El Departamento de Defensa de EE.UU. está revisando 1.300 propuestas de 800 compañías armamentísticas, que quieren vender sus productos de última generación, para que presenten capacidades comerciales y armas innovadoras que puedan ser producidas para ser enviadas a Ucrania. Esta decisión ocurre luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara que proporcionará a Kiev otra ayuda adicional en materia de seguridad por valor de 800 millones de dólares.

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El Pentágono prestará mayor atención a propuestas enfocadas a aspectos clave como sistemas de defensa antiaérea, antipersonal y antitanque, así como en aquellos especializados en protección costera y drones. Desde el Departamento de Defensa esperan que este arsenal pueda ser enviado en un periodo de 30 días a 6 meses.

La búsqueda apresurada de nuevos contratos de producción por parte de EE.UU. refleja la urgencia con la que ve la situación en Ucrania, pero también es muestra de los grandes intereses económicos y políticos de la industria armamentística y de la clase política. En opinión del periodista Nelson del Castillo, esas élites prefieren un escenario de guerra prolongada y continuarán «impulsando» el conflicto para «alimentar sus cuentas bancarias, mientras la humanidad está sometida a una inestabilidad inconcebible».