John Cagua: «Fui investigado, pero jamás se me suspendió»
Un poco agitado pues venía de dirigir la práctica del Brasilia de Segunda Categoría y con la calma de la obra del edificio de la Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec), ubicado en la playa Las Palmas de Esmeraldas, el futbolista ecuatoriano retirado y actual entrenador John Cagua habló con diario EL TELÉGRAFO sobre varios temas.
Cobijado por el sol y el calor esmeraldeño, con la vestimenta elegante, que siempre lo caracterizó, y algo más calmado, el lateral izquierdo de 38 años recordó su paso por el fútbol y la actualidad como entrenador.
El primer equipo en el que jugó se llamó Limpia tu Ciudad, cuéntenos esa historia…
Sí (sonríe). Inicié mi carrera muy chico en Esmeraldas, en un equipo del sector de La Loma, en el barrio Doce de Junio. Ahí empezamos en una escuadra que se llamaba Flamengo; en ese entonces pedimos el apoyo al Municipio y nos dieron un uniforme parecido al del Esmeraldas Petrolero (azul y blanco). Lo curioso fue que en la camiseta decía “Limpia tu ciudad”, así que decidimos cambiar el nombre del equipo a Limpia tu Ciudad.
¿Cuál fue su primer club profesional?
Luego de varios torneos juveniles con el Patria de acá de Esmeraldas, pasé al Imbabura SC, donde inicié mi carrera ya de manera seria en 1993 cuando tenía 17 o 18 años. Lo que ocurrió de allí fue muy bueno porque pasé por muchos equipos de Segunda Categoría antes de dar el salto a la primera división en 1997 con el profesor Carlos Sevilla, en Espoli.
Después estuve en otros clubes como Deportivo Quito (fue campeón en 2008), Emelec, Barcelona, Deportivo Cuenca (campeón en 2004), El Nacional (campeón en 2006) y en el extranjero también.
Cuando era futbolista se habló mucho de su supuesta alteración de la edad, ¿qué puede decir al respecto?
No hay tal. Solo eso, fui investigado pero nada más. Todo quedó claro, por eso jamás se me suspendió.
Pero fue desafectado de una selección Sub 23 por ese motivo
Claro, porque según ellos (dirigentes de la Ecuatoriana de Fútbol) investigaban y hasta eso no pude jugar, pero seguí actuando en el club (Deportivo Quito, 1999) que estaba de forma normal.
Carlos Sevilla lo hizo debutar en la primera división y luego como entrenador, ¿por eso se puede decir que marcó su vida?
Conozco a ese excelente ser humano que es el “profe” Sevilla, a ese padre que no muchos conocen y que yo he querido así, como un amigo, como un padre.
Los que tuvimos la chance de estar junto a él nos sentimos privilegiados porque debuté con él, lo tuve como técnico y compañero de trabajo, y eso no se puede dar siempre en la vida.
Lógicamente que no solo él ha marcado en esa parte mi vida; también están Renzo León (+), Éver Hugo Almeida, Miguel Ángel Arrué, Hernán Darío Gómez y muchos entrenadores, pero sin duda Sevilla es alguien que ha sido parte de mi progreso como futbolista y ahora también como técnico.
¿Alguna vez tuvo un encontrón verbal con Sevilla por el temperamento de ambos?
Como amigos muchas veces hubo cruces de criterios. Él sosteniendo una tesis, yo otra, pero nunca se llegó al irrespeto; por el contrario, creo que es un gran maestro y considero que el país no lo está aprovechando como debería hacerlo porque mucha gente tiene trabajo y él no tiene el sitial que debería tener.
Al final Ecuador es un país donde muy pocas oportunidades se le brindan a la gente que tiene capacidad.
En la cancha supo imponer su temperamento, siempre con respeto, pero ¿se peleó con un compañero o rival?
La verdad que nunca tuve problemas o peleas con nadie dentro del campo de juego; quizás cruce de palabras, pero nada más allá de eso. La rivalidad siempre se quedó dentro del campo.
