A tres meses de las elecciones legislativas de Argentina, el Gobierno y la oposición se preparan para reforzar unas campañas que tendrán impacto en el escenario político rumbo a las presidenciales de 2023.

El próximo 14 de noviembre, las y los argentinos votarán para renovar 127 de las 257 curules de la Cámara de Diputados, y 24 de las 27 que hay en el Senado pero, más allá de los resultados, los comicios simbolizan un balance de la presidencia de Alberto Fernández, ya que se realizan justo a la mitad de su mandato.

Es una situación que viven todos los presidentes argentinos, ya que las parlamentarias se llevan a cabo cada dos años y suelen fortalecer o debilitar a los gobiernos en curso, aunque nunca de manera definitiva.

En 2017, por ejemplo, la coalición del expresidente Mauricio Macri ganó las elecciones intermedias pero, dos años después, él perdió la reelección en primera vuelta, debido al fracaso de su política económica que se acentuó en segunda mitad de su mandato.

La principal diferencia en este caso es que el Gobierno de Fernández ha estado marcado por completo por la pandemia, pero los resultados e los comicios podrían apuntalar o debilitar su liderazgo que es frecuentemente cuestionado por el peso de la vicepresidenta y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Además, en caso de que gane la peronista y oficialista lista del Frente de Todos, el presidente allanaría su camino hacia la reelección.

Del lado opositor, la definición de listas ya tuvo un resultado concreto, pues el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, desplazó a Macri del liderazgo de la coalición de derecha Juntos, lo que le permitió consolidar su papel como el principal aspirante opositor a la presidencia para 2023.

Primarias

Antes de las legislativas, el próximo 12 de septiembre se realizarán las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para que los partidos y coaliciones definan las candidaturas en disputas internas, con el voto directo de toda la ciudadanía.

Mientras el oficialismo logró postular candidaturas de unidad en la mayoría de los distritos, el principal bloque opositor dejó en evidencia sus tensiones internas al inscribir diferentes listas.

Por eso, la atención está centrada en la batalla electoral opositora que enfrentará al exvicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli, con el mediático neurocirujano Facundo Manes. Ambos compiten por la candidatura en representación de la provincia de Buenos Aires, que es el distrito más importante por sus dimensiones, ya que ahí radican 12,7 millones de votantes, es decir, el 37 % del padrón electoral.

Si gana Santilli, se interpretará como un triunfo del jefe de Gobierno de la capital, Rodríguez Larreta, pero si se impone Manes, será un golpe a sus aspiraciones presidenciales.

El escenario para el oficialismo es diferente, ya que la provincia de Buenos Aires actualmente es gobernada por el peronista Axel Kicillof y no tendrá elecciones internas de candidatos, ya que presentó una lista de unidad que encabezan la exconcejal Victoria Tolosa Paz y el ministro de Salud provincial, Daniel Gollán.

De esta forma, el reto del Frente de Todos es ganar la elección del 14 de noviembre ante Santilli o Manes. En caso contrario, la reelección de Alberto Fernández para 2023 quedaría inmediatamente en riesgo y debilitaría por completo su poder durante los últimos dos años de su Gobierno.

En la ciudad de Buenos Aires, la oposición también va con listas separadas: una está liderada por la exgobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, y otra por el exministro de Economía Ricardo López Murphy, pero se da por descontado el triunfo de la primera debido a que es la aliada del jefe de Gobierno de una ciudad que es un bastión indiscutible de la derecha. Desde que Macri ganó en 2007, su partido no ha perdido ninguna elección.

A ello se debe que la principal aspiración del peronismo no sea precisamente ganar, sino aumentar su caudal de votos y lograr que entren el mayor número de candidatos a diputados que forman parte de la lista encabezada por el asesor presidencial Leandro Santoro.

Mejor sin Macri

Las peleas en la alianza conservadora Juntos son fundamentales porque es la fuerza que tiene más bancas en juego en las próximas elecciones: 60 diputados y ocho en el Senado.

En términos generales, hay dos grandes grupos: uno que se corre más hacia la ultraderecha, encabezado por Macri y exfuncionarios como la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, y quienes son considerados como más moderados, que son Rodríguez Larreta y Vidal.

También arrastran rencores políticos, ya que parte de los dirigentes no defienden al expresidente e incluso se deslindan públicamente de él, como el precandidato a diputado en la provincia de Buenos Aires, Facundo Manes; el exministro de Economía Ricardo López Murphy; el diputado Alfredo Cornejo, el economista Martín Tetaz, el exdiputado Emilio Monzó, el exsenador Ernesto Sanz; los intendentes Gustavo Posse y Jorge Macri, el exsecretario de Salud, Adolfo Rubinstein; y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

Todos ellos han reiterado críticas a Macri. Algunos incluso presumen como principal activo político rumbo a las legislativas el hecho de no haber formado parte de su Gobierno.

Pese a que también es uno de los políticos con peor imagen del país, el expresidente se sumará a las campañas para evitar que los simpatizantes extremistas de su partido opten por votar a los candidatos de ultraderecha que están subiendo intención de voto en las encuestas.

Del lado del oficialismo, las candidaturas ya provocaron cambios en el Gabinete, pues los ahora exministros de Defensa, Agustín Rossi, y Daniel Arroyo, buscarán una banca en Diputados.

La tensión la suele generar el papel que desempeña Fernández de Kirchner, a quien se atribuye gran parte del armado de las listas de candidatos.

Es tanta la centralidad de la vicepresidenta, que también es usada en polémicas campañas opositoras que han desatado burlas en las redes sociales, como la de su exministro de Transporte, Florencio Randazzo, quien usa el lema: «Le dijo que no a Cristina», ya que terminó peleado con ella. Otro caso es el de la periodista Carolina Losada, quien se lanzó como precandidata a diputada con el eslogan: «Si Cristina queda atrás, ganamos todos».

En cada decisión de campaña pesan, además, las encuestas. A pesar del desprestigio de las consultoras que llevan años equivocándose en sus pronósticos, siguen siendo la única herramienta concreta para diseñar estrategias.

Por ahora, los estudios vaticinan el triunfo del oficialismo en la provincia de Buenos Aires y de la oposición en la capital, pero no hay certidumbre a nivel nacional como para anticipar cómo quedará el reparto de las bancas. La primera encuesta real y certera será la de las PASO del 12 de septiembre.

De acuerdo con los resultados, tanto el oficialismo como la oposición podrán diseñar ahora sí sus estrategias definitivas.

Cecilia González