“El fútbol me ha enseñado a respetar a las personas”
Hace un año la cuencana Tatiana Bermeo jugaba en UPS Carneras, en el campeonato organizado por la Comisión Nacional deFútbol Aficionado (Confa).
En ese entonces el técnico Édisson Méndez no la consideraba como titular, pero cada vez que salía al campo de juego mostraba la técnica que hoy en día la tiene como estelarista en el Deportivo Cuenca.
A sus 16 años el fútbol le brinda una de las alegrías que jamás olvidará, el sábado 28 de septiembre de 2019 puede coronarse campeona de la Superliga femenina.
No cobra un sueldo por jugar en el equipo, a diferencia de otras jugadoras con más experiencia. Sale del colegio y va en transporte público a los entrenamientos. Juega por amor al fútbol. Su sueño es fichar por un club de España.
¿Cómo le cambió la vida defender los colores del Deportivo Cuenca?
Mucho. Hace un año, cuando salí de UPS Carneras, no sabía siquiera si iba a jugar la Superliga femenina. Recuerdo que existía un rumor de que los equipos amateurs no iban a jugar el torneo. Fue entonces que me enrolé en el Deportivo Cuenca y acá estoy contenta y orgullosa de representar a mi ciudad.
¿Qué significa ser la única cuencana en el equipo titular?
Muchísimo, porque la gente me dice que soy la única cuencana y represento a mi ciudad. En mi colegio -Unidad Educativa Kennedy- los profesores me dicen que se sienten orgullosos de mí.
¿Cómo fue su debut en la Superliga?
En un partido con Mushuc Runa, en el minuto 57, la “profe” Wendy Villón me dijo que ese era mi partido y salí a jugar. Creo que lo hice de la mejor manera y desde allí no he parado. Sumo 16 partidos como titular en este torneo.
¿Qué ha aprendido de las jugadoras más experimentadas?
Muchas cosas, pero sobre todo he aprendido a valorar a las personas, el sacrificio que hacen mis padres por darme las facilidades de jugar, y eso me ha servido para dar valor a lo que hago. El fútbol me ha enseñado a respetar a las personas. Me inicié en la sub-12 de varones del Deportivo Cuenca y eso me sirvió de mucho. Me pateaban, pero a mí no me importaba. (I)