Por primera vez un monarca europeo se disculpa por los «actos de crueldad» de su país contra millones de personas en África
El rey Felipe de Bélgica expresó este 30 de junio sus disculpas por los excesos cometidos durante el periodo colonial en el Congo, que entre 1885 y 1960 estuvo controlado inicialmente por la corona y posteriormente por el Estado belga.
En una carta enviada este martes al presidente de la República Democrática del Congo, Félix Antoine Tshisekedi Tshilombo, con motivo del 60.º aniversario de la proclamación de independencia del país africano, el monarca se disculpa por los «actos de violencia y crueldad» que Bélgica perpetró en el llamado Estado Libre del Congo (cuando el territorio africano era gestionado como una colonia privada del rey Leopoldo II), así como por «el sufrimiento y las humillaciones» infligidos a la población congoleña después de 1908, cuando el territorio fue adquirido por el Estado belga.
«Quisiera expresar mis más profundos remordimientos por estas heridas del pasado, cuyo dolor se reaviva hoy por la discriminación aún demasiado presente en nuestras sociedades», reza la misiva, citada por la cadena RTBF.
«Los desafíos mundiales exigen que miremos hacia el futuro con un espíritu de cooperación y respeto mutuo. La lucha por la dignidad humana y el desarrollo sostenible requiere unir fuerzas», agrega Felipe.
Esta es la primera vez en la historia que un monarca europeo en el cargo pide disculpas por el maltrato a sus antiguas colonias, precisa RTBF.
Durante los 23 años que el territorio de la actual República Democrática del Congo estuvo bajo el dominio personal de Leopoldo II, entre tres y 20 millones de congoleños murieron por causa directa o indirecta de las acciones de los colonos belgas. Durante ese período el monarca amasó una fortuna equivalente de más de 1.000 millones de dólares actuales.
Con el inicio de las protestas contra el racismo y la brutalidad policial, se reavivaron en Bélgica las discusiones en torno a la figura de Leopoldo II y al pasado colonial del país. A principios de junio manifestantes vandalizaron varias estatuas del rey. Una de ellas, situada en Amberes, fue retirada por las autoridades para restaurarla tras sufrir desperfectos.