La dirigencia del transporte no se sorprende ante la evaluación tan negativa que ha hecho la Comisión Metropolitana, sobre el concurso de frecuencias de buses organizado por la Secretaría de Movilidad del municipio capitalino.
El reclamo formulado por Jorge Yánez Venegas, presidente de la UNITRANS-Q, y realizado al unísono con varias empresas que actualmente mantienen contratos de operación en la ciudad, no podría ser más lapidario.
En total los transportistas realizaron 1406 preguntas sobre la convocatoria, cuyas respuestas consideran no fueron satisfactorias. Para los posibles oferentes existió falta de claridad en las bases y pliegos del concurso, contradicciones en materia de pólizas de seriedad de la oferta (requerimiento de por sí atípico para este tipo de licitación), formas de pago, insuficiente aval de las declaraciones juramentadas, pero sobre todo se protesta por los tiempos.
La convocatoria se celebró atrasada, debió hacerse el 1 de marzo, pero arribó apenas el 27 de mayo. Derivado de ello, el proceso fue excesivamente apresurado. Pese a que la normativa establece un plazo de 90 días para que los interesados puedan presentar sus ofertas, el concurso apenas duró 24.
Para la Comisión algunos de los aspectos más críticos de la convocatoria son, no obstante, los relativos a la escasa organicidad para las nuevas rutas y el modelo de gestión. La Secretaría no anexó al pliego ningún diseño concreto sobre la reestructuración de las rutas de Quito. Apelando a su constancia en un plan elaborado por la Secretaría de Movilidad, se dejó el tema en el aire; no se colocó como parte de la convocatoria, ni en la web. Naturalmente, no puede darse por sentado que los postulantes conocían las nuevas rutas, y en consecuencia resultaba imposible que se les pueda pedir propuestas coherentes.
Por otra parte, la integración del fideicomiso se dice padece de ambigüedades. Como es sabido las bases del concurso manifestaban que, en adelante, las recaudaciones de las operadoras concurrirían a un fondo fiduciario, a partir del cual se pagaría a las compañías de acuerdo a variables como ruta y kilometraje, donde además se incluía una tarifa más favorable para la transportación “0” emisiones.
No obstante, la Comisión observa que hacen falta puntualizaciones sobre los operadores, integrantes del fideicomiso, destino de los fondos, entre otras numerosas aclaraciones.
Es por estas y otras razones de forma que, a criterio de la Comisión, continuar con el concurso en estas condiciones podría no solamente conllevar un procedimiento fallido en la fase de ejecución, sino generar un posible llamado de atención del lado de los órganos de control. Implementación de buses eléctricos
Pero por sobre estos muy serios reparos, las observaciones que en materia de movilidad sustentable expresó la Comisión Metropolitana, no solamente son sorpresivas, sino que rayan en lo inverosímil. Como reportó VARUS el mes pasado, el concurso llamaba a que, a partir del segundo año de funcionamiento, las compañías cumplan una meta de 10% de buses sustentables paras sus flotas.
Tomando en cuenta que en la actualidad no existen este tipo de unidades, lo cual fue ratificado por el personal de la Secretaría de Movilidad en reunión mantenida.
Llama la atención que la Secretaría de Movilidad haya presentado a la comisión réplicas de este tipo, pues no solamente deja ceños fruncidos (ya que son crasamente equivocadas), sino que abre la puerta a interrogantes respecto a por qué, si se considera que no hay oferta de buses eléctricos en el país, o que tienen costos excesivos, se los incluyó en las bases del concurso en primer lugar.
Es una verdadera lástima que, el concurso en el que la capital había cifrado sus esperanzas para reformar los servicios de transportación que tan urgentemente demanda, esté al borde de desmoronarse. La ciudadanía espera del cabildo y la Secretaría de Movilidad respuestas urgentes, particularmente en lo que refiere a la implementación de transportación ecológica. Implementación de buses eléctricos