Pionyang promete a Washington y Seúl una «inestabilidad sin precedentes en seguridad» en vísperas de sus ejercicios conjuntos
EE.UU. y Corea del Sur enfrentarán «consecuencias no deseadas» en caso de una mayor escalada de tensiones con Corea del Norte, advirtió este jueves Choe Jin, subdirector general del Instituto de Desarme y Paz del Ministerio de Relaciones Exteriores norcoreano, en comentarios a AP.
«Si EE.UU. y sus aliados optan por una confrontación militar con nosotros, se enfrentarán a una inestabilidad sin precedentes en lo que se refiere a la seguridad», dijo Choe. En este sentido, destacó que los ejercicios militares que Washington lleva regularmente a cabo con Seúl amenazan este año con derivar en una situación cercana a la guerra en la península.
El funcionario norcoreano acusó a EE.UU. y Corea del Sur de estar evaluando la posibilidad de desplegar activos nucleares estadounidenses durante su próximo ejercicio militar conjunto, programado para agosto.
«EE.UU. debe tener en cuenta que será tratado sobre la base de la igualdad cuando nos amenaza con armas nucleares», afirmó Choe al señalar que las autoridades del país norteamericano deben renunciar a su «política anacrónica y suicida de hostilidad» hacia Pionyang.
EE.UU. y Corea del Sur intensifican sus ejercicios
Durante su gira por Asia el pasado mes de mayo, el presidente de EE.UU., Joe Biden, acordó con su homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, «expandir el alcance y la magnitud de los ejercicios militares combinados y el entrenamiento en la península de Corea».
Además, reafirmó el compromiso de EE.UU. con desplegar recursos militares en caso de necesidad en vista de «las actividades desestabilizadoras» de Corea del Norte, que últimamente intensificó sus pruebas de misiles balísticos, despertando temores a una eventual prueba nuclear. En este contexto, ambos presidentes confirmaron su objetivo de lograr la desnuclearización de la península coreana.
Mientras, en junio, Yoon y Biden se reunieron con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, con el que acordaron fortalecer las capacidades de disuasión y respuesta contra Pionyang.
En junio, un día después de que EE.UU. y Corea del Sur completaran unos ejercicios conjuntos, Corea del Norte disparó ocho misiles balísticos hacia el mar, una acción que recibió una respuesta recíproca en forma de un lanzamiento similar por parte de las fuerzas estadounidenses y surcoreanas.