Un Airbus A320neo de la aerolínea rusa S7 Airlines, procedente de la ciudad de Magadán y con destino a Novosibirsk, ha sufrido este jueves una congelación de motores y la desconexión del piloto automático. En consecuencia, la aeronave empezó a perder velocidad y altura, pero los pilotos lograron estabilizarla de forma manual y realizar un aterrizaje de emergencia en Irkutsk (Siberia).

Según los datos de la caja negra obtenidospor el periódico Kommersant, la aeronave, que tenía a bordo 199 pasajeros y 7 miembros de la tripulación, empezó a balancearse de un lado a otro, haciendo inclinaciones de hasta 47 grados, levantó su parte delantera, desviándola en 44 grados de la horizontal y bajándola abruptamente. En algún momento, el avión perdió cerca de 2.500 metros de altura. Asimismo, realizó un cambio total de rumbo, haciendo un giro de 180 grados.

Problemas de control

Algunos medios rusos publicaron grabaciones de audio de las conversaciones entre los pilotos y los controladores aéreos.

«No podemos controlar el vuelo», dice el piloto durante su conversación con el controlador. «No podemos estabilizar la aeronave, las ráfagas de viento son horrorosas», agregó.

«Durante el vuelo S7 5220 Magadán-Novosibirsk, el avión entró en una zona de congelación severa, lo que provocó la desconexión del piloto automático», comunicó la compañía, agregando que antes del despegue la aeronave fue cubierta con anticongelante y las condiciones meteorológicas eran «aceptables». «S7 Airlines no excluye la posibilidad de que el tratamiento antihielo de la aeronave en el aeropuerto de salida se haya realizado con infracciones. Así, la congelación podría haberse formado no solo en el aire, sino también en tierra antes del despegue», agregó la aerolínea.

Nadie a bordo necesitó asistencia médica, según reportaron desde el aeropuerto de Irkutsk. Asimismo, todos los pasajeros fueron llevados a Novosibirsk en un avión de reserva.

Actualmente, se está llevando a cabo una investigación sobre la causa del incidente. Fuentes familiarizadas con el asunto dijeron a Kommersant que los expertos analizaron los restos del líquido anticongelante que quedaron en el asfalto y presuntamente concluyeron que los empleados del aeropuerto pudieron haber utilizado una versión más barata, que normalmente se usa para los coches, a base de alcohol etílico, que pudo haberse evaporado durante el vuelo.