«Pequeña, pero grande en esfuerzo»: La película venezolana ‘Un destello interior’ llega al Festival Internacional de Cine de Moscú
Una historia sobre la enfermedad y el amor de una madre por su hija, en medio de la adversidad, puede traspasar barreras y ser entendida por quienes viven a miles de kilómetros de distancia.
Así pasó con el recibimiento que tuvo en Rusia la premiada película venezolana ‘Un destello interior’ (2020), realizada por los hermanos Andrés Eduardo y Luis Alejandro Rodríguez, que se estrenó recientemente en la edición número 43 del Festival Internacional de Cine de Moscú, donde compite en los renglones de mejor película, actriz y dirección.
La cinta venezolana, protagonizada por Jericó Montilla y por Sol Vázquez, fue invitada a uno de los más importantes festivales de cine mundial, que culmina este jueves. Ya en su país obtuvo 11 galardones en el Festival de Cine Venezolano 2020, entre los que se encuentran el de mejor largometraje, director, actriz principal, de reparto y guion.
Para conocer sobre la trama de esta «película pequeña, pero grande en contenido», como dice uno de sus directores, hablamos con Andrés Eduardo y con Jericó sobre su experiencia en este evento del cine internacional cuyo emblema es la estatuilla del San Jorge de Oro .
¿De qué se trata ‘Un destello interior’?
La cinta comienza con el encuentro de Silvia, su protagonista, con el padre de su hija Sara durante la visita a una cárcel. De esa escena queda claro que el hombre no se hará cargo de la niña de seis años, si su madre llegara a faltar.
Más adelante, un médico le dice a la mujer, que vive en un barrio precario de una Caracas que apenas se adivina, que tiene un tumor cerebral. Su angustia crece al no saber cuál será el destino que su pequeña si no logra sobreponerse a la enfermedad, en medio de una realidad compleja de abandono, exclusión y pobreza.
El director de esta película, producida por la fundación estatal Villa del Cine, explica desde Moscú que la protagonista vive en constante conflicto, «en un lucha por abrir una serie de sentimientos y emociones que ha represado para protegerse». Los sentimientos que no ha exteriorizado «parecen salir para hacerle frente con una enfermedad. Es lo que está sucediendo dentro del alma de Silvia», agrega.
Sobre esa ciudad gris y apenas dibujada, afirma que aunque la capital venezolana está presente, esa «urbe está abierta para que el espectador pueda reconocer el drama, la ansiedad, la angustia y la preocupación de Silvia en cualquier otro contexto. Pudiera ser El Cairo, Manila o Moscú».
Una historia similar a miles de kilómetros
Andrés Eduardo, quien también es guionista de la cinta junto a su hermano y a Julián Balán, cuenta cómo la trama logró tener impacto en los espectadores cuyas butacas estaban a casi 10.000 kilómetros de distancia de Caracas, donde se grabó la película.
«Se nos acercó una señora y nos dijo: ‘Estuve enferma de cáncer y pasé por todo esto. Yo era una madre sola con hijos. A pesar de ello, tuve que salir adelante. Hubo momentos de esperanza y de desesperanza. Siempre hubo una lucha'».
Al referirse al abordaje del tema de la enfermedad, el cineasta relata su experiencia. Su padre murió de cáncer y su madre también tuvo un carcinoma en un seno. «Era una mujer que tenía que lidiar con sus hijos (nosotros), prácticamente sola. Hay cosas que nos llevan a contar esta historia«.
En su opinión, algunas dolencias y padecimientos son producto «del abandono, de los conflictos no resueltos, de la culpabilización. Nos enseñaron a torturarnos».
«La enfermedad es como una metáfora de lo que ocurre dentro de nosotros, emocionalmente, por lo que nos dice: ‘Cuídate, ocúpate de esto, ámate'», reflexiona el también director de ‘Brecha en el silencio’ e ‘Hijos de la sal’.
Para él, el «destello interior», que da nombre a su tercera película, «es la fuerza que habita dentro de todos nosotros, la fuerza del alma, por difícil que sea el contexto y el momento que estamos pasando».
«Silvia es un reflejo»
Al analizar su personaje, Jericó asegura que mujeres como Silvia, quien forma parte del personal de limpieza de una oficina de una zona acomodada de Caracas, son «invisibles para la burguesía», a pesar de sus problemas y de la necesidad de ayuda que pudieran tener.
Para su protagonista, esta figura a la que personificó «pudiera ser el reflejo de muchas mujeres en el mundo». Por ello cree que, aunque una lectura a priori podría considerar que es áspera con su hija, producto de su situación y su enfermedad, debería se acompañada y no juzgada por quien ve esta historia.
Para encarnar a esa mujer que recorre incansablemente rincones de Caracas, en lo que pareciera una búsqueda constante, Jericó se sometió a un entrenamiento y alimentación muy estrictos. En menos dos semanas, acompañada de una especialista, bajó diez kilos.
«Antes de cada grabación trotaba, mi sudor en las escenas es natural, cada vez que había un corte trotaba en el sitio hasta volver a empezar. Fue muy exigente de mi parte».
De Caracas a Moscú
Tanto su director como la protagonista de la cinta coinciden en el honor y la importancia que dan a participar en este Festival.
«Es una satisfacción para nosotros como venezolanos, no solo por la película, sino porque es un gran logro para el país en estos momentos poder salir con nuestro trabajo,que se sepa que en Venezuela hay un movimiento artístico que apuesta por seguir avanzando», dice Jericó, quien visita el país euroasiático por primera vez.
Por su parte, Andrés Eduardo se emociona del otro lado del teléfono y asegura que siempre había querido conocer la capital rusa e incluso habla de su sueño de hacer un documental que se desarrolle en los campos de Rusia y Venezuela. «Mi hermano y yo somos amantes del cine ruso, de los cineastas Andréi Tarkovski, Elem Klímov, Sergei Parajanov y Larisa Shepitko. Estar en Moscú es una experiencia extraordinaria».
Sobre la competencia venezolana en este cita fílmica donde participan otros 14 países como Alemania, China, Cuba, Irán, Italia, Rusia, Suecia, Japón, India, Grecia, entre otros, suelta que aunque ‘Un destello interior’ es «una película pequeña a nivel de producción», es «grande en contenido y esfuerzo».
Su creador también destaca la posibilidad que han tenido de intercambiar opiniones con los espectadores que se han acercado con muchas interrogantes sobre la realidad que se refleja en la cinta de producción netamente venezolana.
«Nos preguntan: ‘¿cómo están las cosas allá?, ¿por qué pasa esto en la película?’. Hay una necesidad de saber, y eso es muy interesante», considera.
Para Andrés Eduardo, «es una situación hermosa que el Festival de Moscú haya decidido hacer esta proyección de forma presencial. Se requiere una gran valentía, una visión de que hay que construir un nuevo futuro con la situación existente de pandemia».
Agrega que este tipo de eventos son una invitación «para ese encuentro de almas y espíritus que quieren contrastar su realidad con otras y darse cuenta de que somos la misma gente».