FMI: La rivalidad entre EE.UU. y China fragmenta la economía mundial en bloques adversarios
La economía mundial se está dividiendo en bloques adversarios debido a la rivalidad entre EE.UU. y China, lo que podría conducir a una nueva guerra fía, advirtió la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en entrevista con el diario The Washington Post.
Georgieva recordó los esfuerzos emprendidos por Washington y la Unión Europea para rediseñar las cadenas de suministro globales, eliminando la dependencia de un solo proveedor: China. Además, la introducción de barreras comerciales con el fin de obtener ventajas en el marco de rivalidad geopolítica, puede desencadenar un ciclo destructivo que afectaría a los hogares pobres y de clase media, dejando ilesos a los ricos.
La diversificación de las cadenas de suministro después de la pandemia de covid-19 tenía sentido hasta cierto punto, señaló la jefa del FMI. Pero cuando va «más allá de la lógica económica, sería perjudicial para EE.UU. y el resto del mundo», agregó.
«Me preocupa la creciente fragmentación de la economía global», continuó Georgieva, quien considera que esta tendencia desembocará en un «mundo más pobre y menos seguro».
Precios más altos
En este sentido, manifestó que provocar una nueva guerra fría sería «muy irresponsable«. En una economía mundial fragmentada en bloques rivales, la actividad global se reduciría en un 1,5 %, o más de 1,4 billones de dólares anuales. Las pérdidas en términos porcentuales para Asia, el centro de producción de electrónica, indumentaria y bienes industriales, serían del doble.
El comercio anual entre EE.UU. y China sigue siendo considerable, superando los 600.000 millones de dólares. Sus economías están tan entrelazadas que, según Georgieva, una ruptura total es imposible. Así, mencionó que los aranceles que Washington empezó a establecer desde 2018 sobre las importaciones chinas son un ejemplo de políticas contraproducentes.
Al respecto, la directora del organismo destacó que los aranceles no han reducido el déficit comercial de EE.UU. con China, pero ha dejado a la población estadounidense pagando precios más altos por los productos chinos. «Es importante pensar cuidadosamente en las acciones y las respuestas que pueden provocar, porque una vez que dejas salir al genio de la botella, es difícil volver a meterlo», añadió.