El vice primer ministro de Polonia dice que su país «no puede cooperar como antes» con Hungría debido a su postura sobre Rusia

El vice primer ministro de Polonia, Jaroslaw Kaczynski, criticó este viernes al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, por negarse a condenar a Rusia por los supuestos asesinatos masivos cometidos en Bucha, Ucrania.

«Mi valoración es inequívocamente negativa: debo admitir que todo es muy triste», dijo Kaczynski en una entrevista con Radio Plus. «Cuando Orbán dice que no puede ver lo que pasó en Bucha, hay que aconsejarle que visite a un oftalmólogo», agregó.

Respecto al futuro de las relaciones entre Polonia y Hungría, el político polaco, y actual líder del partido de gobierno, señaló que «los cambios serían aconsejables a condición de que Viktor Orbán cambie», agregando que esto es una condición para una mayor cooperación entre ambos países. «No podemos cooperar como lo hemos hecho hasta ahora si su comportamiento continúa así’, subrayó.

Previamente, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, declaró que la política de Budapest hacia Moscú le costará caro y señaló que no entiende la posición del primer ministro húngaro sobre la situación actual en Ucrania. «Me cuesta entenderlo porque esta política será muy costosa para Hungría», señaló el mandatario polaco en una entrevista concedida al canal TVN24.

Sobre los supuestos crímenes de guerra en Bucha, Hungría declaró que apoya «la idea de una investigación independiente e imparcial sobre los sucesos», indicó el portavoz del líder húngaro, Bertalan Havasi.

Anteriormente, el servicio de prensa del Kremlin informó que el presidente ruso, Vladímir Putin, tuvo una conversación con Orbán, en la que le informó del estado de las negociaciones con Ucrania e hizo una valoración sobre la «grave y cínica provocación del régimen de Kiev» en la ciudad de Bucha.

La postura de Hungría

Por su parte, Orbán afirmó que desde un principio ha estado a favor de una solución pacífica a la crisis ucraniana, porque «todos sabían que una posible guerra pondría a los países vecinos en una situación difícil». Asimismo, reiteró que Budapest está a favor de la paz y que no enviará armas a Ucrania, pese a los llamados de Occidente para hacerlo.

Por otro lado, Hungría rechazóla política de sanciones de Occidente, porque considera que se trata de un arma de doble filo. Según Orbán, la unidad es importante, pero las medidas punitivas tienen un precio y «lo pagaremos en el corto plazo». Las consecuencias se verán en el «aumento repentino de los precios de la energía» y un drástico incremento de la inflación. «A mediano plazo, existe el peligro de que el rendimiento de toda la economía europea sea inferior, por lo que habrá que recalcularlo todo. Cuanto antes termine la guerra, menos daños habrá», concluyó.

El primer ministro también criticó a la Unión Europea y a sus diferentes instituciones debido a su inacción respecto a los refugiados, dejando a los países fronterizos con Ucrania lidiar solos en ese aspecto. «No sé qué está pasando en Bruselas, pero si tuviéramos que esperar por ellos, la situación en la frontera húngara se tornaría muy grave», dijo. La UE «no ha dado un céntimo para la cuestión migratoria, así que esto lo resolveremos nosotros mismos», agregó.