¿Revolución en la lucha libre? Por primera vez en décadas, la WWE es destronada y troleada por otra empresa: se llama AEW y así lo ha logrado

Los años 1990 son, sin duda alguna, uno de los períodos más recordados por los fanáticos de la lucha libre profesional. En esa década surgieron estrellas como la Roca, ‘Stone Cold’ Steve Austin, Goldberg o Sting y se crearon agrupaciones como NWO y D-Generation X, convirtiéndose en una de las etapas clave en la historia de este ‘entretenimiento deportivo’. Y en gran parte fue por la competencia: luego de una meteórica alza de popularidad, la WWE por primera vez se topó con un adversario digno: la WCW.

La empresa liderada por Eric Bischoff no solo consiguió destronar a la WWE (aunque por un período de tiempo relativamente corto) en la guerra de los ‘ratings’, sino también estableció un precedente que toda empresa de lucha libre busca repetir. Y ahora ha llegado el turno de la All Elite Wrestling (AEW): la nueva compañía, creada en el 2019, ya cuenta con varias estrellas de la escena independiente de la lucha libre y se ha convertido en el lugar más atractivo para los luchadores que acaban de salir de la WWE.

¿Cómo fue creada la AEW y quién es su fundador?

El nuevo negocio que ha emprendido un pulso contra la WWE por la audiencia y la notoriedad, la AEW, fue fundada por el empresario Tony Khan con una importante inversión de su padre, Shahid Khan –inmigrante pakistaní, que se convirtió en multimillonario y propietario del equipo de fútbol americano Jacksonville Jaguars– la cual, según los informes, ascendía a 100 millones de dólares.

Para poner en marcha su proyecto, Khan, que en su juventud era gran fan de la WWE, decidió en 2018 contratar a varias exestrellas de la compañía de Vince McMahon, como Chris Jericho y Cody Rhodes. Todo lo que necesitaba era decenas de millones de dólares. Mientras, su padre, que tiene una fortuna estimada en 8.000 millones, aceptó la idea de mala gana. «No creía en absoluto que fuera una buena idea», afirmó Shahid Khan el pasado junio en una entrevista a Forbes. «Pero le dije a Tony: ‘Mira, cuando me muera y me vaya, les voy a dejar a ti y a tu hermana mucho dinero. ¿Por qué no gastas algo de eso mientras estoy vivo?’«, agregó.

Con suficientes talentos de renombre, incluyendo al legendario excomentarista de la WWE Jim Ross, la AEW fue lanzada con el evento inaugural Double or Nothing: con todas las entradas agotadas; el ‘show’ tuvo lugar en mayo del 2019 en Las Vegas. Luego, el programa semanal ‘AEW Dynamite’ comenzó a transmitirse el 2 de octubre de 2019 en el canal TNT, y rápidamente se hizo popular.

Además, igual a la WWE, la All Elite Wrestling no se limita a los eventos televisados: su contenido multiplataforma incluye dos series semanales de YouTube —’AEW Dark’ y ‘Being the Elite’— y la serie semanal de pódcast ‘AEW Unrestricted’. Además, la AEW anunció un nuevo ‘show’, ‘Rampage’, que se estrenará el próximo 13 de agosto y se emitirá todos los viernes a las 22:00 (hora del Este de EE.UU.) en TNT, después de que termine ‘Smackdown’ de la WWE en Fox.

Actualmente, la empresa fundada por Tony Khan ya cuenta con las leyendas de lucha libre como Chris Jericho y Sting, o Jon Moxley, excampeón de la WWE (donde era conocido como Dean Ambrose). Asimismo, en su plantilla están Cody Rhodes y varios de los nombres principales de la escena independiente, como Kenny Omega o el dúo The Young Bucks, que, además de participar en los combates, también forman parte de la dirección de la compañía.

Según asegura la propia empresa en su página web, «por primera vez en muchos años, la AEW ofrece una alternativa a la lucha libre convencional, con un plantel de talentos de talla mundial que está inyectando un nuevo espíritu, frescura y energía a la industria».

«No quiero ser la próxima compañía de lucha libre del pasado», dijo Tony Khan sobre los antiguos ‘shows’ que no pudieron competir con la WWE. «Nos encanta la lucha libre del pasado, la del presente y la del futuro. Eso es lo que nos da una gran oportunidad de retener y ganar audiencia», agregó.

