El cambio climático y la deforestación en la Amazonía pueden exponer a 12 millones de brasileños a un calor extremo en 2100

El ritmo acelerado de la deforestación y el cambio climático en la Amazonía puede provocar que 12 millones de personas de la región norte de Brasil estén expuestas para 2100 a un calor extremo, con sensación térmicas superiores a los 40° a la sombra.

Es la conclusión de un estudio realizado por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y la Universidad de Sao Paulo, y publicado este viernes por la revista científica Nature.

«La deforestación a gran escala de la selva amazónica combinada con los cambios climáticos aumentará el riesgo de exposición al calor extremo», destaca el estudio, que prevé una subida de las temperaturas actuales de entre 7,5° y 11,5° para 2100 en el norte brasileño.

«Problemas de salud»

Los especialistas alertan de que este escenario se podría revertir, pero también existe la posibilidad de que el comportamiento humano no cambie y ocasione graves problemas de salud para la población local, ya que la exposición sostenida al estrés térmico puede provocar en los casos más graves «colapso de las funciones vitales, lo que lleva a la muerte».

Beatriz Oliveira, investigadora de Fiocruz, asegura que, de no mantener el ecosistema de la Amazonía, puede producirse un aumento de las temperaturas a niveles a los que «el cuerpo podría no adaptarse». «Si eso ocurriese, las consecuencias serían todavía más dramáticas de lo que preven los Acuerdos de París», aseveró.

Asimismo, añade que el impacto del aumento de calor afectará especialmente a las poblaciones vulnerables. «Estos factores vinculan el proceso de deforestación con el aumento de la desigualdad y la vulnerabilidad, que actúan de manera sinérgica con los efectos del clima», señala.

«El punto de no retorno podría ocurrir entre 20 y 30 años, si el calentamiento global continúa al ritmo actual, con estas tasas de deforestación y degradación forestal», explicó el especialista Carlos Nobre.

La mayor selva tropical del planeta perdió 8.712 kilómetros cuadrados, un 5 % menos que los 9.126 kilómetros cuadrados del período previo, entre agosto de 2019 y julio de 2020, un récord desde que INPE empezó a publicar estos datos en 2015.