dután, expresidente de la Cedocut, está en contra los líderes sindicales “perpetuos”. Él, quien estuvo al frente de la Cedocut 12 años y eso le sirvió de plataforma política para aliarse y colaborar con el gobierno de Correa, coincidió con Durán. “El movimiento sindical vive una grave crisis por la falta de democracia”.

Cree que sí debe existir una renovación de cuadrosy pensamiento en las organizaciones. Reconoció que hay casos de dirigentes que llevan 30 o más años en el cargo. (I)