La receta del éxito: ¿en qué se diferencia la AEW de la WWE y gracias a qué llegó a ser su principal rival?

Aunque la AEW mantiene el marco general establecido por la WWE y que los fanes de la lucha libre ya conocían, la nueva compañía se destaca por un enfoque diferente en muchas áreas.

En primer lugar, ofrece más libertades a las ideas de los luchadores para que ayuden a su éxito utilizando su propia creatividad. En cuanto a los guiones, la WWE tiene una rutina establecida que construye una historia, mientras que AEW ofrece mucha más flexibilidad. La directora de marca, Brandi Rhodes, explicó que la empresa no tiene una sala de guionistas, como su rival, y afirmó que sus monólogos o ‘promos’ en el ring son sin guion, un enfoque que tiene buena respuesta entre los nuevos fanes. «No está escrito como si fuera una telenovela», dijo. «Tony contrató a algunos de los mejores luchadores del mundo y no cambia quiénes son», agregó.

«En la WWE se lo dan todo con los guionistas que tienen y, no sé, si tuviera que leer lo que escriben esos tipos y no me saliera del alma, no creo que hubiera conseguido nada. Ellos tenían una visión y yo otra completamente distinta», admitió el famoso exluchador Diamond Dallas Page en una entrevista del año pasado a Wrestling Inc. Por su parte, la estrella de la WWE Jeff Hardy apuntó a ESPN West Palm que en la AEW «tienen una mentalidad más abierta», mientras que su empresa «está un poco anclada en sus costumbres».

Fuera de los guiones, una de las reglas más singulares que aporta la AEW en comparación con su rival es que las victorias y las derrotas importan: un luchador solo puede obtener una oportunidad por el título si su ratio de victorias y derrotas es mejor que el de los demás. Esto garantiza que se valore el trabajo duro de los deportistas y también permite el ascenso de un luchador al evento principal desde el nivel inferior.

Además, difieren los términos de contratos de los luchadores. Mientras que los de la WWE tienen contratos exclusivos que les impiden trabajar para otras promociones, los de la AEW gozan de un relativo grado de libertad y algunos de ellos pueden aparecer en los espectáculos televisados de otras empresas, tanto en EE.UU. como en el extranjero. Así, Chris Jericho y Jon Moxley pueden aparecer en los programas de la compañía japonesa New Japan Pro-Wrestling (NJPW), cuando el horario de los combates en la AEW se lo permite.

«No se puede poner una silla de montar en un mustang», afirmó Cody Rhodes, quien también es vicepresidente ejecutivo de la AEW. «La gente necesita esto. Quieren experimentar otros mundos, y ningún contrato en AEW es un contrato general. Todo el mundo puede ir desde diferentes lugares y apuntarse. Las puertas están abiertas», agregó.

Asimismo, la AEW está colaborando con otras empresas de lucha libre, por ejemplo, Impact Wrestling y National Wrestling Alliance, lo que beneficia sobre todo a los aficionados, ya que abre la puerta a combates cruzados entre estrellas de ambas compañías. Mientras, una de las quejas de los fanes de la WWE son las constantes revanchas y el uso excesivo de los mismos luchadores.

Como respuesta a su rival, al parecer, la WWE mantuvo conversaciones con NJPW con miras a convertirse en el socio estadounidense exclusivo de la promoción nipona. Sin embargo, hasta el momento, el acuerdo no se concretó.

Mientras que la empresa de Vince McMahon posiciona desde el 2008 la mayoría de sus programas como aptos para niños, su rival utiliza abundantes cantidades de sangre, siempre que la situación lo requiere, y difíciles y peligrosas maniobras. Y es una de las diferencias clave: que la All Elite Wrestling se enfoca en primer lugar en los propios combates, y la WWE persigue el concepto de ‘entretenimiento deportivo’, que ha privado a sus programas insignia, ‘Raw’ y ‘SmackDown’, de violencia y trucos considerados peligrosos tanto para los propios luchadores como para los espectadores que decidan repetirlos. Pero en la WWE hay un semanal que esquiva una parte de estas reglas: el ‘NXT’.

