En su hogar encontró el apoyo y la motivación cuando estaba alejado del fútbol y se ganaba la vida en lo que encontraba. Jorge Pinos, arquero titular de Independiente del Valle, prefiere hablar de otros temas. Le gustan sus raíces, pero no quiere regresar al pasado, sino disfrutar del presente.

Pinos fue tercer o cuarto arquero de Barcelona y nunca tuvo las posibilidades de ser el número 1, por ello buscó llegar lejos en otros equipos.

Parecía que su sueño de ser un gran portero se esfumaba hasta que apareció el gran salvador de futbolistas: la plantilla de Sangolquí.

Ahora vive momentos dulces con el cuadro del Valle, que el 9 de noviembre disputará la final de la Sudamericana ante Colón de Santa Fe (Argentina).

¿Cómo vive este buen presente de Independiente?

La verdad es único lo que se está viviendo, en lo personal, grupal y esperamos seguir cosechando muchos triunfos más para el bien de nosotros y la institución.

En enero pasado firmó contrato con Independiente, pero tuvo un inconveniente con Técnico Universitario, ¿qué sucedió?

Fue algo incómodo. Hablar del tema no me gusta. Llegué a Independiente y la directiva, los compañeros y el cuerpo técnico de entonces (estaba de entrenador Ismael Rescalvo) me abrieron las puertas para aportar en una gran institución y me dieron mucha confianza, por eso estoy agradecido con todos ellos. En diciembre del año pasado me contactó uno de los directivos, se habló y se pudo concretar mi llegada al club. Estoy contento.

¿Se esperaba ese llamado?

La verdad que no, mi objetivo era seguir creciendo futbolísticamente y creo que llegó la oportunidad en el momento preciso. Lo disfruto con mucha responsabilidad.

Pese a tener en frente a grandes arqueros, como Hamilton Piedra, se fue abriendo espacio y se ganó la titularidad, ¿cuál fue la clave?

El trabajo, el esfuerzo, no rendirse y las ganas de ser el golero principal. Tengo a grandes porteros detrás de mí y me gusta mucho competir con Hamilton por el puesto. Ambos damos todo en los entrenamientos por defender el arco de Independiente.

Hizo las divisiones formativas en Barcelona, pero no desde niño. ¿Dónde se formó primero?

La mayor parte de mi infancia la viví en Quevedo (provincia de Los Ríos) y, posteriormente, en Lago Agrio (Sucumbíos). A mediados de 2007 llegué a Barcelona, donde me gané rápido un puesto en el primer plantel en 2008.

Tuvo problemas para afianzarse y le tocó hacer otras cosas para sobrevivir durante casi tres años, ¿pensó en dejar el fútbol?

En ningún momento, motivado por mi familia y bendecido por Dios, las ganas nunca me faltaron.

Su padre (del mismo nombre) fue arquero, ¿ese fue su impulso?

Él jugó en varios clubes de Quevedo. Cuando llegaba de entrenar me ponía su buzo y los guantes. De ahí nació mi amor por el arco y creo que nací para ser arquero. Aunque también jugué en otras posiciones. En mis inicios era goleador, me ayudaba la estatura.

Escucho que los compañeros lo llaman como el alemán Manuel Neuer. ¿Él es su referente?

Así es, pero también otros en la actualidad, como Marc-André Ter Stegen y Gianluigi Buffon. También a los que ya se retiraron, como Petr Cech y

Edwin van der Sar. Neuer es uno de los mejores porteros del mundo y me dicen así, porque me defiendo bien jugando con los pies, como él. De Ecuador admiro a Jorge Pinos, mi padre.

¿Qué secretos de la portería le da su padre?

Me recomienda cosas como al momento de salir a cortar un centro, que salga decidido o en los mano a mano que cierre a tiempo, cosas así que él las hacía muy bien. Y también que mientras un arquero esté bien ubicado es casi imposible que le hagan un gol.

¿Qué objetivos se plantearon en el club a inicios de año?

Siempre soñamos con llegar a las finales. Lamentablemente en la Copa Ecuador quedamos fuera, pero seguimos peleando la LigaPro y en la Sudamericana planeamos quedarnos con el título.

También ha marcado goles…

Cuando jugué en Deportivo Quevedo, en segunda categoría, pateaba los penales. Marqué cuatro y uno en el equipo de reserva de Barcelona. (I)