La violencia contra los indígenas aumentó de forma alarmante durante el primer año de gobierno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y las expropiaciones de tierras causaron«una destrucción incalculable», indica un informe publicado por el Consejo indigenista Misionero (Cimi).

Según este organismo vinculado a la Iglesia Católica, las denuncias de violencia contra indígenas pasaron de 110 en 2018 a 276 en 2019, es decir, un aumento de más de 150 %.

«La actuación del Gobierno es criminal»: Las medidas ‘anti-indígenas’ de Bolsonaro en Brasil

El estudio afirma que «de forma sistemática» las diferentes violencias contra los pueblos indígenas y sus comunidades están relacionadas a la disputa por la tierra.

«La violencia practicada contra los pueblos indígenas encuentra su fundamento en un proyecto de gobierno que pretende poner las tierras indígenas y sus bienes naturales a disposición de empresarios de la agroindustria, la minería o las madereras, entre otros», denuncian.

Además, según algunas de las situaciones descritas, «los propios invasores mencionaban el nombre del presidentede la República, confirmando que sus acciones criminales son incentivadas por aquel que debería cumplir la obligación constitucional de proteger los territorios indígenas, patrimonio del país».

113 indígenas asesinados

Por otro lado, 113 indígenas fueron asesinados en 2019, según los datos oficiales de la Secretaría Especial de Saúde Indígena (SESAI). La cifra es menor a los 135 fallecidos registrados en 2018.

«Infelizmente, se constata que en 2019 la población indígena de Mato Grosso do Sul (segunda mayor del país) continuó siendo objeto de ataques violentos y constantes, incluyendo registros de prácticas de tortura, incluso de niños», lamenta el reporte.

Además, solamente durante el año pasado hubo un aumento de 134,9 % de casos relacionados con invasiones, en comparación con los datos registrados en 2018, al pasar de 109 a 256. El estudio asegura que los datos describen «una tragedia sin precedentes en el país».