Junto con su ‘homólogo’ británico ‘NXT UK’, este programa, en el que están involucrados veteranos como Triple H, Road Dogg y Shawn Michaels, es lo más semejante a la escena independiente –y la AEW– que el imperio de McMahon puede ofrecerle al público. En comparación con sus hermanos mayores ‘Raw’ y ‘ SmackDown ‘, ‘NXT’ tiene una audiencia más pequeña, comparable a la de ‘AEW Dynamite’. No fue una coincidencia que Tony Khan apuntara a este mismo semanal, al elegirlo como blanco de su ‘ataque’.

¿Cómo la AEW consiguió superar a ‘NXT’ en audiencia y obligó a la WWE a trasladar su programa a otro día de la semana?

Con el ‘hype’ derivado del poder estelar de varios de los nombres contratados, la publicidad y el éxito de Double or Nothing, ‘AEW Dynamite’ logró convertirse en un potente rival de ‘NXT’, que también inicialmente fue emitido en la misma hora: los miércoles entre las 20:00 y 22:00 (hora del Este de EE.UU.).

Unas dos semanas antes del estreno del semanal ‘AEW Dynamite’ en TNT, la WWE decidió trasladar su ‘NXT’ de la red prémium WWE Network a USA Network. El primer episodio de ‘AEW Dynamite’, emitido el 2 de octubre de 2019, atrajo a más de 1,4 millones de espectadores, mientras que la emisión de ‘NXT’ de aquella noche obtuvo 891.000. A lo largo de las siete primeras semanas de emisión, el nuevo programa promedió casi un millón de telespectadores, superando durante ese tiempo a su rival en unas 250.000 personas.

En el transcurso del 2020, las audiencias del semanal de la AEW también adelantaban las de ‘NXT’. Paso a paso, ‘AEW Dynamite’ se convirtió en elprograma de lucha libre número uno de los miércoles, lo que obligó a la WWE trasladar en abril del 2021 la emisión de su ‘show’ a los martes. Desde entonces, el semanal de la AEW volvió a promediar casi un millón de espectadores. Sin embargo, esto es solo aproximadamente la mitad de lo que la WWE obtiene con ‘Raw‘, su programa insignia de los lunes. Pese a ello, la ‘elite’ no se da por vencida y no tiene reparos en trolear a la WWE y a sus luchadores durante los espectáculos.

Durante sus dos años de existencia, el ‘AEW Dynamite’ ganó una gran audiencia, sobre todo entre los jóvenes: el 54 % de sus espectadores son menores de 50 años, un porcentaje mayor que el de ‘Raw’, ‘NXT’ y ‘SmackDown’ de la WWE, según Cody Rhodes.

Pero pese a todos los éxitos, el negocio de Tony Khan no es el primero en desafiar al gigante de Vince McMahon. La competición que otras empresas habían ofrecido a la WWE marcaron algunos de los momentos clave (tanto positivos como negativos) que determinaron la historia moderna de la lucha libre.

La dominancia de la WCW sobre la WWE: el éxito que todos buscan repetir

A pesar de su poderío financiero y popularidad, la WWE no es invencible, como lo demostró la empresa WCW en los 1990. Liderada por el carismático Eric Bischoff, en 1994 la compañía tomó el curso directo a la confrontación con el gigante de Vince McMahon y comenzó a contratar a ex superestrellas de la entonces llamada WWF como Hulk Hogan y Randy Savage, ofreciéndoles contratos multimillionarios a largo plazo y garantizándoles muchas libertades en torno a cómo serían tratados sus personajes en el ring. En septiembre del siguiente año, la WCW lanzó un semanal de los lunes que llevaba el nombre de ‘Monday Nitro’, muy similar al del ‘show’ insignia de la WWF, ‘Monday Night Raw’, que se emitía también los lunes.

George Napolitano / Contributor / Gettyimages.ru

Las llamadas ‘guerras de la noche del lunes’ se agudizaron en 1996, cuando dos luchadores ‘desertaron’ a la WWF y se unieron a las filas de su rival: se trataba de Scott Hall y Kevin Nash, antes conocidos en la WWF como Razor Ramon y Diesel, respectivamente. La llegada de dos excampeones, que aparecieron en varios episodios de ‘Monday Nitro’ para burlarse de la WCW y desafiar a sus autoridades (todo era parte de un guion, obviamente) tomó por sorpresa a los fanáticos, pero lo más inesperado llegaría unas semanas después: Hall y Nash, apodados The Outsiders, anunciaron la aparición de un tercer miembro de la agrupación, que resultó ser nada más y nada menos que el icónico Hulk Hogan. La formación de este trío, bautizado el Nuevo Orden Mundial (‘The New World Order’, o NWO), llegó a ser determinante para el futuro éxito de la WCW: mientras que a los personajes de la WWF a menudo les faltaba un toque de realidad, ya que representaban a dentistas villanos, payasos o brujos vudú, los luchadores de la NWO se parecían a una banda de matones reales y actuaban tanto en el ring como fuera de él de la correspondiente manera.

