‘Hospital de Juguetes’: el proyecto solidario argentino que convierte muñecas y autitos de carrera dañados en regalos para niños

En el 2015 Silvia Moreno sufrió la perdida más dolorosa de su vida: Mora, su tercera hija de 32 años, fallecía tras una larga lucha contra el cáncer. Aquel episodio desolador para cualquier madre marcaría en Silvia el comienzo de un proyecto solidario que, al día hoy, lleva alegría a los niños más humildes del país sudamericano en medio de la pandemia por el covid-19.

«Yo estaba muy triste y necesitaba calmar mi dolor», recuerda Moreno en diálogo con RT. El mismo año en que Mora falleció tuvo un sueño: se halló a sí misma colaborando con los niños más necesitados de su provincia. De esta manera, Silvia ─quien reside en Posadas, ciudad de la provincia de Misiones─ comenzó con una idea simple: recolectar los juguetes que los hijos de algunas de sus amigas ya no usaban para donarlos a alguna entidad caritativa.

Desde muñecas sin brazos hasta camiones a escala con rueditas partidas, ella recibía y juntaba todo lo que podía en su casa. No importaba si el juguete estaba dañado, Silvia cocía, pegaba y ensamblaba todas las piezas que eran necesarias para dejarlo en condiciones. Luego de reparar lo que hacía falta, buscaba algún sitio que realmente pudiera aprovechar todo lo recolectado.

Su primera entrega consistió en 600 bolsas de juguetes que tuvieron como destino la capilla de una iglesia. La historia de su iniciativa solidaria, para ese entonces, ya había captado la atención de los medios provinciales, así como también los de Buenos Aires, quienes destacaron su rol y la apodaron como la ‘doctora’ de juguetes.

Depósito en donde se guardan y reparan los juguetes del proyecto solidario.Cortesía de ‘Hospital de Juguetes’

«A partir de ahí empecé a recibir juguetes de todas partes del país. Muchas veces el costo mismo del envío superaba al valor del paquete. Eso marcaba que la gente tenía muchas ganas de ayudar», cuenta Moreno. Con esa nueva notoriedad se vio superada por la cantidad de objetos y juegos infantiles que le llegaban a su casa. La dificultad por clasificar tantas piezas y detectar sus fallas ─además de repararlas─ fue tanta que se le sumaron doce voluntarios para que colaborar con la misión solidaria.

Además, le fue cedido un depósito para el guardado de todos los envíos que le llegaran. De esta manera, Silvia pasó a tener un sitio destinado solo para almacenar aquellos juguetes dañados que ya nadie quería, como si fuese un ‘hospital’ a donde ingresaban para curarse y continuar con su destino: divertir a los niños. «No somos una ONG», advierte Moreno. «Lo hacemos todo a pulmón», agrega.

La organización entre los mismos voluntarios fue fundamental para cumplir con éxito la operación. Algunos cocían, otros cortaban y usaban el pegamento y otros con más conocimiento, como Silvia, se encargaban de arreglar las piezas mecánicas y electrónicas. Así, las bolsas que eran destinadas a las diferentes entidades se acumulaban con más facilidad en el depósito. En 2019, para el día del niño, el ‘Hospital de Juguetes’ logró juntar y entregar unos 10.000 paquetes a niños de diferentes poblaciones rurales.

Voluntaria del ‘Hospital de Juguetes’ arreglando muñecas.

Si bien la donación no las realizan directamente, sino que se la entregan a las organizaciones sociales que luego las llevan hasta las poblaciones vulnerables de Misiones, Silvia admite que puede ver la felicidad en los rostros de los niños a partir de las fotos que le envían en agradecimiento. «Es muy conmovedor ver a un chico abrazado a un muñeco. En nuestra provincia hay muchas comunidades necesitadas de afecto y esto realmente ayuda a muchos», explica Moreno.

A fines de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) de Argentina dio a conocer los datos oficiales de la pobreza durante el primer semestre de este año, que son, a su vez, los primeros seis meses del mandato del presidente Alberto Fernández. El informe arrojo que el 56,3 % de los niños del país sudamericano vive en condiciones de pobreza y para finales de año la cifra puede aumentar hasta el 62,9 %, como resultado del agravamiento de la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus.

Durante la epidemia del mortífero virus el ‘Hospital de Juguetes’ siguió en funcionamiento, aunque tuvieron una baja en sus voluntarios. Actualmente, hay cinco personas –de las 12 iniciales– colaborando desde sus casas en la reparación y posterior distribución de las bolsas. Todos los elementos infantiles, por otro lado, se higienizan previamente de una manera minuciosa, no solo por protocolo ante el covid-19, sino también porque muchos de ellos son enviados a hospitales oncológicos de la provincia y deben estar libres de cualquier bacteria.

Niños que recibieron sus regalos por parte del ‘Hospital de Juguetes’Cortesía de ‘Hospital de Juguetes’

Asimismo, el confinamiento obligatorio, cuenta Silvia, ha sido una buena excusa para que los padres «limpien sus placares y donen los juguetes que sus hijos ya no usan». En la última entrega de agosto, para el día del niño, lograron reunir y entregar unos 6.000 paquetes. Sin embargo, continúa Moreno, para asegurar la continuidad del proyecto es necesario el ingreso «de voluntarios más jóvenes».

«En nuestro grupo todos superamos los 50 años. Soy consciente que en algún momento ya no vamos a poder mantener el ritmo que esto requiere», puntualiza la primera integrante del ‘Hospital de Juguetes’. En inspiración a su labor, distintas provincias argentinas como Córdoba y el Gran Buenos Aires ya replicaron la iniciativa. Por el momento, ni la pandemia puede frenar la solidaridad con los más que lo necesitan en el país sudamericano.

Facundo Lo Duca