Las revelaciones de un ex guardespaldas de Mike Tyson: “Tenía sexo antes de las peleas”
Rudy González, ex guardaespaldas y chófer de Mike Tyson, reveló algunos secretos sobre la época de gloria del polémico y temido boxeador al diario The Sun.
Iron Mike ha sido uno de los boxeadores más temidos dentro del cuadrilátero y uno de los más polémicos fuera de él. A pesar de que ha pasado cerca de dos década desde su retiro, la historias sobre sus épocas de gloria siguen saliendo a la luz.
Esta semana, uno de los primeros guardaespaldas que trabajó con Tyson antes de que se alzara con el cinturón de campeón tras noquear a Trevor Berbick en el segundo round el 22 de noviembre de 1986, contó algunas confidencias de aquellos tiempos que ayudan a entender cómo funcionaba la mente del púgil en sus inicios.
“Todavía veo a algunos de los tipos con los que luchó. Estuve allí en el ring viendo a estos hombres enormes llorando, con los huesos rompiéndose o su sangre volando por todas partes. No es exagerado decir que Mike era como un tren golpeando a estos tipos”, contó González.
Además, dijo que la fuerza de sus puños era tal que Mike temía provocarle un daño severo a sus adversarios. “Su mayor temor era que matara a alguien en el ring. Sabía que podía hacerlo”, reveló el ex guardespaldas.
Por esta razón, Tyson canalizaba su energía teniendo relaciones antes de los combates, así lo contó González a The Sun. “Uno de los mayores secretos con Mike era que necesitaba tener sexo en el vestuario antes de las peleas. Tendría que encontrar una groupie, no importaba quién fuera. Él decía, ‘si no me acuesto, mataré a este tipo ahora mismo’. Mike tenía que echar un polvo para liberar algo de la fuerza que tenía. Así que tenía a las chicas escondidas en los baños y los vestuario”, indicó.
TRISTEZA Y ANSIEDAD
Además, González lo acompañó en una época difícil, pues su entrenador Cus D’Amato recientemente había fallecido. Una figura importante en su vida pues no solo lo apadrinó en lo deportivo, sino también que lo adoptó como si fuese un hijo
Es asi que en noviembre de 1985, tras la muerte de su entrenador, el boxeador que por entonces era una promesa del boxeo tuvo que esconder su angustia para poder seguir peleando.
Según relató González, había momentos en donde la tristeza no podría ser controlada. “Mike solía romper a llorar antes de las peleas. Tenía un problema de ansiedad en el que estaba desesperado por no sentirse lo suficientemente bien o no querer arruinar las cosas. Nunca recuperó la pérdida de Cus, porque encontró a alguien especial que tuvo fe en él y lo salvó de las profundidades del infierno”.
Después del nocaut a Trevor Berbick en el segundo asalto, el estadounidense le demostró al mundo de qué era capaz y en 1989 ya ostentaba cuatro títulos mundiales de los pesados.
Sin embargo, aún seguía extrañando al hombre que le había enseñado todo lo que sabía sobre ese deporte. “Regresábamos a la casa donde Mike se sentaba en la silla de Cus y se transformaba en él (…) Años después de la muerte de Cus, me pidió que condujera hasta la casa y aparcara en el camino de entrada. Se quedaba atrás y lloraba durante horas”, reveló Rudy.
«ÉL LO QUEBRÓ»
En la década del 90, la gloria le trajo fama que se convirtió en sucesos llenos de polémica. Entre ellos, escándalos por drogas, falta de disciplina y agresiones sexuales.
Según González, la razón de sus constantes polémicas sería que Don King irrumpió en su vida como su agente. “Él lo quebró psicológicamente”, enfatizó.
Asimismo, agregó que “La historia de Mike habría tenido un final diferente si Cus hubiera vivido más tiempo. Su hermana Denise siempre me hizo prometer que mantendría a Mike alejado de Don, llamándolo payaso”. Pero no lo logró.