Un código de vestimenta contra el turismo de borrachera: la medida de once restaurantes de Palma de Mallorca para «poner coto al incivismo»
Un código de vestimenta para poner coto a la falta de civismo. Esta es la solución que han encontrado once restaurantes de primera línea de playa en Palma de Mallorca, en España, para hacer frente al temido turismo de borrachera.
Los empresarios, asociados en la marca Palma Beach, explicaron que en abril y principios de mayo hubo «una excelente ocupación y un tipo de visitante de mayor poder adquisitivo y dispuesto a disfrutar del destino y de su oferta».
Pero, según Miguel Ferrer, CEO de Palma Beach, a partir del 10 de mayo llegaron grupos grandes de turistas que «solo buscan emborracharse en la vía pública, en primera línea o incluso en la playa».
«Necesitamos apoyo de las autoridades porque ni los empresarios ni los vecinos lo podemos parar», dijo el Ferrer, quien aseguró que ya dan por perdida la temporada «en cuanto al control del incivismo».
Ferrer comentó que este tipo de clientes –que reservan con una semana o 10 días de antelación y suelen alojarse tres o cuatro noches de media– gastan entre 30 y 40 euros al día y, por lo general, lo invierten en alcohol que después lo consumen en la calle.
«Llegan a los hoteles sobre las 10.00 horas y a las 14.00 horas ya no pueden ni caminar porque están completamente ebrios e incluso sus compañeros les dejan solos, tirados en la acera», afirmó.
Normas de acceso
Ante esta situación, optaron por establecer un código de vestimenta –menos estricto durante el día, pero por la noche «absolutamente inflexible»– para acceder a los restaurantes. La medida ya se había implementado con anterioridad en algunos hoteles.
«No se permite estar sin camiseta, con disfraces o camisetas de fútbol. Tampoco se tolera llevar productos adquiridos en la venta ambulante, como cadenas de bisutería o camisetas de otros negocios que promueven el turismo de borrachera. Todo esto por respeto a los demás clientes, los hemos prohibido», destacó Ferrer.
En enero de 2020, el Gobierno de las Baleares aprobó una ley pionera en Europa para luchar con el turismo de borrachera, que establecía sanciones y expulsiones para quienes practiquen el «balconing» y para aquellos que lo permitan.
También se prohibía la publicidad que incentivara el consumo de alcohol en establecimientos turísticos, los autodispensadores, los ‘happy hours’, la exhibición de bebidas alcohólicas o las barras libres.
Los empresarios de Palma Beach denunciaron que la normativa «no está funcionando». «Se controlan los dispensadores de alcohol en los hoteles, pero el problema está en la vía pública», apuntaron.