La historia oscura de los internados indígenas en Canadá donde abusaron de miles de niños, tema reavivado por el reciente hallazgo de 215 cadáveres
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, comentó este viernes el descubrimiento de los restos de 215 alumnos del internado indígena de Kamloops (Columbia Británica), anunciado el pasado jueves.
En su discurso, el político afirmó que todavía ve «una resistencia de la Iglesia» en reconocer las injusticias y se dirigió a los católicos del país, pidiéndoles que exijan acciones por parte del Vaticano, responsable de la gestión de la escuela desde 1890 hasta su cierre definitivo en 1977.
«Como católico, estoy profundamente decepcionado por la decisión que ha tomado la Iglesia católica ahora y durante los últimos años», dijo Trudeau, citado por la cadena estatal CBC.
«Creo que será un momento realmente importante para todos nosotros, particularmente los católicos de todo el país, el acercarnos a nuestras parroquias locales, acercarnos a los obispos, cardenales y dejar en claro que esperamos que la Iglesia dé un paso adelante y asuma la responsabilidad de su papel en esto», agregó.
La Santa Sede todavía no ha comentado públicamente el hallazgo de restos en Kamloops. Sin embargo, Reuters informa que este sábado el sumo pontífice se reunió con los dos cardenales canadienses, Michael Czerny y Marc Ouellet. El mismo día, se anunció el nombramiento de Ivan Jurkovic como nuncio apostólico en Canadá.
Una red de internados plagados de violencia
El internado indígena de Kamloops no fue el único, pero sí la mayor de las ‘escuelas’ de ese tipo establecidas en el país a finales del siglo XIX.
El sistema tenía como objetivo asimilar a los indígenas y hacer que perdieran su cultura nativa. Según el historiador canadiense John S. Milloy, los fines del programa eran similares a las del estadounidense Richard Henry Platt, organizador de la escuela Carlisle Indian Industrial School en Pensilvania: «Matar al indio para salvar al hombre». Como resultado, los funcionarios de las ‘escuelas’ forzaban a los discípulos a olvidar su cultura, lengua e incluso familia, recoge el informe final de la Comisión de Verdad y Reconciliación canadiense:
Una vez en las escuelas, los hermanos y hermanas se mantuvieron separados, y el Gobierno y las iglesias incluso concertaron matrimonios para los estudiantes después de que terminaron su educación. […] Los funcionarios gubernamentales también insistieron en que se desanimara, y a menudo se prohibiera, a los niños hablar sus propios idiomas.
El programa fue apoyado por varias congregaciones cristianas, entre ellas la Iglesia católica, la anglicana, la unida de Canadá, y la presbiteriana, que en 1930-1931 manejaban 44, 21, 13 y 2 internados, respectivamente. «El acuerdo de las iglesias dio un fuerte respaldo moral a esta postura decidida», indica Milloy.
En total, unos 150.000 menores pertenecientes a las minorías étnicas fueron matriculados en tales internados a nivel nacional. En 1931, cerca del 37% de los menores de pueblos nativos estudiaban en estos internados.
Se estima que al menos 3.200 infantes fallecieron en esas instituciones por causa de la violencia o negligencia, aunque el número exacto de víctimas sigue siendo desconocido. Se sabe, además, que los menores eran sometidos a abusos físicos y sexuales por parte de los supuestos pedagogos.
La mayoría de los internados fueron cerrados en la década de 1960. Algunos fueron trasladados a los pueblos nativos que quisieron tener sus propias escuelas.
Reconocer las injusticias
Durante décadas, los activistas indígenas llamaban la atención del trauma histórico de los pueblos nativos causado por el programa de internados.
La primera organización involucrada que reconoció sus errores fue la Iglesia unida de Canadá, que pidió disculpas por su parte en la colonización, en 1986, y concretamente en el manejo de las ‘escuelas’, en 1998. Fue seguida por la Iglesia anglicana, en 1993, y la presbiteriana, un año más tarde.
En 1998, el Gobierno canadiense emitió una declaración de reconciliación y en el 2008, el entonces primer ministro del país, Stephen Harper, pidió oficialmente disculpas. El mismo año, fue creada la Comisión de Verdad y Reconciliación de Canadá, que trabajó hasta el 2015.
En cuanto al Vaticano, en el 2009 el papa Benedicto XVI emitió un comunicado en el que «expresó su pesar por la angustia provocada por la conducta deplorable de algunos miembros de la Iglesia», pero no se disculpó explícitamente en nombre de la Santa Sede.
El tema fue reavivado en el 2017, cuando Trudeau exigió disculpas. Sin embargo, al año siguiente el papa Francisco informó a los parlamentarios de Canadá, a través de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos, que no iba a pedir perdón.