¿Otro estallido en la puerta? Qué está pasando con el movimiento indígena en Ecuador y por qué debería preocupar a Guillermo Lasso
Desde el pasado lunes, Ecuador vive un paro nacional indefinido, convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y al que se han sumado otras organizaciones de estudiantes, sindicalistas y bananeros, entre otras.
Este paro nacional se da luego de un año de un infructuoso diálogo con el Gobierno. Son 10 las demandas que la Conaie ha presentado al Ejecutivo:
- Reducción y no más subida del precio de los combustibles.
- Moratoria y renegociación de deudas con la banca para más de 4 millones de familias.
- Precios justos en los productos del campo.
- Empleo y derechos laborales.
- Moratoria a la ampliación de la frontera extractiva minera/petrolera.
- Respeto a los 21 derechos colectivos: educación integral bilingüe, justicia indígena, consulta previa, entre otros.
- Alto a la privatización de los sectores estratégicos.
- Políticas de control de precios y la especulación en el mercado de los productos de primera necesidad.
- Salud y educación.
- Acciones y políticas públicas efectivas para frenar la ola de violencia que mantiene en zozobra al Ecuador.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), apenas el 32,5 % de los ecuatorianos tiene «empleo adecuado» y 23,9 % es subempleado; mientras que la pobreza a nivel nacional llega al 27,7 % y la pobreza extrema a 10,5%.
Sobre el primer día del paro, cada bando brindó una visión distinta. El ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, dijo que las protestas fueron «sustancialmente inferiores a lo que se tenía previsto»; mientras que la Conaie señaló que la manifestación fue un «éxito».
La organización señaló que ese día hubo actividades de protesta, principalmente bloqueos de vías, en al menos 17 de las 24 provincias del país; sin embargo, las autoridades informaron que inicialmente los cierres de carreteras se dieron en más de una decena de provincias, pero que luego se concentraron en tres: Imbabura, Cotopaxi y Pichincha.
Pero ese mismo día, estudiantes universitarios y secundarios protestaron en Quito y en la ciudad de Cuenca. En la capital ecuatoriana, la Unión Nacional de Educadores (UNE) denunció que la Policía reprimió a los estudiantes del Instituto Nacional Mejía que se sumaron al paro.
Aunque desde el Gobierno señalaron que la protesta fue «inferior» a lo previsto, el presidente del país, Guillermo Lasso, dijo que en la primera jornada del paro hubo el incendio de un patrullero policial, así como «la invasión a productores agrícolas, la ruptura del parabrisas a vehículos privados y escolares, el ataque a una instalación de bombeo de petróleo, corte de agua en las comunidades, cierres y daños graves en las vías estatales».
Segundo día agitado
El martes fue más agitado. La jornada comenzó con la detención de Iza. El titular de la Conaie fue arrestado en el sector Lasso, cerca de Pastocalle, en Cotopaxi, en el centro del país.
El presidente Lasso, en un mensaje al país posterior a la detención, sin mencionar explícitamente a Iza, dijo que había «iniciado la detención de los autores intelectuales y materiales ejecutores de los actos violentos» durante el paro nacional.
El arresto de Iza caldeó los ánimos y desde la Conaie, que calificó de «ilegal y arbitraria» la detención, llamaron a «radicalizar» la protesta. A las 10 demandas se sumó una más: la liberación de su máximo líder.
Hasta horas de la mañana hubo mucha incertidumbre sobre dónde se encontraba el líder indígena. La Alianza por los Derechos Humanos de Ecuador, que aglutina a 15 organizaciones, había señalado que su paradero, transcurridas varias horas desde la aprehensión, seguía «siendo desconocido». Luego se supo que Iza había sido trasladado hasta al sede de la Unidad de Flagrancia en Quito y, posteriormente, llevado en helicóptero de vuelta a Latacunga para tener la audiencia respectiva por su arresto.
Entre las instituciones del Estado hubo contradicciones. La Fiscalía señalaba, pasadas más de ocho horas de la detención de Iza, que este no había sido puesto a su disposición y que tampoco había recibido el parte policial; luego indicó que les fue entregado el documento. Mientras, el Ministerio del Interior mencionaba que el responsable del operativo elaboró el parte en la madrugada y lo entregó personalmente en la Fiscalía a primera hora del martes.
Cerca del mediodía, finalmente se conoció la razón del arresto. El Ministerio del Interior dijo que Iza fue aprehendido «en flagrancia […] obstruyendo la Panamericana E35» y que desde ahí «dirigía e impulsaba acciones para el recrudecimiento y radicalización de la violencia», como parte del paro nacional.
