Neisi Dajomes: «El sacrificio, el trabajo y el coraje valieron la pena»
Neisi Dajomes levantó este domingo el oro en halterofilia y cambió la historia olímpica de Ecuador, al convertirse en la primera mujer de Ecuador en subirse a lo más alto del podio olímpico.
La levantadora de pesas ecuatoriana se colgó el oro en la categoría de 76 kg con un total de 263 kilos, 118 en arrancada y 145 en dos tiempos; lo que la colocó directamente en el la cima de Tokio 2020.
«Me siento muy orgullosa porque soy la primera en obtener una medalla olímpica. No tengo palabras para describirlo, mis metas eran grandes, siempre he tenido ambición», afirmó radiante con la medalla de oro al cuello.
Neisi Dajomes, de 23 años, logró situarse cabeza desde el minuto uno de una impecable competición, seguida muy de cerca por la rival estadounidense Katherine Nye y la mexicana Aremi Fuentes, plata y bronce, respectivamente.
«No fue nada fácil, para llegar a Tokio tuve que pasar por muchas dificultades, pero el sacrificio, el trabajo y el coraje valieron la pena«, dijo a los medios. «Agradezco a mi país por esas buenas vibras que me enviaron», añadió.
«Cada deportista que está aquí sabe lo que ha tenido que pasar», afirmó para después agradecer su logro.
«Esta medalla se la dedico a Dios, a mi mamá y a hermano y a mi entrenador Alexei», enumeró emocionada y echando en falta a su madre y hermano, fallecidos.
En medio de la emoción, la tricolor envió un mensaje de motivación a los jóvenes ecuatorianos. «Levántese, escojan un deporte, el que sea, pónganse un objetivo y hagan todo por conseguirlo», indicó.
La recta final no fue fácil porque un falso positivo en la covid-19 casi le impiden llegar a Tokio. «Caí en depresión. Bajé dos kilos», contó la campeona que al final logró «mantenerse de pie» y llegar a los Juegos. En Tokio brindó una actuación de la que no se permitió ni un solo fallo y donde «también hay estrategia».
IMPECABLES LEVANTAMIENTOS PARA UNA CAMPEONA
La ecuatoriana, que cuenta con varios récord mundiales juveniles, salió decidida y con un alegre turbante con los colores de su bandera. Arrancó con un aplaudido peso de 111 kilos que la emocionó visiblemente y al que siguió un segundo exitoso arranque de 115 kg y por último 118 kg, celebrándolo con gritos y saltos de alegría.
Comenzaba bien la jornada de sus segundos Juegos, tras el diploma olímpico de Río al alzar 237 kg; y una segunda prueba de dos tiempos que decidiría la final.
Desde que empezó en este deporte hace ahora 12 años, la atleta se caracteriza por salir a competir con complementos femeninos; y esta noche no fue excepción y salió con los párpados dorados, un presagio de campeona.
«El hecho de que las mujeres levantemos pesas no significa que perdamos nuestro espíritu femenino y mucho menos de niñas. Y eso es lo que me gusta demostrar, que aunque en la plataforma nos transformemos, seguimos siendo unas mujeres muy luchadoras adentro en el alma«, argumentó.