Japón considera desplegar las Fuerzas Armadas en sus plantas nucleares y establecer misiles antiaéreos tras el ataque contra la central ucraniana
Japón sopesa desplegar misiles interceptores, junto con los soldados de las Fuerzas de Autodefensa, para garantizar la seguridad de las centrales nucleares del país en tiempos de paz tras el incendio provocado la madrugada del 4 de marzo cerca de las instalaciones atómicas en la región ucraniana de Zaporizhia en medio de las acciones militares entre los Ejércitos de Moscú y Kiev.
El incidente ha hecho que el Gobierno nipón tome conciencia de que los reactores pueden resultar objeto de «un ataque extranjero», según recogen medios locales.
Hasta ahora, las medidas de seguridad nuclear de Japón se han centrado exclusivamente en proteger las plantas de los desastres naturales —terremotos y tsunamis— así como de los atentados terroristas.
Se espera que las nuevas medidas se estipulen en la estrategia de seguridad nacional, que se revisará a finales de este año. El documento actual, vigente desde 2013, no menciona ataques por parte de un ejército extranjero y solo contempla casos de terrorismo internacional.
Una forma de proteger las centrales podría ser el despliegue de una unidad de misiles Patriot (PAC-3) cerca de sus instalaciones. Estos sistemas pueden derribar los proyectiles del enemigo con sus propios misiles guiados tierra-aire.
El Gobierno japonés también está considerando si las Fuerzas de Autodefensa deberían vigilar las plantas nucleares en tiempos de paz.
«La percepción de crisis en el mundo ha cambiado debido al caso de Ucrania. Si el Gobierno pretende emplear las Fuerzas de Autodefensa para proteger las centrales nucleares, lo apoyaría», señaló Sanae Takaichi, exministra de Asuntos Internos y Comunicaciones del país asiático.
El incendio registrado este mes en la central de Zaporizhia, la más grande en Europa, ubicada en la ciudad ucraniana de Energodar, se produjo en un edificio de formación, fuera del territorio de la planta.
El Gobierno ucraniano acusó a Moscú de bombardear las instalaciones y calificaron la supuesta ofensiva como crimen de guerra debido a la prohibición de ejercer ataques militares contra centrales nucleares de acuerdo con los Convenios de Ginebra.
Por su parte, desde el Ministerio de Defensa de Rusia aclararon que fueron las unidades de nacionalistas ucranianos quienes provocaron el fuego en un edificio de formación cerca de la central nuclear.