El rompehielos ruso Árktika, capaz de navegar por hielos de 3 metros de espesor, termina su primera misión

Árktika, el rompehielos de propulsión nuclear recientemente puesto en servicio en Rusia, ha terminado su primera misión ártica en la Ruta Marítima del Norte, informó el 24 de noviembre AtomFlot, el operador de la flota rusa de rompehielos nucleares.

El buque partió para su viaje inaugural a principios de este mes desde el puerto de Múrmansk, en el extremo noroeste del país, y el 23 de noviembre se le incorporó el carguero Siyánie Sévera. La velocidad media de la caravana varió entre 10 y 12 nudos marinos (18-20 km/hora).

La nave acompañó al carguero en dirección este hasta la entrada del golfo de Obi, en pleno Ártico ruso. Está previsto que el rompehielos regrese a Múrmansk a mediados de diciembre para reponer suministros antes de comenzar su próxima misión.

«El viaje del Árktika al golfo de Obi ha demostrado su alta eficiencia en el mar», comentó Leonid Irlitsa, asesor del director ejecutivo de AtomFlot.

El Árktika es la cabeza de serie del Proyecto 22220, los rompehielos de propulsión nuclear más grandes y potentes del mundo. El concepto de doble calado de estas naves les permite operar tanto en las congeladas aguas del Ártico como en las desembocaduras de los ríos polares.

Con un desplazamiento de 33.500 toneladas, 173,3 metros de eslora y 34 de manga, los barcos de este tipo son lo suficientemente potentes como para abrirse paso entre hielos de hasta tres metros de espesor.

Gracias al derretimiento masivo del hielo polar, la Ruta Marítima del Norte, ubicada a lo largo de las costas septentrionales de Rusia, se está volviendo cada vez más atractiva para el transporte global de mercancías, ya que es capaz de reducir aproximadamente 10 días los viajes de Europa a Asia en comparación con las rutas índicas a través del canal de Suez.