Además, la empresa de Bischoff contaba con una variedad de talentosos luchadores de peso ligero como Rey Mysterio, Chris Jericho, Eddie Guerrero o Chris Benoit y era una alternativa real a la WWF por concentrarse más en los propios combates que en las historias en los que participaban los luchadores. Ambas empresas no dudaban en burlarse una de la otra durante los episodios de sus semanales, mientras que la WCW hasta se atrevía a veces a anunciar ‘spoilers’ de los combates de la WWF grabados de antemano.

En 1996, la WCW consiguió lo imposible: ganar las guerras por los ‘ratings’, lo que la llevó a una racha de victorias durante más de 80 semanas consecutivas.

Pero la WWF no se dio por vencida y se reinventó para mantenerse competitiva. Uno de los momentos clave para ello fue lo que al principio parecía un punto más a favor de la WCW: la denominada ‘Traición de Montreal’ de 1997. El entonces campeón de la WWF Bret Hart estaba insatisfecho con la empresa y decidió pasarse a su principal rival. El problema era el cinturón: Vince McMahon no quería que Hart abandonara la empresa siendo su campeón, y ambas partes acordaron que el Hitman lo perdiera ante Shawn Michaels, con el que protagonizaba una rivalidad en el ring.

En la WWF querían que fuera derrotado en el gran evento Survivor Series de aquel año, pero Hart estaba en contra porque, entre otras razones, este se celebraría en Montreal, en su natal Canadá. Lo que pasó después tiene todas las razones para llamarse ‘traición’: Hart y la WWF acordaron que el combate terminaría con descalificación y que Hart perdería el título en la velada siguiente, luego de lo cual se iría ya a la WCW, pero McMahon decidió cambiar esos planes sin avisarle. En concreto, dio instrucciones al árbitro Earl Hebner para que anunciara la victoria de Michaels en un momento oportuno del combate, y cuando Michaels le aplicó a Hart su famosa llave ‘sharpshooter’, enseguida fue declarado ganador por sumisión. En lo que se convirtió en uno de los momentos más controvertidos de la lucha libre profesional, un visiblemente enojado Hart empezó a lanzar insultos a McMahon y le escupió desde el ring mientras el jefe de la WWF era abucheado por el público y Michaels abandonó rápidamente el cuadrilátero momentos tras ser proclamado como campeón.

Así la WCW consiguió contratar a otra superestrella mientras numerosos fanes empezaron a odiar a Vince McMahon. Pero el jefe de la WWF logró aprovechar esa situación y salir como ganador al crearse el personaje de ‘Mr. McMahon’, un jefe que abusaba de su poder y humillaba sin piedad a los héroes mientras favorecía a los villanos. El personaje requería de un antagonista, y este papel le tocó a ‘Stone Cold’ Steve Austin. La acalorada rivalidad entre ambos, llena de momentos totalmente inesperados, se volvió tan popular que cada vez más gente le daba preferencia a la WWF en ‘las guerras del lunes’. Junto a ello, el período se caracterizó por la drástica alza de la popularidad de luchadores como la Roca, Kane, Mankind o Rikishi, entre otros; la creación de la agrupación D-Generation X (bastante similar a la NWO e integrada por Triple H, Shawn Michaels y Chyna); y el cambio en el formato del semanal –ideado por McMahon y el guionista Vince Russo– para centrarse más en las novedades.

