«No crean en la propaganda de Biden»: Congresistas estadounidenses son reacios a la propuesta de suspender el impuesto a la gasolina por 90 días
Este miércoles el presidente estadounidense, Joe Biden, instó al Congreso a suspender la vigencia de los impuestos sobre la venta de gasolina y diésel por espacio de 90 días, para mitigar la drástica subida de precios. El mandatario atribuyó el alza al actual conflicto en Ucrania, e incluso calificó el hecho como «el aumento de precios de [el presidente ruso, Vladímir] Putin«.
Sin embargo, muchos legisladores, incluidos no pocos del Partido Demócrata, ven la propuesta con escepticismo y no tienen confianza en que la iniciativa prospere. El diario USA Today estima que «no hay garantías» de que la medida avance, especialmente al tener en cuenta que los demócratas tendrían que contar con 60 votos a favor en un Senado equitativamente dividido. «Ni siquiera los líderes demócratas están de acuerdo», señala el medio.
Dudas en el bando demócrata
Así, la propia presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que habrá que ver «dónde está el consenso en la Cámara y el Senado sobre el camino a seguir para la propuesta del presidente». Pelosi y otros demócratas llevaban ya mucho tiempo advirtiendo que una suspensión de los impuestos a la gasolina permitiría a las empresas petroleras obtener ingresos adicionales, detalla AP.
Mientras, el líder demócrata de la mayoría en dicha cámara, Steny Hoyer, expresó sus dudas sobre si la bancada tendrá el número de votos necesario. «No hemos contado, por lo que todavía no lo sabemos«, afirmó. Además, cuestionó que la moratoria resultaría en ahorros considerables para los conductores, aunque enfatizó que hace falta seguir intentando bajar los precios.
A su vez, el demócrata Peter DeFazio, quien encabeza la Comisión de Transportes e Infraestructuras de la cámara baja, fue aún más allá y declaró abiertamente que no apoyaría la iniciativa. «Voy a trabajar en contra de ello. Tengo el mayor Comité del Congreso, así que veremos», acentuó. Según DeFazio, sería mejor cobrar impuestos sobre «beneficios inesperados» de las compañías del sector petrolífero.
«Un truco ineficaz»: Republicanos arremeten contra la iniciativa
Por su parte, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, calificó la propuesta de Biden como «un truco ineficaz para enmascarar los efectos de la inflación [desatada por] los demócratas». «Esta última mala idea apenas haría mella en la subida de los precios de la gasolina durante su mandato. Aquí está una idea mejor: ¿y si los demócratas dejan de hacer la guerra a la energía estadounidense asequible?», escribió en su Twitter.
La republicana Cathy McMorris Rodgers puso de relieve que a largo plazo la suspensión temporal podría tener consecuencias negativas para la seguridad en las carreteras y el mejoramiento del tráfico, porque desviaría fondos de los proyectos infraestructurales a nivel nacional. «Bajo la propuesta del presidente Biden, la gente se verá obligada a conducir en carreteras inseguras y llenas de baches para conseguir la gasolina que no puede pagar», señaló.
Mientras, Marsha Blackburn, senadora conservadora por el estado de Tennessee, aprovechó la iniciativa para arremeter contra las políticas de la actual Administración en materia de energía. «No crean en la propaganda de Biden. Biden, y no Putin, ha puesto a cinco dólares por galón la gasolina para el pueblo estadounidense», tuiteó. «El presidente Biden dijo que iba a cerrar la energía estadounidense, y está cumpliendo esa promesa. Es hora de que deje sus trucos y empiece a perforar en el país«, sostuvo la política en otra publicación.
Entre tanto, se estima que una pausa fiscal de tres meses costaría unos 10.000 millones de dólares. Los tributos sobre la gasolina representan una parte significativa del Fondo Fiduciario de Carreteras, a través del cual se financia la mayoría de los gastos federales para el desplazamiento público.
- El valor promedio de la gasolina de grado regular en las gasolineras estadounidenses se sitúa en 4,955 dólares por galón (una medida equivalente a 3,785 litros), según datos de la Asociación Estadounidense de Automóviles (AAA, por sus siglas en inglés). El récord histórico se registró el pasado 14 de junio, cuando el precio llegó a 5,016 dólares.