Una mujer peruana evita su expulsión de Argentina para resguardar los derechos de sus hijos, tras cumplir una condena por drogas
El Gobierno de Argentina ha decidido no deportar a una inmigrante peruana que cumplió en el país una condena por drogas, dando prioridad a los derechos de los tres hijos menores que la mujer tuvo durante su residencia en Buenos Aires.
La medida responde a una denuncia presentada por la Defensoría General de la Nación (Argentina) ante el Comité de los Derechos del Niño (CDN) de Naciones Unidas (ONU).
Rosario (nombre ficticio de de la mujer para resguardar su identidad) emigró a Argentina en el año 2000, pero al ingresar al nuevo territorio fue detenida por posesión de estupefacientes. La Justicia argentina la sentenció a prisión, y salió de la cárcel en 2003.
Al año siguiente, la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina exigió su deportación, con una prohibición adicional de ocho años de reingreso. La mujer apeló en todas las instancias hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia, que se negó a revisar el caso. Debía irse del país.
Pero Rosario ya no estaba sola. Durante todo ese largo proceso judicial, la joven peruana conoció a su pareja, con quien tuvo tres hijos, dos niñas nacidas en 2008 y 2009, y un varón que dio a luz el año pasado.
La mujer notificó a las autoridades, en cada caso, sobre el nacimiento de sus hijos de 10, 11 y menos de un año, y argumentó que su deportación violaría sus derechos humanos. De hecho, el último de sus pequeños, un bebé, todavía estaba siendo amamantado cuando la decisión del máximo tribunal dejó firme la deportación.
Preservar la integridad de los niños
Agotadas todas las instancias, la Defensoría General de la Nación recurrió, por primera vez, al sistema de comunicaciones individuales del Comité de los Derechos del Niño, que se encuentra en vigor en Argentina desde julio de 2015.
En julio, gracias a la intervención del CDN, la madre de los niños obtuvo su residencia permanente en Argentina, en resguardo del principio de unidad familiar y la tutela de los derechos de sus hijos, una decisión que fue aplaudida por el organismo a través de un comunicado.
«Si hubiese sido deportada, los niños tendrían que haber sido separados de la madre u obligados a dejar la Argentina, el único país que conocen, su país de nacionalidad y nacimiento«, analizó Ann Skelton, integrante de (CDN) de la ONU.
Para Skelton, tanto separar a los niños de su madre, como obligar a toda la familia a salir del país, «habría tenido impacto en la integridad personal, la identidad y el desarrollo de los niños», aseguró.
Ya sin problemas con la Justicia y con la posibilidad de continuar su vida en Argentina, con sus tres hijos, Rosario expresó: «Estoy muy agradecida con la gente que me ayudó mucho para seguir al lado de mis hijos. Así puedo verlos crecer».