«Nuestro amor por Francia es imposible de erradicar»: Johnson intenta atenuar la ola de tensión generada por AUKUS
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, intentó este domingo atenuar la ola de tensión generada por el sello de la nueva alianza de seguridad AUKUS, acordada entre su país, EE.UU. y Australia, subrayando la solidez de las relaciones entre Londres y París que se han visto afectadas por el acuerdo.
«Nuestro amor por Francia es imposible de erradicar. Estamos muy orgullosos de nuestra relación con Francia y es de enorme importancia para este país [Reino Unido]. Es una relación muy amistosa ―’entente cordiale’― que se remonta a un siglo o más y es absolutamente vital para nosotros», afirmó el líder británico.
Al mismo tiempo, Johnson enfatizó ante los periodistas, con los que viajaba a EE.UU. para encontrarse con el presidente Joe Biden e intervenir en la Asamblea General de la ONU, que ambas naciones colaboran «codo a codo» en las operaciones de la OTAN en los países bálticos, en Malí, así como en simulaciones conjuntas de ensayos de armas nucleares.
Reproches de Francia
La noticia llega poco después de que se reportara esta misma jornada que París habría cancelado la cumbre bilateral franco-británica de ministros de Defensa en vista de la rescisión del contrato por el suministro de submarinos convencionales con Australia, al anunciarse el nuevo pacto trilateral.
Además, los políticos franceses de alto nivel lanzaron esta semana una serie de reproches hacia sus aliados. Así, Jean-Yves Le Drian condenó la alianza AUKUS, al tildarla de una «puñalada por la espalda». Por su parte, Clément Beaune, secretario de Estado de Asuntos Europeos, describió el acuerdo en una entrevista con France 24 como «un regreso al redil estadounidense con una forma de vasallaje aceptada«.
- La cooperación entre Australia, EE.UU. y el Reino Unido prevé, entre otros acuerdos, que Washington ayude a Australia con tecnologías necesarias para dotarse de submarinos de propulsión nuclear.
- El programa rescindido de dotación de submarinos por parte de Francia implicaba la construcción de una flota de 12 sumergibles convencionales, en el marco de un contrato multimillonario entre el país europeo y Australia, estimado en unos 66.000 millones de dólares.