Hablando de la selección mayor, usted llega por un pedido, y no precisamente del técnico Hernán Darío Gómez.
Exacto, llego a la selección de (Hernán) “Bolillo” Gómez por pedido de un amigo: Renzo León (que fue un entrenador cercano al Bolillo), ya fallecido, quien en una conversación con el seleccionador le dice que él conocía a un lateral zurdo que podía ser una solución para el combinado nacional. En ese entonces jugaba en Deportivo Quito (1999) y me convocaron.
¿Qué errores considera que cometió en su carrera?
Principalmente el carácter, creo que eso a ratos me ayudó mucho para jugar y fue determinante en la cancha, porque generaba mucho respeto y tenía liderazgo; pero ya al nivel de las relaciones con los dirigentes, el carácter no me ayudó mucho porque tal vez al directivo le gusta más el jugador sumiso, al que pueda brindarse para otro tipo de situaciones, que tal vez yo no estaba dispuesto a hacer.
Esas controversias con los dirigentes llegaron a oídos del “Bolillo” y provocaron una mala fama suya. ¿Cómo fue el primer encuentro con él?
En el primer microciclo, que se realizó en el complejo de El Nacional en Tumbaco (a 30 minutos de Quito), me acerqué al “profe” Gómez, quien no tenía muy buenas referencias mías, pero luego de entrenar y conversar el concepto que tenía de mí cambió. Empecé la eliminatoria para el Mundial de Corea y Japón 2002 jugando ante Venezuela y después en el partido ante Perú. Antes ya fui llamado para otros partidos amistosos.
¿Qué sabía de usted el DT antes de esa primera conversación?
Muchas cosas negativas que no vale la pena mencionarlas. Lamentablemente, en este mundo del fútbol se juegan tantos intereses, y cuando esos beneficios de otros grupos se ven afectados se dan malos conceptos que no son muy válidos o, en su defecto, carecen de validez porque cuando conversé con el “Bolillo” en ese entonces me dijo: “Lo que me contaron fue otra cosa”.
Por eso creo que es necesario conocer al ser humano para poder emitir criterios acertados y tener una idea propia de lo que se va a decir.
De pronto ya no fue convocado a los siguientes partidos oficiales, ¿cuál fue su reacción?
Sí me llamó la atención, pero bueno, me siento muy contento y orgulloso porque fui parte de ese grupo de 44 o 45 jugadores que estuvimos en ese proceso y participamos en la primera clasificación de Ecuador al Mundial; después no estuve en la nómina de Corea y Japón 2002, pero me llena de satisfacción haber integrado ese equipo.
¿Quedar fuera del Mundial lo consideró justo?
Creo que en parte sí porque para ir al Campeonato del Mundo no estaba en un buen nivel; en cambio, el jugador que fue en mi posición (Raúl Guerrón) sí lo estaba. Tal vez a mucha gente no le gustaba cómo jugaba Guerrón, pero la verdad era que él sabía cumplir la misión que le encomendaban. Eso le encantó al “Bolillo” y lo llevó.
De esos casi 20 años de carrera, ¿se arrepiente de algo?
No, de nada, porque creo que el ser humano que se arrepiente de las cosas que hizo jamás estará conforme; uno debe disfrutar las cosas que realiza. Cuando me retiré, lo primero que pensé fue en que ni el fútbol me debe ni le debo; le entregué todo al deporte, me entrené al máximo, nunca me negué a practicar, a una concentración, gocé en el camerino, de los partidos, tuve la fortuna de salir campeón de Ecuador.
Así que no me arrepiento de nada de lo que viví en el fútbol, ni de lo negativo ni de lo positivo; por el contrario, si volviera a nacer, sería de nuevo futbolista.
