Esta semana se encuentra en Japón un grupo de expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyo objetivo es comenzar a implementar oficialmente el proyecto de revisión en varios años de la liberación al océano del agua radiactiva que se alberga en la central nuclear de Fukusima. La misión planea monitorear y ayudar a Japón antes, durante y después de la liberación del agua, que se espera que comience en 2023.

«La Agencia está apoyando a Japón para garantizar que toda la operación para descargar el agua durante las próximas décadas se lleve a cabo de manera compatible con las normas internacionales de seguridad», aseguró el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi.

El Gobierno japonés dio a conocer el pasado abril sus planes de verter al mar el agua tratada, lo que generó una ola de dudas y críticas tanto nacional, como internacionalmente.