La OTAN centra sus planes de disuasión nuclear en el caza estadounidense F-35

Los estrategas de la OTAN están actualizando el programa de reparto nuclear de EE.UU. para integrarlo con los planes de varios aliados europeos de comprar cazas avanzados F-35, según afirmó esta semana la encargada de la política nuclear de la alianza, Jessica Cox.

El caza de quinta generación de Lockheed Martin ha sido solicitado por múltiples aliados de Estados Unidos, entre ellos recientemente Alemania, a pesar de ciertos inconvenientes que tendría el Pentágono con el programa.

«Nos estamos moviendo rápida y enérgicamente hacia la modernización con los F-35 y la incorporación de los mismos en nuestra planificación y en nuestros ejercicios y cosas afines a medida que esas capacidades se adoptan», dijo el miércoles Cox, detallando que «para finales de la década, la mayoría, si no todos nuestros aliados, habrán hecho la transición» al F-35, reporta Defense News.

Sus declaraciones, hechas en un evento virtual organizado por el centro estadounidense de investigación ANWA DC, se producen un mes después de que Berlín anunciara que sustituiría sus envejecidos cazas Tornado por F-35, comprometiéndose a comprar hasta 35 de estos y mencionando específicamente la misión de reparto nuclear como uno de los factores de la decisión.

Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Italia y Turquía albergan actualmente unas 150 armas nucleares estadounidenses —principalmente bombas de gravedad B-61, destinadas a ser transportadas por cazabombarderos más pequeños como el Tornado o el F-16—, según estimaciones del grupo de expertos británico Chatham House.

Finlandia y Suecia han expresado recientemente su deseo de ingresar en la OTAN, y Helsinki ya anunció a principios de febrero que compraría unos 60 F-35. Rusia ha respondido diciendo que en ese caso reposicionará algunas de sus tropas y sus fuerzas nucleares disuasorias adecuadamente.

EE.UU. empezó desplegando sus armas nucleares en Europa en la década de 1960. Poner fin a este programa figuró en la lista de exigencias de seguridad que Moscú presentó a EE.UU. y a la OTAN en diciembre de 2021, y que fueron rechazadas en enero.