Entre las coronas nacionales alcanzadas, el título de la Copa Canadá con la selección y ser parte de la Tricolor que clasificó por primera vez al Mundial, ¿hay algún logro que sea más especial?T
Todos fueron importantes en su momento: cuando salimos campeones con la selección, qué lindo dar una vuelta olímpica con la Tricolor absoluta; los campeonatos con Emelec, Deportivo Cuenca, El Nacional y Deportivo Quito fueron todos buenos en su época.
Son parte de una historia y de un recuerdo que está para que las nuevas generaciones lo puedan leer, mirar en algún video o disfrutar de las fotografías, que mis hijos (cinco) puedan saber quién fue su padre. Pero la vida continúa y ahora espero, abriéndome camino, cosechar éxitos para guiar bien a la descendencia que uno tiene.
¿Las condiciones climáticas fueron lo más duro que tuvo que enfrentar en su paso por el Haka Valkeakoski de Finlandia, en el que jugó entre 2009 y 2010?
Finlandia es un país muy frío. Viví durante determinada época del año en temperaturas de menos 5, menos 10 grados que es complicado, pero al final, y como digo siempre: al que le gusta el fútbol donde encuentre una cancha y un balón se adaptará. Y eso me pasó a mí.
Fue muy importante porque se pudo conseguir algo que siempre le pedía a Dios, que era jugar en el fútbol internacional y lo hice en uno de los clubes más reconocidos de ese país porque es el que más títulos tiene (22 entre campeonatos locales y copas internas).
¿Tiene el título de entrenador?
Sí, de hecho estamos en un grupo de entrenadores que se llama Fútbol, Temas y un Café, que lo encabeza el profesor Jimmy Parrales (también exfutbolista) en Quito, del que también forma parte el profesor Sevilla; y siempre nos estamos capacitando.
Hemos hecho los cursos, seminarios y congresos suficientes, y estamos vinculados a la Asociación de Entrenadores de Brasil, donde están, entre otros, Tite y Carlos Alberto Parreira.
Trabajó como asistente de Sevilla en Olmedo y Deportivo Quito, ¿pero cómo le fue siendo entrenador principal en equipos de segunda división?
En 2012 dirigí a un equipo de segunda división aquí en Esmeraldas que se llama Huracán; al siguiente año entrené al Rocafuerte, con el que obtengo mi primer título a nivel local. A renglón seguido me hice cargo del Esmeraldas Petrolero, con el que también ganamos el torneo provincial; y luego el Esmeraldas Sporting.
Luego de estar en Olmedo y Deportivo Quito en 2015 continué con mi carrera de técnico en el Brasilia de Esmeraldas; hoy estamos nuevamente dirigiendo a este equipo, salimos campeones del torneo local y estamos jugando el certamen regional de ascenso a la serie B del fútbol ecuatoriano.
A veces hay jugadores que se dejan tentar por el dinero, la fama, el reconocimiento. ¿Cómo evitar que un futbolista caiga en esto?
Hay que diferenciar las cosas. Si una persona se ve tentada por el dinero, no tiene principios o valores, y esas cualidades no son negociables; si alguien está totalmente centrado en las situaciones de la vida, que ha recibido principios y valores desde su casa, no creo que tenga ese tipo de inclinación.
¿Le gustaría que uno de sus cinco hijos incursionase en el fútbol?
Tengo cinco hijos; a los dos varones les gusta el fútbol. Gianni, de 17 años, juega en el Brasilia y está despuntando bien, le gusta el deporte, pero no lo presiono; dejo que tome sus propias decisiones. Pero me encantaría que siguiera mis pasos en el balompié.
Así que si él o Deleth, de 10 años, deciden dedicarse a este deporte estaré para apoyarlos, guiarlos por el mejor camino y que no cometan mis errores. Para eso me vale la experiencia que ahora tengo.
Pero más allá de eso a todos les exijo que estudien y que se formen como buenos seres humanos en todos los ámbitos, algo que también me inculcaron mi papá, Román Cagua, y mi mamá, Silvia Padilla. (D)