En demanda de la liberación de Iza, cientos de personas se concentraron frente a la sede de la Fiscalía Provincial de Cotopaxi, en Latacunga; pero luego se trasladaron a los exteriores del Centro de Rehabilitación Social Cotopaxi, donde creían que se encontraba el líder indígena. La Conaie denunció que en ese lugar hubo represión a los manifestantes, que resultaron afectados por los gases lacrimógenos y perdigones.
También hubo movilizaciones en otras provincias. En Quito se presentaron disturbios, que culminaron con un carro patrullero policial incendiado y siete personas detenidas, según la Alianza por los Derechos Humanos de Ecuador.
Después de 24 horas de su arresto, Iza fue puesto en libertad condicional. La jueza Paola Bedón, que consideró que su detención fue lícita, le impuso medidas cautelares, consistentes en la prohibición de abandonar el país y en la obligación de presentarse ante la Fiscalía los miércoles y viernes en horario laborable.
Tras ser dejado en libertad, Iza expresó que su detención es un acto de persecución política. «Nos hicieron una emboscada y prácticamente nos detuvieron de forma ilegal. Nos podrán detener físicamente, pero jamás a nuestras ideas, ni muestro espíritu, tampoco nuestra dignidad. Querrán matarnos, pero no matarán nuestros sueños«, manifestó.
Durante el día, la Conaie recordó unas palabras que Lasso le dedicó a Iza en diciembre de 2021. Tras tildar de «anarquista» al titular de la Conaie, el presidente ecuatoriano advirtió con enfrentarlo «con todo el poder del Estado, con toda la fuerza pública»; y añadió que «quienes quieren anarquizar este país, interrumpir servicios públicos y profundizar una crisis económica, ya de por sí afectada por la pandemia», deben terminar «con sus huesos en la cárcel».
Otros hechos
El martes, la compañía china PetroOriental informó sobre la paralización de ocho pozos petroleros de los bloques 14 y 17 en la provincia de Orellana, debido a la ocupación ilegal por parte de unas pocas personas de etnia Waorani de la comunidad Yawepare.
«Las vías de acceso se obstaculizaron con árboles y zanjas», dijo la empresa en un comunicado, en el que señala que la pérdida se estima en 1.400 barriles de crudo al día.
Ante la tensa situación en el país, el Ministerio de Educación informó la suspensión de las clases presenciales en varios cantones de cuatro provincias del país: Pichincha, Pastaza, Bolívar y Cotopaxi.
Tercer día
Este miércoles, varias vías del país amanecieron bloqueadas. En un primer boletín, emitido pasadas las 08:00 de la mañana (hora local), la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) informó que carreteras de las provincias de Pichincha y Azuay permanecen cerradas.
De acuerdo con el servicio ECU911, también hay cierres en las provincias de Napo, Tungurahua, Morona Santiago, Orellana, Pastaza, Chimborazo, Cotopaxi, Imbabura, Bolívar, Loja, Zamora Chinchipe y Cañar.
La noche del martes, comenzaron a llegar indígenas en varios camiones para concentrar la protesta en Quito. Se espera que se aglutinen en el parque El Arbolito, en el centro-norte de la capital, donde también estuvieron durante las manifestaciones de octubre de 2019; pero el lugar amaneció resguardado por un contingente policial.
Lucha previa
La última gran protesta del movimiento indígena se dio justamente en octubre de 2019, durante el Gobierno de Lenín Moreno, cuando hubo un estallido social que estuvo desde el 3 al 13 de ese mes, por el alza del precio de los combustibles y por una serie de medidas económicas y un paquete de reformas promovidas por el Ejecutivo.
En medio de la tensión en Quito en ese entonces, el presidente Moreno trasladó, de manera temporal, la sede del Gobierno a la ciudad de Guayaquil y ejerció el cargo desde esa urbe. Finalmente, tras 11 días del estallido, se alcanzó un acuerdo que condujo al levantamiento de las protestas.
Ese estallido dejó 11 muertos, 1.340 heridos —entre ellos 11 personas que perdieron un ojo— y 1.192 detenidos, según datos de la Defensoría del Pueblo.
De acuerdo con la Conaie, el primer gran levantamiento indígena en Ecuador ocurrió en 1990, durante la presidencia de Rodrigo Borja. Sus demandas eran el reconocimiento del Estado Plurinacional, acceso a las fuentes de agua, legalización de tierras, entre otros.
En 1994, el movimiento indígena hizo que el régimen conservador de Sixto Durán Ballén diera marcha atrás a la aprobación de una Ley Agraria; en 1997 se plegaron al paro de movimientos sociales que logró la caída del presidente Andalá Bucaram; en 1998 consiguieron la incorporación de los Derechos Colectivos de pueblos indígenas en la Constitución de la República; en el 2000 participaron en el derrocamiento del entonces mandatario Jamil Mahuad; y en 2005 formaron parte de las movilizaciones que derrocaron al presidente Lucio Gutiérrez.
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