Mientras, la WCW atravesó una crisis derivada del caos que reinaba entre bambalinas de la empresa: el demasiado poder que otorgaba a los luchadores en torno a sus personajes derivó en que a menudo se negaban a perder y los guiones tenían que ser cambiados o cancelados en el último momento, mientras que otras estrellas sufrieron problemas de abuso de alcohol o drogas. Uno de estos casos fue el de Scott Hall, que atravesó por un período de tal adicción al alcohol que la empresa decidió integrarla en el guion: el luchador actuaba en el ring aparentemente alcoholizado y en un momento hasta vomitó sobre Bischoff. Cabe destacar que este reconoció posteriormente que tratar así a Hall y sus problemas fue una de las peores decisiones que había tomado. Como era de esperar, los semanales ofrecían cada vez menos combates interesantes y todos los guiones de la WCW se desarrollaban alrededor de la NWO, cuya membresía en pocos años llegó a incluir a decenas de luchadores de la empresa y hasta celebridades como el basquetbolista Dennis Rodman, por lo cual la ‘banda’ hasta llegó a ser dividida en dos grupos que se luchaban entre sí.

Todo esto llevó a que a partir de 1998 la WWF volviera a ganar las ‘guerras del lunes’ mientras que la WCW, además de los ya mencionados problemas, también atravesaba dificultades financieras. En el 2001, la WWF sorprendió al mundo de la lucha libre al adquirir lo que quedaba de sus antiguos rivales, incluidos varios luchadores, los archivos de videos y los cinturones de campeones. La NWO, Goldberg, Booker T, Diamond Dallas Page y muchos otros ya eran parte del imperio de Vince McMahon.

Sin embargo, a pesar de esta eventual derrota, Eric Bischoff logró establecer un precedente que nadie se atrevería a repetir durante años.

La Roca y ‘Stone Cold’ Steve Austin vs. Hulk Hogan y Goldberg: ¿a quién apoyaste en la guerra entre WWE y WCW?

— RT en Español (@ActualidadRT) July 17, 2021

Nuevos rivales, pero con las mismas caras: TNA desafía a la WWE, pero no le sale como planeaba

Años después, apareció una nueva amenaza potencial para la ya WWE, y no sería un ‘spoiler’ decir que no fue nada más que eso: potencial. En concreto, a finales de octubre del 2009 Hulk Hogan anunció que él y Eric Bischoff se unirían a la TNA. Dixie Carter, presidenta de esta compañía, afirmó en el mismo evento que la TNA buscaba convertirse en «la mayor empresa de lucha libre en el mundo». En sus aspiraciones, muy pronto anunciaron que ya en enero del 2010 se celebraría un episodio de 3 horas del semanal ‘TNA Impact’, que solía emitirse cada jueves. En concreto, tendría lugar el 4 de enero: un lunes, paralelamente a la transmisión del ‘Raw’ de la WWE.

¿Qué podía pasar mal con esos planes? Pues todo, porque para ese momento la WWE ya estaba en plena preparación para el WrestleMania, su mayor evento anual que desde su inauguración en el lejano 1985 sigue atrayendo las miradas de cientos de millones de fanes. Y para el episodio de ‘Raw’ del 4 de enero la empresa anunció el regreso de Bret Hart a su ring por primera vez desde la ‘Traición de Montreal’, o sea, desde 1997.

Momento de un combate entre Rhino y Hernández celebrado durante un evento de TNA Wrestling en 2010JB Autissier / Panoramic / ZUMA Press / www.globallookpress.com

Al final, ¿qué les esperaba a los fanáticos? La emisión de ‘TNA Impact’ estuvo marcada por la aparición de Hogan, Bischoff, Sting, el icono de la WCW, y de luchadores populares como Jeff Hardy o Jeff Jarrett, así como del legendario Ric Flair, quien había anunciado su retiro del deporte dos años antes. Mientras, en ‘Raw’, los seguidores de la WWE disfrutaron del esperado regreso de Hart, quien se reconcilió con Michaels y luego recibió un golpe de parte del propio Vince McMahon, lo que atrajo todas las miradas y dio inicio a su rivalidad, que concluiría a finales de marzo con un combate en el WrestleMania XXVI. Resumiendo lo que pasó aquel día, aunque la llegada de Hogan logró establecer un récord de ‘ratings’ para la TNA, con 2,2 millones de espectadores, esa edición de ‘Raw’ consiguió 5,6 millones.

Lo que pasó después parece una mala broma: ‘Impact’ siguió divirtiéndole al público cada jueves y las nuevas ‘guerras de la noche del lunes’ se reanudaron solo el 8 de marzo, semanas antes del WrestleMania de la WWE. Luego de no ganar ni una semana en la batalla por los ‘ratings’, consiguiendo cada vez menos de un tercio de la cantidad de los espectadores que seguían el ‘Raw’, la empresa abandonó la idea menos de dos meses después y el semanal volvió a los jueves.

