¿Qué puede contar la experiencia de Irán sobre las sanciones sin precedentes impuestas a Rusia?
Las sanciones masivas impuestas a Rusia van más allá de apuntar a los organismos gubernamentales responsables de la operación militar en Ucrania.
Ningún país ha experimentado jamás tantas restricciones punitivas contra sus entidades legales e individuos, que llegan ya a más de 8.500. Incluso Irán, que lleva más de 40 años siendo objeto de sanciones, es segundo de muy atrás, con solo 3.600.
«Esta es una guerra nuclear financiera y el mayor evento de sanciones en la historia. Rusia pasó de formar parte de la economía mundial a ser el mayor objetivo de sanciones mundiales y un paria financiero en menos de dos semanas», comentó Peter Piatetski, antiguo funcionario del Departamento estadounidense del Tesoro en las administraciones de Barack Obama y Donald Trump.
Aunque todavía no se ha producido el pánico, varios expertos temen que se avecine una crisis económica, y no solamente en Rusia sino a lo largo y ancho del mundo. Los países de la UE van sopesando la prohibición de hacer importaciones de petróleo y gas rusos, aunque Moscú provee 40 % de su gas y 25 % de su crudo. Con los precios de los combustibles acercándose a máximos en muchos años, las protestas de transportistas que han estallado en España pueden expandirse a toda Europa.
Por tal motivo, circulan rumores de que algunas de las restricciones impuestas a Irán podrían ser ahora revocadas para compensar el rechazo a los combustibles rusos y evitar una crisis energética en la UE.
Durante mucho tiempo, la República Islámica de Irán fue el país más sancionado del mundo, aislado de una fuente de ingresos de vital importancia: su suministro energético a Europa. Debido a cierta similitud de la situación y pese a la diferencia del peso económico y político global de ambos países, se invita una comparación de la historia de las sanciones que experimenta Irán y las últimamente impuestas a Rusia, indica Elizaveta Naúmova, periodista y experta de la Escuela Superior de Economía (Rusia), en un artículo para RT.
Desde la Revolución Islámica
Aunque la Revolución Islámica, que en 1979 derrocó la monarquía secular en el país persa y llevó al poder a los teólogos chiítas, dio paso a un nuevo régimen calificado de ‘no democrático’, el hecho no llevó a Washington a dictar medidas retaliativas. Las sanciones se impusieron no por el cambio de poder, sino por la toma de la Embajada estadounidense en Teherán, que duró más de un año: 444 días. EE.UU. rompió relaciones diplomáticas con Irán, impuso un embargo sobre el petróleo y otras mercancías procedentes de la República Islámica, y congeló oro y activos monetarios iraníes por valor de 12.000 millones de dólares en bancos estadounidenses.
Las sanciones provocaron una crisis petrolera a gran escala. Pero además, tuvieron un éxito muy limitado, ya que al aplicarlas un solo país no fueron suficientes para derribar la economía iraní, por lo que Washington intentó convencer a sus socios europeos de que siguieran su ejemplo. Según las estimaciones de Eurostat, las exportaciones de petróleo a Europa representaban hasta el 80 % de las exportaciones iraníes y proporcionaban el 50 % de los ingresos del comercio exterior del país.
Incluso después que la UE cediera a las exigencias estadounidenses y terminara imponiendo la prohibición de suministrar equipos para la industria iraní del gas y del petróleo y sus refinados, así como la prohibición de invertir en Irán y otras medidas financieras, la economía de la República Islámica consiguió mantenerse a flote. La justificación formal para las medidas europeas fue la acusación de que las autoridades iraníes estaban trabajando en el enriquecimiento de uranio, lo que podía permitirles crear armas nucleares.
A estas disposiciones se sumaron otras aún más graves entre 2010 y 2012, cuando los bancos iraníes quedaron desconectados del sistema interbancario SWIFT y Bruselas se unió al embargo petrolero estadounidense. Al día siguiente, los expertos europeos observaron una caída del rial iraní, con una inflación que se acercaba al 20 %.
La situación se relajó en 2015, cuando los países occidentales decidieron abordar diplomáticamente el asunto. Se firmó el Plan de Acción Integral Conjunto entre Irán, EE.UU., Alemania, el Reino Unido, Francia, China y Rusia, que estipuló el levantamiento de todas las sanciones a cambio del cese del programa nuclear iraní. Sin embargo, la pausa duró poco. Apenas unos años después, en 2018, el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, rompió unilateralmente el acuerdo e impuso una nueva serie de sanciones.
Efectos programados e inesperados
Las sanciones han tenido en Irán efectos significativos. La inflación media anual en el periodo de 2018 a 2021 fue de 35 %, mientras que los ingresos por exportaciones de petróleo disminuyeron más del 80 % solo en 2020, en comparación con 2017, empeorando aún más los estándares de vida de los iraníes.
El régimen de sanciones ha dado pie a dos fenómenos en la economía iraní: la ‘economía de resistencia’ y la ‘economía gris’. Los componentes claves de la primera son la sustitución de importaciones y la reducción de la dependencia de las exportaciones de petróleo.
«Sí, la economía de resistencia da ciertos frutos. Por ejemplo, en algunos años hubo un balance positivo entre las exportaciones de petróleo y las importaciones. Pero el crecimiento aún no es tan alto como podría ser, la población del país es bastante pobre y el rial es inestable», comentó la analista política Polina Vasilenko.
Las transacciones efectuadas mediante ‘empresas pantalla’ y bancos extranjeros rondan los 80.000 millones de dólares al año y podrían llegar a 150.000 millones en 2022, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Las mayores partidas de la ‘economía gris’ son las exportaciones de gasolina, acero y petroquímicos.
Vasilenko cree que es difícil evaluar si Moscú podría replicar la experiencia de Irán. «Irán lleva más de 40 años bajo la presión de las sanciones, pero esas medidas se introdujeron de forma intermitente. El país tuvo entre un año y medio y dos para adaptarse a las nuevas realidades y encontrar soluciones. Rusia no tiene ese lujo. Nosotros hemos sido golpeados con toda la gama de sanciones en unas tres semanas», señaló.
Lo que sí demuestra el ejemplo de Irán es que es imposible aislar un país de la economía global y reducir a cero su economía. En primer lugar, indica Vasilenko, sus vecinos están interesados en evitar ese aislamiento. Para algunas naciones, como China, es simplemente provechoso comprar crudo iraní con gran descuento; para otras, es obvio que Irán es un importante actor regional, con el cual es esencial hacer negocios.