Una decena de precandidatos. Una alianza de izquierda y otra de derecha que definirán a su abanderado en elecciones primarias. Una sola precandidata. Dos alcaldes, uno de izquierda y uno de derecha, que encabezan las encuestas. Campañas intensas, pero virtuales debido a la pandemia. Y promesas electorales que ya desatan controversias.

Este es el panorama electoral en Chile a solo cinco meses de las presidenciales del 21 de noviembre en las que los ciudadanos elegirán al sucesor de Sebastián Piñera, quien enfrenta la recta final de su Gobierno sumido en una crisis de popularidad, ya que alrededor del 80 % reprueba su gestión.

Las y los votantes no han tenido descanso este año. El 15 y 16 de mayo participaron en la elección más grande de la historia del país sudamericano y en la que definieron a los 155 convencionales que redactarán una nueva Constitución, además de alcaldes, concejales y gobernadores regionales. En total, 2.768 cargos estuvieron en disputa.

El 13 de junio, además, se realizó la segunda vuelta de la elección de gobernadores regionales. Y el próximo 18 de julio se llevarán a cabo las primarias para definir las candidaturas presidenciales de dos grandes bloques de derecha y de izquierda.

Por un lado está Chile Vamos, la conservadora alianza en la que se enfrentarán Joaquín Lavín (Unión Demócrata Independiente), Ignacio Briones (Evolución Política), Sebastián Sichel (Independiente) y Mario Desbordes (Renovación Nacional).

En el otro extremo se encuentra la lista Apruebo Dignidad, en la que competirán Gabriel Boric Font (Convergencia Social) y Daniel Jadue (Partido Comunista).

Por fuera de las primarias, es decir, que no enfrentarán una contienda interna, ya confirmaron sus precandidaturas José Antonio Kast (Partido Republicano), Eduardo Artes (Unión Patriótica), Carlos Maldonado (Partido Radical) y Paula Narváez (Partido Socialista), quien fue ministra secretaria general del Gobierno de Michelle Bachelet, y que ahora es la única mujer en la lista de postulantes.

Aunque no ha confirmado su precandidatura, la presidenta del Senado y exministra de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, Yasna Provoste, registra competitivos niveles de intención de voto.

Por la derecha

En el pacto Chile Vamos, el político que por ahora tiene mayores posibilidades de quedarse con la candidatura es Joaquín Lavin, alcalde de Las Condes, una de las comunas de mayor poder adquisitivo de Santiago, quien además fue ministro en las carteras de Educación, Planificación y Desarrollo Social durante el primer Gobierno de Piñera (2010-2014).

Esta es la segunda postulación presidencial de este político, de 68 años, ya que en 1999 contendió contra Ricardo Lagos, ante quien perdió en segunda vuelta por una escasa diferencia de menos de 200.000 votos.

Las encuestas posicionan a Lavín como el político conservador con mayores preferencias electorales, ya que la intención de voto en su favor oscila entre el 11 % y el 17 %, pero todavía debe atravesar la prueba de las primarias y vencer a sus otros tres contrincantes. Y sacarse de encima el peso que por ahora representa el apoyo de Piñera.

En su contra juega el derrumbe electoral registrado por la derecha en general en el país en el último año, ya que la izquierda, dividida en partidos y en figuras progresistas nuevas e independientes, arrasó tanto en la Convención Constituyente como en las gubernaturas regionales.

La semana pasada, Lavín presentó un programa de Gobierno que consta de 17 puntos, entre los que sobresalen propuestas que apuntan a convencer a los feminismos, como el otorgamiento de un Ingreso Básico Universal a las jefas de hogar y a las mujeres embarazadas menores de 30 años.

Las propuestas fueron descalificadas por sus contrincantes de Vamos Chile, ya que tanto Sebastián Sichel como Ignacio Briones consideraron que tienen la única intención de obtener votos a cambio de ayudas económicas, no de pensar en proyectos de Gobierno sustentables y de largo plazo.

Más acorde con el temario tradicional de la derecha, Lavín también propuso reforzar programas de seguridad pública y reformar el sistema de justicia penal para incorporar juicios por jurados.

Por la izquierda

En la lista Apruebo Dignidad, Daniel Jadue asoma como uno de los precandidatos presidenciales más fuertes, ya que, con miras a las elecciones generales, las encuestas anticipan que la intención de voto en favor del abanderado del Partido Comunista, se ubica entre el 13 % y el 23 %.

El dirigente, de 53 años, es un arquitecto y sociólogo nieto de migrantes palestinos que desde muy joven militó en las organizaciones chilenas por la liberación de ese pueblo. En 1993 se incorporó al Partido Comunista que en Chile, a diferencia de la mayoría de los países de América Latina, sigue vigente y con gran peso electoral, ya que sus integrantes ganan elecciones locales, diputaciones, senadurías y múltiples cargos de elección popular.

Así, la «amenaza» del comunismo que suelen usar en otro países en campañas del miedo en contra de candidatos progresistas, en Chile no tiene tanto impacto gracias a que el PC es un partido con una sólida trayectoria e incluso con simpatías crecientes, como lo demostraron las elecciones de este año en las que el propio Jadue ganó por tercera vez consecutiva la alcaldía de Recoleta.

Al igual que el resto de los precandidatos que contenderán en primarias, Jadue presentó la semana pasada su plan de Gobierno, pero fue el que causó una mayor polémica porque las promesas son las más disruptivas y radicales con respecto a los modelos económicos y sociales tradicionalmente aplicados en Chile.

Una de ellas, por ejemplo, es la posibilidad de que los ciudadanos retiren todos sus ahorros previsionales, lo que transformaría por completo el modelo de pensiones que comenzó a resquebrajarse el año pasado cuando, debido a la crisis económica acentuada por la pandemia, se permitieron retiros anticipados.

Jadue también prometió que las políticas públicas se diseñarán con perspectiva de género y propuso un impuesto permanente a las grandes fortunas, medida que se ha discutido incluso en Europa y EE.UU., mientras que en varios países latinoamericanos se ha aplicado de manera temporal.

Otro tema que generó debate fue la creación de un Ministerio de Información, lo que de inmediato sus críticos denunciaron como un intento de censura a los medios de comunicación que el candidato rechazó.

Cecilia González

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