Estrategias comerciales para vender más autos eléctricos. Para los conductores, incluso para aquellos preocupados por el ambiente, los vehículos eléctricos (VE) parecen una opción riesgosa. Caros, con poca infraestructura de recarga, y condicionados por su autonomía. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en los grupos de WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
De un lado, las estrategias de las Casas Automotrices parecen estancadas y desinteresadas en rebasar el hito en Ecuador de las 1.000 unidades vendidas. Al mismo tiempo, las políticas estatales de estímulo no parecen tener mayor incidencia.
¿Acaso se nos acabaron las ideas? ¿No hay nada más por hacer para que los VE acaparen un mayor porcentaje del mercado? La respuesta es un rotundo No. Aquí exploramos nuevas alternativas con miras a que la revolución eléctrica se consolide en Ecuador.
1. Familiaridad
A más de tecnología y diseño, otro de los méritos que debe reconocerse a Tesla, es haber insertado sus tiendas en centros comerciales de lujo. Hoy esto parece algo común, pero hasta hace algunos años no lo era. Antes, cuando alguien estaba interesado en comprar un automóvil, debía hacer un viaje específico a un patio de autos, donde se empapaba de los modelos, características, precio y financiamiento; un paradigma antiguo que todavía pervive.
La diferencia de la táctica de Elon Musk es que logró colocar en las narices de cualquier transeúnte eventual, que acudía al mall por un helado o un vestido, un carro novedoso, que como todas las novedades al inicio generaba desconfianza, pero el cual podía contemplar de primera mano, y que lo invitaba a soñar con el futuro. Las tiendas de Tesla poseen modelos abiertos, que pedagógicamente explican la motorización de sus autos, y además en pantallas táctiles, permiten que cualquier curioso pueda calcular el ahorro en combustible derivado de pasarse a un eléctrico.
La práctica de tiendas de autos en los shoppings se ha generalizado. Ello demuestra cómo la colocación exitosa de la nueva tecnología tiene como primer paso presentarla tan cerca como sea posible al cliente. Justamente el problema del auto eléctrico es que para la mayoría del público es todavía una entelequia, de la que algo ha escuchado, pero que no comprende del todo. Por lo tanto, para posicionar a los VE en Ecuador son cruciales políticas como, por ejemplo, una mayor exposición comercial, el préstamo de modelos pre-compra, la normalización de los autos eléctricos en los cursos de conducción, y la capacitación directa y gratuita a los mecánicos del país. Estrategias comerciales para vender más autos eléctricos
2. Dividendos al No-Carbono
En días recientes, la intención del presidente Lasso de gravar a los autos eléctricos particulares con el 12% de IVA, despertó la polémica. El reclamo del sector electroautomotriz, es que tal medida rebate su lucha por abaratar el precio de los VE. De hecho, la tendencia mundial para combatir la crisis climática venía siendo descargar de tributos la venta de los vehículos 0 emisiones, y otra tecnología limpia como paneles solares, focos de bajo consumo, etc.
Sin embargo, cuando se toma en cuenta que la emisión de gases de efecto invernadero no es una culpa exclusivamente imputable al transporte, sino que es un hecho transversal a todas las industrias, la tendencia que empieza a imponerse, es tazar con severos impuestos a los productos según su mayor o menor huella de carbono.
En otras palabras, podría ser justo que Lasso cobre el IVA a los VE, si además impusiera un IVA+ a los autos a combustión, por ejemplo, de un 20%.
En todo caso, el principal escollo de este planteamiento, como es usual, es que el pequeño consumidor termine pagando el sobrecargo, demandándole más trabajo el poder acceder a un carro propio. Es por ello, que adalides de esta tesis, como el académico norteamericano Fareed Zakaria, han considerado esencial que el impuesto al carbono esté ligado también a un “Dividendo al No-Carbono”. Esto quiere decir que, la mayor parte de los dineros recaudados por gravar las emisiones, se reviertan a favor de los consumidores individuales (no los corporativos), en forma de un cheque con dinero contante y sonante, una vez que hayan comprado un vehículo sustentable. En su visión, este estimulo tangible, y no ninguna exención tributaria tibia, es la acción que aseguraría que la transición hacia la tecnología ecológica se concrete.
3. Recarga Gratuita por Siempre
Calcular el costo social de la recarga en electrolineras públicas abre otra opción de estímulos a la movilidad eléctrica. Nuevamente Tesla ha mostrado el camino. La red de 908 electrolineras con supercargadores que ha instalado a través de la geografía americana, a más de extendida, tiene la cualidad de permitir a sus clientes recargar gratuitamente.
Parece una decisión osada pero no lo es. Es un cálculo financiero muy simple, que además sería perfectamente lógico para un país que se potencia hidroeléctricamente como el Ecuador. Tómense en consideración los siguientes aspectos. El primero es que, gracias a su creciente autonomía, los VE usualmente de uso urbano, son alimentados vía carga doméstica, en las noches o momentos de parqueo diurno, y esto apenas una vez cada 5 días. Esta erogación evidentemente sale del bolsillo del propietario, por lo tanto, no representa ningún gasto para el Estado.
Si, además, se acepta que la recarga en estaciones públicas es menos frecuente y se debería realizar preferentemente para trayectos de larga distancia, el bajo costo de la recarga (aproximadamente 3,5 USD), justifica que las empresas eléctricas donen esta recarga para los autos eléctricos.
El costo es ínfimo, y el beneficio medio ambiental enorme. Por lo demás, el punto de inflexión en el que el parque automotriz eléctrico sea tan grande que refuten la conveniencia de que la recarga pública sea gratuita, está lejos de arribar (el registro de carros 100% eléctricos en el país todavía no supera las 800 entradas).
Así, aunque naturalmente Ecuador todavía no se cuenta con suficientes estaciones de carga, continuarlas abriendo, con la promesa de que el Estado brindará a sus usuarios cargas libres por los próximos años, podría representar un espaldarazo importante para los VE.
4. Seguro Acorde
Cuando un carro se daña, normalmente hablamos de problemas como quema de bugías, ruptura de inyectores, burbujas en el radiador, insuficientes cambios de aceite, etc. Estos inconvenientes resultan extraños a la ingeniería de un motor eléctrico, mucho más simple y compacto. Para tener una dimensión de la complejidad de uno frente a otro, si se compara la masa del motor a combustión vs. el eléctrico, el primero equivaldría a una vaca, mientras el segundo a una sandía.
La sobriedad del VE conlleva a que sus fallas sean eventos raros, y normalmente resultantes de problemas de software o las posibles, aunque improbables, afectaciones al paquete de baterías. Ambas eventualidades son por largo menos frecuentes que el gordo libro de los posibles daños que aquejan a los autos convencionales. Razón por la que hay quien ha manifestado que la verdadera vida útil de un auto enchufable podría rebasar los 40 años.
No obstante, la diferencia entre estos dos muy diferentes tipos de autos, para algunos fines comerciales y administrativos, es omitida. De modo que proteger un vehículo eléctrico con un seguro de daños y accidentes, sigue siendo igual de oneroso que asegurar a un naftero. Por lo tanto, es necesario que las aseguradoras generen nuevos cálculos actuariales, que incorporen conciencia sobre la fiabilidad renovada de esta tecnología. Ello con seguridad resultaría en que el seguro vehicular eléctrico sea a futuro mucho más económico. Estrategias comerciales para vender más autos eléctricos