Una información del NYT insiste en vincular a Rusia con el independentismo catalán y Puigdemont responde

Tres meses después de que la Justicia española archivara la causa secreta que investigaba la presencia de presuntos ‘espías’ rusos en Cataluña pocos días antes del referéndum de autodeterminación unilateral, la supuesta conexión de Moscú con el independentismo catalán vuelve a la palestra.

Los señalamientos reviven después de que el diario estadounidense New York Times publicara un reportaje, basado en un supuesto informe de inteligencia europeo, que pone el foco en los viajes a Rusia que habría realizado Josep Lluis Alay, asesor del expresidente catalán Carles Puigdemont.

Según el rotativo, los viajes habrían sido con el objetivo de establecer contacto con la inteligencia rusa para favorecer al independentismo, una acusaciónque rechazan desde la oficina de Puigdemont porque consideran que el informe sobre el que se sostiene la investigación está lleno de «falsedades, incongruencias e intoxicaciones».

«Perfectamente legales»

El documento al que alude el NYT asegura que Alay se habría reunido no solo con funcionarios rusos, sino con exagentes de inteligencia de ese país y hasta con el nieto de un espía de la KGB. Su propósito, según la investigación, era sumar respaldos desde Moscú para que Cataluña lograra separarse del resto de España.

Este mismo viernes, desde el despacho del expresidente catalán recalcaron que todas las actividades del asesor eran «perfectamente legales» y solo buscaban la resolución del conflicto, al tiempo que adelantaron que podrían emprender acciones legales por la revelación de conversaciones privadas «que nada tienen que ver con un delito».

Para el círculo de Puigdemont, este tipo de informaciones son solo «un instrumento más de la guerra sucia que el Estado español practica contra Cataluña».

Papeletas del referéndum unilateral celebrado en Cataluña el 1 de octubre de 2017Yves Herman / Reuters

Aunque es difícil determinar la veracidad de los datos y la fiabilidad de las fuentes porque es una investigación basada en informes secretos, el reportaje del NYT está lleno de imprecisiones. Si bien se afirma que Alay habría viajado con la intención expresa de buscar respaldos en Moscú, más adelante se admite que ni siquiera está claro que el Kremlin ayudara al independentismo catalán de alguna manera, «ni si ha brindado algún apoyo».

El informe que cita el diario asevera, sin datos verificables, que Rusia tendría interés en vincularse al independentismo catalán «para intentar promover alteraciones en Occidente al apoyar movimientos políticos divisivos» y sostiene que Alay se habría reunido con funcionarios involucrados en una supuesta «guerra híbrida» de Moscú contra Occidente, «lo supiera o no».

Para el NYT, esa «guerra híbrida» implicaría una estrategia de «varias capas», que iría desde la propaganda, la desinformación, el financiamiento secreto y los ataques informáticos, hasta «asesinatos a sueldo». Eso sí, sin pruebas concretas de esos señalamientos.

Las ‘conexiones’

El extenso reportaje del diario estadounidense no deja claro si hubo o no apoyo de Moscú al independentismo, o si el asesor de Puigdemont sabía el supuesto talante desestabilizador de sus interlocutores rusos, pero sí asegura que los viajes de Alay tuvieron que ver con el surgimiento de Tsunami Democràtic, un movimiento que estuvo detrás del llamamiento que desembocó en la toma y el colapso del Aeropuerto del Prat, en Barcelona, y organizó manifestaciones por la autodeterminación de Cataluña.

Aunque Alay ha negado su vinculación con Tsunami Democràtic, el sustento de esta información está en un informe de la Guardia Civil. No obstante, lo que se omite en el texto periodístico es que varios reportes de esa misma naturaleza ya han sido desestimados por la propia Justicia española en otras causas referentes a Cataluña.

En mayo de este año, por ejemplo, se supo que la Justicia había archivado la investigación secreta por la que acusaron a Rusia, durante meses, de acciones injerencistas para favorecer al independentismo catalán. La causa nació a raíz de un informe de la Comisaría General de Información de la Policía, elaborado con el testimonio de un solo informante y con los titulares de algunos medios de comunicación.

«Nada se aporta por la vía oficial que nos permita mantener abierta esta investigación, salvo que pretendamos una causa general en busca de algún indicio que nos permita confirmar la tesis de partida, olvidando que en el proceso penal, con todas las garantías, este tipo de investigaciones están prohibidas», alegó la Fiscalía para archivar el caso.

En octubre del año pasado, Alay fue uno de los empresarios detenidos por la Guardia Civil (además de Xavir Vendrell, David Madí y Oriol Soler), debido a su presunta colaboración en el desvío de fondos públicos para financiar la estructura montada por Puigdemont en Bélgica.

¿Omisiones intencionadas?

«Estoy pensando mucho en el tema de Rusia», habría escrito Alay a Puigdemont en agosto del año pasado, según la transcripción secreta que se habría hecho de sus mensajes de texto durante su detención por parte de la Guardia Civil.

Este viernes, desde el despacho del expresidente catalán, sostuvieron que esas filtraciones están descontextualizadas y que en el teléfono de Alay hubo «muchos otros mensajes sobre situaciones políticas en otros países que se omiten intencionadamente, cosa que es una manipulación que perjudica claramente el derecho a una información veraz y rigurosa».

El diario estadounidense alega que, además de las filtraciones del informe de inteligencia europeo, corroboraron la información con dos oficiales españoles; entrevistaron a políticos y activistas independentistas; y revisaron «los expedientes de dos investigaciones confidenciales«, que incluyen la transcripción de los mensajes de texto de Alay, aunque admiten que estos «no han resultado en cargos relacionados con las reuniones en Moscú».

Sobre este último punto, la oficina de Puigdemont amenazó con presentar una demanda contra el Estado español «y en otros Estados si es necesario», ante la posibilidad de que se haya perpetrado «algún delito de revelación de secretos oficiales, ya que todas las evidencias señalan que la información ha llegado a algunos medios antes de que se levantara el secreto de sumario«.

Desde Cataluña, de momento, el mensaje ha sido categórico: «Esos viajes a Moscú no se realizaron en nombre del Gobierno catalán y se llevaron a cabo sin el conocimiento de Pere Aragonès», declaró el vocero Sergi Sabrià, quien recalcó que las personas que aparecen nombradas en el reportaje del NYT «ni siquiera forman parte del partido del presidente».