«Tuve que venderlo todo para la liberación de mi hija»: Cómo vive Nigeria la plaga de secuestros de los escolares

Mientras Nigeria sufre la plaga de secuestros de escolares, los residentes locales compartieron con The Guardian sus historias relacionadas con los plagios masivos.

Se estima que en la región hay más de 3.000 secuestradores, muchos de los cuales se consideran fulanis, un pueblo seminómada.

El Gobierno del estado de Kaduna, al norte del país, rechaza pagar rescates o negociar con los secuestradores. «Aunque secuestren a mi hijo, prefiero rezar para que llegue al cielo, porque no voy a pagar ningún rescate», aseveró el gobernador, Nasir Ahmad el-Rufai.

Los familiares de los secuestrados a menudo tienen que vender todas sus propiedades para liberarlos: suelen pedir cientos de millones de nairas (más de 240.000 dólares) en concepto de rescate, mientras que pocos en Nigeria ganan más de 50.000 nairas (unos 120 dólares) al mes.

«Vendí todas mis pertenencias. Vendí nuestra casa. Un terreno que había adquirido, tuve que venderlo para la liberación de mi hija», afirmó Danboye Bege, padre de Louise, secuestrada en mayo.

Secuestros masivos en el norte del país

En abril del 2014, en Chibok, se produjo el secuestro de casi 300 escolares. Muchos de ellos han sido liberados o encontrados por los militares, pero más de 100 siguen desaparecidos.

Este año, también se han producido varios secuestros masivos.

El 20 de abril fueron raptados 23 estudiantes y empleados de la Universidad de Greenfield en Caduna y los criminales empezaron a contactar con las familias de los estudiantes para exigir 800 millones de nairas (casi 2 millones de dólares) por su liberación. El 29 de mayo, todos fueron liberados tras el pago unos 240.000 dólares.

En julio, hombres armados secuestraron a 140 alumnos de un internado.

Ahora más de 200 escolares siguen raptados por grupos armados.

Consecuencias de los secuestros

El profesor de la Universidad de Abubakar Tafawa Balewa en Bauchi, Mansur Malumfashi, expresó su preocupación a los medios locales de que la oleada de secuestros y la inseguridad disuaden a los padres de llevar a sus hijos a la escuela. «Debe haber un ambiente propicio para que el aprendizaje tenga lugar y bajo la inseguridad ese ambiente propicio es imposible», añadió Malumfashi.

El profesor exhortó a la interacción entre los gobernadores de los estados y el personal de seguridad. «¿Por qué no pueden sentarse y elaborar un enfoque unificado?», cuestionó.