En un clima de incertidumbre, el cuarto jefe de ministros de Castillo se somete a voto de confianza en el Congreso de Perú
El nuevo gabinete designado por el presidente de Perú, Pedro Castillo, pedirá este martes el voto de confianza del Congreso en un panorama de incertidumbre política que refuerza la debilidad institucional que acosa a un mandatario que lleva poco más de siete meses en el cargo y que no ha logrado mantener en funciones a un equipo de trabajo.
La presión opositora ha sido constante contra Castillo, quien, de manera inédita, nombró el mes pasado a un cuarto gabinete encabezado por el jefe de Ministros, Aníbal Torres, quien esta tarde expondrá ante los parlamentarios en una sesión de la que depende el futuro del Gobierno y que se prevé se extenderá por lo menos durante dos jornadas.
En cada nombramiento, los cuestionamientos por parte de la oposición mediática y partidaria han sido inmediatos, ya que acusan falta de idoneidad de determinados ministros, muchos de los cuales han estado involucrados en escándalos de corrupción e, incluso, de violencia de género.
La crisis para Castillo es permanente desde que comenzó a gobernar, ya que la legislación peruana establece que cada gabinete nombrado por el presidente de turno debe obtener el voto de confianza del Parlamento. En caso contrario, no puede asumir.
Además, el Congreso también tiene la facultad de impulsar el «pedido de vacancia» contra el presidente, es decir, un juicio político que también pende sobre su cabeza desde que juró en su puesto.
La inestabilidad del gabinete se ha traducido en una constante fragilidad política de Castillo, que intenta consolidar su proyecto de Gobierno en un país que ha estado envuelto en crisis institucionales que permitieron que en la última década hubiera seis presidentes.
Desfile de funcionarios
El primer presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido Ugarte, duró en el cargo solo del 29 de julio al 6 de octubre. Aunque sí logró el voto de confianza del Congreso por un amplio margen, jamás pudo contrarrestar las denuncias de homofobia, misoginia y presuntos vínculos con la organización terrorista Sendero Luminoso, que él siempre negó. Finalmente, fue obligado a renunciar.
En su lugar asumió Mirtha Vásquez, quien también alcanzó el aval parlamentario que necesitaba. Sin embargo, no le fue suficiente y a fines de enero renunció en una carta en la que lamentó «la imposibilidad de lograr consensos», lo que evidenció las divisiones internas en el Gobierno.
Su sucesor fue Héctor Valer Pinto, quien fue elegido a principios de febrero pero duró menos de cuatro días en el cargo ya que tuvo que renunciar acosado por añejas denuncias de violencia de género que incluían sentencias judiciales. Fue tan breve su periodo que ni siquiera alcanzó a presentarse ante el Congreso para pedir el voto de confianza.
Así, el 8 de febrero Castillo nombró a Torres, quien todavía no tiene garantizados los votos parlamentarios para validarlo en su puesto junto con el resto del Gabinete.
El Gobierno necesita el voto a favor del 50 % de los congresistas que estén presentes en la sesión. El Parlamento está integrado por 130 legisladores, así que, si asisten todos, se requieren 66 votos pero las divisiones de las bancadas impiden que el presidente pueda apostar por ahora a una victoria.