Encuentran rastros del programa espía Pegasus en el móvil del ministro del Interior de España
El escándalo de espionaje que estalló la semana pasada en España continúa añadiendo nombres a la lista de altos políticos cuyos dispositivos móviles habrían sido infectados. Ahora el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha hallado rastros del programa espía israelí Pegasus en el teléfono del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, según ha publicado este jueves El País citando fuentes gubernamentales.
Después de que este domingo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, informara que los móviles del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, habían sido atacados por Pegasus en mayo y junio del año pasado, los terminales del resto de miembros del Ejecutivo español están siendo meticulosamente examinados.
Así, Grande-Marlaska entregó al CNI dos móviles, el que utiliza en la actualidad para sus comunicaciones oficiales y el que tenía en la primavera del año pasado. Sería en este último en el que se habrían encontrado rastros del programa espía.
Ahora, el CNI está realizando nuevos análisis para determinar el alcance del ciberataque, mientras que el titular del Ministerio del Interior ha asegurado no estar al tanto del supuesto ataque informático: «No tengo conocimiento, no voy a hacer ningún comentario», afirmó Grande-Marlaska a los periodistas antes de participar en una conferencia en Valladolid este jueves.
Si se confirma esta información, el ministro de Interior sería la tercera figura del Gobierno de Sánchez que habría sido espiada con Pegasus, tras el propio Presidente y Robles, y la cuarta si se contabiliza a la exministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, que también sufrió un ataque de estas características en mayo de 2021, aunque en su caso no se pudo determinar qué tipo de virus infectó su dispositivo.
Dos hipótesis sobre la autoría
Los expertos barajan dos hipótesis sobre la autoría. Una sería que estuvieran detrás las cloacas del Estado, es decir, que miembros del CNI o de otros organismos hubieran llevado a cabo los espionajes, sin autorización, de manera ilegal. Mientras que la segunda apunta a Marruecos.
La segunda hipótesis tiene en cuenta la fecha en que los espionajes tuvieron lugar, en mayo de 2021, que coincidió con la más profunda crisis diplomática entre España y el reino alaui, después de que el país europeo hubiera acogido por causas humanitarias al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser atendido de cáncer y coronavirus.
Ghali lidera un organismo que defiende la autodeterminación sobre el Sáhara Occidental, territorio sobre el que Marruecos reclama su autonomía, mientras que la ONU lo define como una zona pendiente de descolonizar, cuya potencia administradora es España.
Entonces, como represalia, Marruecos dejó sin vigilancia su lado de la frontera con la ciudad española de Ceuta, provocando la mayor entrada masiva irregular de personas en las últimas décadas, con casi 10.000 migrantes atravesando la zona limítrofe en apenas 48 horas.
Esta crisis se cerró recientemente después de que España, en un giro inesperado de su política exterior, reconociera que la opción defendida por Rabat de convertir al Sáhara en una región autónoma de Marruecos era la más viable.