Una adolescente queda con ojos de «zombi» tras una rara reacción a un procedimiento de extensión de pestañas
Una adolescente estadounidense afirma que quedó con ojos de «zombi» después de utilizar un procedimiento de extensión de pestañas que le causó una seria reacción alérgica, informaron los medios locales.
Haley Fetzer, de 17 años, decidió hacerse un tratamiento en las pestañas antes de su baile de graduación en el instituto. Tras el procedimiento, sus ojos se volvieron «muy rosados», por lo que la adolescente se administró gotas blanqueadoras, que parecieron mejorar la condición antes de su gran noche.
Pensando que simplemente sufría fiebre del heno por vivir en el campo, Fetzer decidió someterse a otro aumento de pestañas, lo que empeoró sus síntomas. «En menos de dos horas, mis ojos estaban rojos y llenos en sangre», describió la adolescente. «Parecía que se me acumulaba la sangre en los ojos y cada vez que parpadeaba salía una sustancia viscosa de ellos», agregó.
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Alarmada, la joven se puso en contacto con el técnico de pestañas, que le aseguró que el efecto secundario pasaría. Sin embargo, al día siguiente, los síntomas habían empeorado hasta el punto de que no podía abrir los ojos. «Se sentía como un terrible caso de conjuntivitis», lamentó. «Normalmente, cuando se tiene conjuntivitis, se puede poner una toallita fría sobre ellos. Probé eso y no funcionó, probé con una tibia y tampoco funcionó».
Según Fetzer, uno de los mayores problemas era el «moco espeso» que cubría cada pestaña y que era casi imposible de eliminar. Incluso cuando conseguía limpiarse la mucosidad, la visión era tan borrosa que apenas podía ver. Además, sufría un dolor constante: «Empecé a tener dolores de cabeza muy fuertes y sentí una presión en uno de mis ojos, como un pequeño tic en el fondo», se lamenta la joven.
Finalmente, al no poder soportarlo más, volvió al técnico de pestañas, que le recetó antihistamínicos y un lubricante para quitar la mucosidad. Afortunadamente, una vez que se le removieron las pestañas, el enrojecimiento se disipó. Sin embargo, la joven se recuperó totalmente en el transcurso de 5 semanas, en las cuales decidió no salir de casa, avergonzada por su apariencia. «Sentí que parecía un zombi aterrador y que si salía, asustaría a los niños pequeños», destacó Fetzer.