Un fuerte terremoto de magnitud 8 o superior podría sacudir a Nueva Zelanda en los próximos 50 años, dicen los científicos
La isla Sur de Nueva Zelanda podría sufrir un destructivo terremoto en los próximos 50 años, sugiere una nueva investigación realizada por un equipo de científicos neozelandeses y estadounidenses.
Los investigadores analizaron los datos de 20 terremotos de la falla alpina –que recorre casi toda la longitud de la isla Sur y forma el límite entre la placa del Pacífico y la placa Indoaustraliana– registrados en los últimos 4.000 años en los sedimentos de cuatro lagos de la costa oeste (Kaniere, Mapourika, Paringa y Ellery) y dos pantanos, con el fin de crear uno de los registros de sismos más completos del mundo, reza su estudio.
Los modelos desarrollados por los científicos indicaron que existe una probabilidad del 75 % de que la falla alpina provoque un sismo probablemente de magnitud 8 o superior antes del 2068, reveló Jamie Howarth, profesor de la Universidad Victoria en Wellington, que dirigió el estudio.
Hasta ahora se creía que esa probabilidad era de un 30 %, basándose en las secuencias de sedimentos depositados junto a la falla alpina en el norte de la región de Fiordland, apuntaron los científicos.
«Ahora sabemos que las posibilidades de ver un gran terremoto en la falla alpina durante nuestra vida son mayores que las de lanzar una moneda al aire. Se trata de un resultado realmente significativo, pero no podemos predecir la magnitud del próximo evento solo a partir de estos datos», detalló el científico.
Sin embargo, apuntó que esperan que «el próximo terremoto sea similar al último de 1717, de una magnitud estimada de 8,1, que rompió unos 380 kilómetros de la falla».
Por su parte, Sean Fitzsimons, profesor de la Universidad de Otago, que también participó en la investigación, subrayó que «el análisis detallado y la cuidadosa datación de los sedimentos de los lagos adyacentes a la falla alpina han permitido obtener nuevos conocimientos sobre la distribución de los terremotos a lo largo de la falla».
El estudio fue publicado este lunes en la revista Nature Geoscience
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