El bitcóin podría entrar en «una espiral de la muerte»: ¿Hay algo bueno en ello?
En las últimas semanas, el mercado de criptomonedas está experimentando una fuerte contracción. Si el 5 de abril el portal Coinmarketcap estimó la capitalización de todas las divisas digitales en 2,13 billones de dólares, ahora su valor es un 40 % menor, de 1,28 billones.
La más importante de ellas, el bitcóin, también sufre grandes pérdidas. El 11 de mayo cayó hasta los 29.100 dólares por primera vez desde junio del año pasado. Aunque después ha ido recuperando su valor, y ahora se vende por unos 29.900 dólares, todavía está a niveles del julio de 2021.
Mientras la situación provoca preocupaciones entre los inversores y hay predicciones que apuntan a una prolongada caída del mercado de criptomonedas, algunos expertos opinan que se trata de un proceso objetivo e incluso necesario.
Entre ellos está el fundador del servicio de intercambio de activos digitales FTX, Sam Bankman-Fried. Este lunes, en una entrevista con The Financial Times, subrayó la ineficiencia y alto costo ambiental del bitcóin, que, según el empresario, no le permitirán ampliarse y pasar a funcionar como gran red de pagos en el futuro.
«La red del bitcóin no es una red de pagos y no es una red escalable», afirmó el multimillonario, abogando por la creación de una red basada en otra estructura menos dañosa el ambiente.
«Las cosas con las que estás haciendo millones de transacciones por segundo tienen que ser extremadamente eficientes y livianas, y tener un costo de energía más bajo. Las redes de prueba de participación lo son», dijo Bankman-Fried.
380.000 cohetes espaciales cada año
En una publicación en The Conversation, Peter Howson, de la Universidad de Northumbria, coincide con Bankman-Fried. En particular, el experto enfatiza el daño climático de la minería de activos digitales basados en el sistema de prueba de trabajo, como el bitcóin.
«Las criptodivisas más contaminantes […] utilizan juntos 300 teravatios-hora de electricidad, principalmente de combustibles fósiles, cada año. El bitcóin tiene una huella de carbono anual de alrededor de 114 millones de toneladas. Eso es más o menos comparable a 380.000 lanzamientos de cohetes espaciales, o la huella de carbono anual de la República Checa», señala Bankman-Fried.
No obstante, el daño ambiental de las criptomonedas puede reducirse sin acabar necesariamente con este tipo de activos, sugiere en un artículo de opinión el economista del New York Times, Peter Coy. Resalta que la divisa digital número 2, el ethereum, planea pasar del sistema de prueba de trabajo a otro algoritmo, el de prueba de participación, que supone una reducción del uso de energía en más del 99 %.
«La diferencia de energía consumida por transacción entre los dos sistemas es como la diferencia de altura entre el edificio más alto del mundo y un solo tornillo. […] Una vez que el ethereum haga el cambio, el bitcóin será la única de las criptomonedas más valoradas que utilice la prueba de trabajo», prevé Coy.
¿Entra el bitcóin en una espiral de la muerte?
Paradójicamente, la reciente caída del bitcóin y otras monedas digitales casi no han afectado su minería, que está «muy cerca de su máximo histórico», indica Bankman-Fried. Sin embargo, espera que, «si el mercado se estanca durante el tiempo suficiente», se podrá esperar un «efecto dominó» entre las principales empresas mineras.
«Es probable que los mineros con los costos más altos vendan sus tenencias de bitcoines a medida que cae la rentabilidad, creando aún más presión de venta en el mercado. […] Un efecto dominó con el cierre de las principales empresas mineras, una tras otra, podría hacer que los precios de las criptomonedas y las emisiones de carbono de la red caigan rápidamente a cero. Este evento se llama espiral de la muerte de bitcóin», sugiere Bankman-Fried.
A esto se añade la posibilidad del derrumbe de grandes inversores especializados en el bitcóin, así como riesgos políticos como la prohibición o boicot a la moneda. «Los gobiernos de todo el mundo quieren parecer interesados en las criptomonedas como herramientas para el crecimiento económico. Pero el colapso muestra que el bitcóin es inútil como medio de intercambio principal y como una reserva de valor confiable, lo que genera más dolor que ganancias para la mayoría de los usuarios», resalta el experto.
En una nota editorial del pasado domingo, Bloomberg reconoce las deficiencias de la moneda digital más grande, calificándola como «un vehículo especulativo inusualmente puro». No obstante, advierte que, cualesquiera que sean sus defectos, su abrupto derrumbe conllevaría problemas más allá del mercado de criptomonedas.
«Los peligros van mucho más allá del riesgo de que los inversores poco sofisticados pierdan la camisa. Cuanto más crece la criptografía, cuanto más se insinúa en el sistema financiero y atrae a inversores apalancados, mayores son las posibilidades de que la próxima derrota desencadene un contagio más amplio. Incluso después de las caídas de la semana pasada, la cantidad total desplegada en criptomonedas y finanzas descentralizadas aún supera el billón de dólares, más que suficiente para causar problemas», señala Bloomberg.