Obviamente, la pregunta es: ¿qué salió mal? Y la respuesta es bastante simple: Hulk Hogan y su ‘vieja guardia’. Es que, desde la llegada a la joven empresa, nacida en el 2002 como ‘NWA: Total Nonstop Action’, el ‘Hollywood’ consiguió una enorme influencia entre bambalinas, que terminó quitándole a TNA toda su identidad. Durante el evento Genesis, celebrado el 17 de enero de 2010, el legendario luchador fue abucheado por el público tras anunciar que la empresa cambiaría su característico ring hexagonal por un estándar cuadrilátero. Cuando los fanes presentes se pusieron a gritar: «¡queremos un hexágono!», Hogan respondió que el cambio sí que tendría lugar «si les gustaba o no». Lucía absolutamente convencido de que estaba haciendo lo correcto y terminó su discurso dirigiéndose a la cámara con una pregunta para Vince McMahon: «¿Qué vas a hacer ahora que la TNA va a por ti, hermano…o hermana?».

La TNA, conocida por su notable división de peso ligero, empezó a enfocar todos los guiones en sus recién contratados luchadores de larga fama, convirtiéndose en un ‘show’ de estrellas de la década pasada como Hogan, sus compañeros Hall y Nash o Flair, que ya tenían más de 50 años cada uno y no se encontraban físicamente capaces de asombrar tanto al público. La falta de atención a la ‘sangre joven’ frente a los veteranos y la carencia de buenos guiones no ayudaban a la empresa, que se limitaba a contratar a más luchadores –muchos de los cuales habían ganado la popularidad en la WWE–, y cuyos nuevos responsables por las historias básicamente ‘copiaban y pegaban’ sus propias antiguas ideas de la época de la WCW.

Poco a poco, la idea de ser un nuevo y poderoso rival de la WWE empezó a desmoronarse. Al final, sus intentos de repetir el éxito de los 1990 fracasaron. Hogan abandonó la empresa en el 2013 y Bischoff hizo lo mismo el año siguiente. Durante una entrevista en 2019, el exejecutivo de la WCW confesó que su paso por la TNA había sido «muy lamentable» y que «con una o dos excepciones», quisiera nunca haber trabajado allí. En cuanto a la TNA, la empresa comenzó un vuelo en picado financiero y jurídico y tuvo que ser reinventada en 2017. Ahora se llama Impact Wrestling y sus semanales siguen emitiéndose cada jueves.

¿Qué puede esperar a la AEW y la WWE en el futuro?

Volvamos al día de hoy. Aunque la WWE perdió la batalla de las audiencias de los miércoles, sigue ganando la ‘guerra’. En el 2020, McMahon firmó un acuerdo para trasladar su biblioteca de contenido de WWE Network al servicio de ‘streaming’ Peacock de NBC, y la empresa celebra al menos un gran evento de pago por visión cada mes, en comparación con los eventos trimestrales de la AEW. Además, su espectáculo estrella, WrestleMania, llena un estadio de fútbol cada primavera.

Sin embargo, la WWE está saliendo de la pandemia mucho más esbelta. La compañía despidió este año a más de veinte luchadores, algunos de los cuales fueron contratados por la AEW, como Malakai Black, Miro o Andrade ‘El Ídolo’ (conocidos en la WWE como Aleister Black, Rusev y Andrade, respectivamente).

La ola de despidos y recortes presupuestarios provocaron rumores de que el presidente de la WWE, Nick Khan, está preparando la empresa para su venta. El exescritor de la compañía Dave Schilling, que trabajó para su equipo creativo a principios de 2019, afirmó en su cuenta de Twitter que los despidos de superestrellas suelen suceder si una compañía está tratando de «maximizar las ganancias antes de una venta».

No obstante, no es la primera vez que aparecen rumores sobre una posible venta de la WWE. De momento, esas especulaciones carecen de cualquier asidero de confirmación.

En cuanto a la All Elite Wrestling, ¿podrá la empresa conseguir tanto alcance como para competir directamente con ‘SmackDown’ y ‘Raw’? El pasado ya ha mostrado que no es buena idea hacer pronósticos. En cualquier caso, el futuro de esa ‘batalla’ entre las dos empresas lo determinarán sus próximos pasos y, por supuesto, el público.

Redactado por Ksenia Filimonova y Anatoly Sumskoy

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