El presidente de EE.UU., Donald Trump, volvió a arremeter contra uno de sus objetos favoritos de ira, los molinos de viento. Esta vez lo hizo durante un discurso ante un grupo conservador en Florida.

Mientras se burlaba del llamado Green New Deal (un conjunto de medidas propuestas para combatir el calentamiento global), el mandatario aseveró que «nunca entendió» el atractivo de las plantas de energía eólica, alegando que la producción de sus turbinas causa grandes emisiones de carbono.

«Nunca entendí el viento», señaló. «Sé mucho sobre los molinos de viento, los he estudiado mejor que nadie. Sé que son muy caros. En su mayoría se fabrican en China y Alemania, muy pocos se fabrican aquí, casi ninguno, pero […] producen enormes vapores y gases, que están siendo arrojados a la atmósfera«.

Los críticos de las plantas de energía eólica con frecuencia señalan las excesivas emisiones de carbono como una razón contra la construcción adicional de ese tipo de parques. Sin embargo, la Asociación Estadounidense de Energía Eólica descubrió que los parques eólicos de todo el mundo generaron el año pasado suficiente energía para evitar 200 millones de toneladas de contaminación por carbono por la quema de combustibles fósiles.

Trump también sostuvo durante su discurso que las plantas de energía eólica son responsables de matar diferentes especies de aves.

«Hay lugares para el viento, pero si vas a varios lugares en California, el viento está matando a todas las águilas», indicó Trump. «Sabes que si le disparas a un águila, si matas a un águila, te quieren meter en la cárcel por cinco años. Y sin embargo, los molinos de viento están matando cientos y cientos de águilas», agregó.

El presidente menciona frecuentemente a estas aves cuando critica los molinos de viento. Sin embargo, PolitiFact descubrió en 2016 que en realidad Trump había inflado la estadística de águilas que murieron debido a las turbinas eólicas.

Un estudio realizado a principios de este año encontró que alrededor de 150.000 aves se ven afectadas por las turbinas eólicas de alguna manera cada año en EE.UU., un número que sigue siendo muy inferior al de aves que mueren en las garras de animales domésticos cada año.

La «guerra contra el viento» del presidente no es nueva. Se lo acusa de haber comenzado sus diatribas contra las turbinas eólicas después de que se propusieran desarrollos de parques eólicos cerca del campo de golf que posee en Escocia, reseña The Guardian.