Servicios sociales británicos permitieron que una joven fuera entregada en matrimonio islámico a su abusador y quedara en «esclavitud doméstica»
Un reporte independiente sobre la explotación sexual infantil durante los últimos 20 años en Bradford (Yorkshire del Oeste, Inglaterra), publicado este martes, reveló la historia de una víctima que a los 15 años fue entregada en matrimonio islámico a uno de sus abusadores ante la vista gorda de los trabajadores sociales que debían protegerla.
El documento, al que tuvo acceso Daily Mail, fue encargado por las autoridades en 2019 luego de que nueve hombres de origen pakistaní fuesen condenados en febrero de ese año por explotar sexualmente a niñas bajo el cuidado de instituciones estatales en la mencionada ciudad inglesa.
A pesar de que la víctima, identificada por el nombre de Anna, no provenía de un entorno familiar musulmán, los servicios sociales dieron el visto bueno para que fuera criada por un matrimonio que profesa esa religión y cuyo hijo biológico, quien anteriormente había acosado a la joven por Internet, acabó dejándola embarazada y casándose con ella por la ley de la ‘sharía’.
En 2002, siendo adolescente, Anna fue internada en un establecimiento residencial del que se había ausentado más de 70 veces. En muchas de esas ocasiones había sufrido abusos sexuales y violaciones, algo que había revelado ante los servicios confidenciales de ayuda para menores involucradas en la prostitución, sin que estos transmitieran sus denuncias a la Policía.
El trabajador social a cargo de la adolescente, quien incluso habría estado presente durante la ceremonia islámica, habría argumentado en aquel entonces que el matrimonio serviría para minimizar los riesgos a los que se exponía Anna durante sus ausencias de la residencia.
Los autores del informe indican que la víctima —quien confesó que no se animó a abandonar a su esposo por temor a ser asesinada en un crimen de honor— durante ese periodo de su vida vivió en condiciones de «esclavitud doméstica» y fue «abusada y explotada sexualmente por decenas de hombres adultos».
«Es difícil comprender cómo esta decisión pudo haber sido tomada y como resultado Anna fue completamente dependiente de su abusador y su familia», concluye el reporte.
Desde los servicios sociales de Bradford reaccionaron a la publicación pidiendo disculpas a todas las víctimas que no lograron proteger y se mostraron confiados de que desde entonces las prácticas de las agencias estatales han mejorado, aunque reconocieron que «aún queda mucho trabajo por hacer».
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